¿Qué es el machismo?
La certeza de un hombre de que por haber nacido hombre es superior a la mitad femenina de la tribu humana.
Sobre esa certeza, la realidad nos regaló estas últimas dos semanas una linda fábula.
Sucedió que un billonario evasor de impuestos leyó el ciento de artículos que durante varios días se habían publicado y versaban sobre su evasión monumental de impuestos.
74 mil mdp.
Y eligió entre tantos textos dos para disciplinar a sus escritorAs. Sí, solo eligió disciplinar a dos mujeres, seguro de los resultados, porque Salinas (el nombre del billonario evasor) es un misógino de largo historial.
Y sí, luego de llamarlas en X perras, marranas, brujas, de aludir a su presencia física, de difamar su vida personal, y nunca refutarles un solo punto de sus textos (otra vez: nunca refutarles ni un punto de sus textos), recibió lo esperado.
La ovación jocosa de la macho-esfera digital (Bravo tío Richi, Mátalas, Cógetelas más).
Y el silencio indiferente de los otros varones, ocupados en debatir sus altos asuntos políticos.
Un ritual con el que el billonario ha contado ya una década. Golpea simbólicamente a mujeres, los machitos le aplauden la hazaña, la sociedad mira hacia otro lado.
Solo que en esta ocasión algunos y algunas, dispersos, protestaron.
Y solo que en esta ocasión la presidentA del país no calló.
En su conferencia mañanera, Claudia tomó la anécdota como una oportunidad pedagógica. Como por cierto ya ha hecho con otros episodios misóginos antes.
—Como la primera mujer Presidenta me corresponde defender a las mujeres —dijo. Y más adelante: —No solo yo, todos y todas debemos alzar la voz contra la misoginia.
Salinas se descoció.
No solo tendrá que pagar al Estado en septiembre 74 mil mdp, también el Estado le estaba castigando su placer consuetudinario de violentar a mujeres, uno de sus privilegios por haber nacido hombre en un patriarcado.
¿Qué es lo que no ve el billonario?
Que ese México patriarcal ya se fue, para siempre. Que ese México solo vive en su voluntad y en la minúscula macho-esfera.
El México de hoy ya goza de una esfera política paritaria. El gabinete es paritario. El Congreso es paritario. El Poder Judicial lo será a partir de septiembre.
Y la paridad se ha corrido a otras esferas. Las mesas de debate en la TV son paritarias. En cada élite los consejos son paritarios.
Subsisten apenas algunos castillos de la pureza patriarcal. El Colegio Nacional. Las direcciones de las cien empresas más grandes del país. No más.
No solo lo público ya es casi paritario, la mayoría votamos porque terminara de serlo y la igualdad se corriera a lo doméstico, cuando votamos por una presidentA.
No: no es un accidente que Claudia Sheinbaum sea mujer. Es una de las razones principales de su gran popularidad.
Salinas, contaba antes, se descosió.
Sacó a SUS mujeres (con ese adjetivo posesivo se autonombraron su esposa y sus hijas) a tratar de cambiar la narrativa. Su argumento: en SU casa y con SUS mujeres el patriarca es bien lindo, y si no lo criticas no te golpea.
Y cuando solo la macho-esfera de siempre lo ovacionó, entonces Salinas terminó de descoserse.
O de cocerse en la tinta de su incomprensión del México de hoy.
Le escribió directamente a la presidentA (a la que llamó presidentE) exigiéndole que se callara (“no se distrajera”) y se ocupara de asuntos de verdad “importantes”, que él mismo le dictó a continuación.
Hilarante.
Lo que no logra ver Salinas es esto. Que su evasión de impuestos y su misoginia son ya anomalías en el México igualitario. Anomalías que lo orillan a lo bufonesco y lo delictuoso.
Sí, delictuoso: según la recientemente aprobada Ley Olimpia, el hostigamiento reiterado en redes es un delito.
No una libertad. Un delito.
Como el NO pagar impuestos lo es. No una libertad individual, un delito.