…Irá a votar porque quiere mejores jueces.
Así de simple.
Irá a las urnas porque considera a los jueces del pasado como a sus enemigos.
Así de simple.
La última vez que usted oyó a un mexicano decir: Voy ante un juez y no me preocupa, porque hará justicia, fue…
… nunca.
Vivimos en un país donde los jueces han sido y son temibles, y la gente no necesita acudir a estudios para saberlo. Lo sabe porque a un hermano le fue pésimo ante un juez, o a un vecino, y porque lo escucha desde siempre en la radio o la TV: el sistema de justicia mexicano es temible.
Dos de cada tres mexicanos piensan que solo hay algo más injusto y corrupto que un juez mexicano. Un policía. El dato lo arrojó la encuesta sobre el prestigio de las instituciones del INEGI de hace diez años. Es decir, de mucho antes de que López Obrador se liara en pleito con el Poder Judicial.
Lo que ahora sucede es que el gobierno le ofrece a ese ciudadano la oportunidad de que eso cambie.
La Oposición y los analistas de los medios comerciales no terminan de entender algo tan simple. Tal vez porque no quieren entenderlo o tal vez porque sinceramente para ellos en el esquema de la política no existe el polis: la gente: la ciudadanía: el pueblo.
Dicen que está elección será demasiado complicada. Demasiados candidatos para demasiados puestos. Y es cierto, lo es. Ese es su peor error: ser una elección gigantesca.
Ya en la hipérbole que se les da tan fácil a los opositores, encerrados como están hablando consigo mismos, la llaman una farsa y llaman a no ir a votar o a poner en las boletas con grandes letras ESTA ES UNA FARSA.
Uy, qué miedo.
Loret de Mola ya se adelantó a todas las hipérboles posibles y declaró que 1 de junio inicia la Dictadura.
La décima vez que inicia la Dictadura según la Derecha.
No. Esta es una democracia con los borlotes y las imperfecciones de las democracias, y con una Oposición sentada en un rincón platicando consigo misma con los brazos cruzados y las caras de puchero, como niños ricos que quieren que alguien les traiga las cosas bien hechecitas, para que puedan volverlas a rechazar.
La gente irá a votar por una propuesta simplísima: sacar a los jueces de ayer y que otros ocupen su lugar. No hay más, no hay menos.
Eso romperá las densas redes de corrupción del Poder Judicial y dará la oportunidad a una nueva generación de jueces para que se imparta mejor justicia.
¿Lo lograrán? ¿Se lo propondrán? ¿Serán la generación heroica que ponga por delante el bien común al bien personal? ¿Serán ellos mismos quienes propongan la reforma de las fiscalías y luego las policías, para de verdad lograr un sistema de justicia más limpio?
Ya lo veremos.
Por supuesto irán menos electores a las urnas que en una elección presidencial, pero irán millones. Algunos pocos habrán hecho la tarea de revisar los perfiles de cada candidato. Los ciudadanos más aplicados. Pero la mayoría sabrá por quién votar para la Suprema Corte. El único rubro bien publicitado por los medios. Y para tachar las otras boletas consultarán los acordeones de sus analistas de Izquierda predilectos –o votarán en esas boletas al azar.
—-Solo voy a fijarme bien cuántos taches debe ir en cada una de esas boletas —se ríe un ruletero al decírmelo. —Y chas, chas, al azar voy a llenarlas.
Porque lo dicho: esta votación se trata sobre todo de dar un SÍ a los nuevos jueces.
Ojalá más cosas se pongan a votación en México y más seguido. Lo que tenemos hoy es una media-democracia, donde lo más fallido es el sistema electoral. En un mundo con internet y teléfonos celulares, lo único que explica las urnas y las boletas y los conteos a mano, es la indolencia y falta de agilidad del INE.
Deberíamos votar también por si habrá cambio de horario en verano, por la nueva ruta del cablebus, por el desafuero de Cuauhtémoc Blanco, por la Ley anti-nepotismo: por tantas otras cosas que a los ciudadanos no solo nos incumben, sino donde nuestra voz debiera ser el fiel de la balanza.
Vamos a ello. Más democracia y más seguido. Pisemos ya el siglo 21. Y hoy salgamos a votar.
Sabina Berman