Al concluir su mandato como gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco fue acusado de dos cosas.
Un intento de violación. Esa es la suave. La dura. Haber desaparecido del presupuesto del gobierno de Morelos la friolera de 4 mil millones de pesos.
No importa, el Cuau se preparó para contender por la candidatura a gobernar la CdMx.
Levantó su encuesta y mostró que podía ganar la capital. Pero la encuesta era hechiza.
—¿Y? –dicen que preguntó el Cuau. –¿No se trata de esto la política?
Fue cuando Claudia Sheinbaum, entonces candidata de Morena a la presidencia, ordenó:
–Basta –y les mandó el muñeco de regreso a los directores de Morena.
Morena hizo entonces una decisión salomónica. Envió entonces al Cuau al Congreso, donde quedó protegido con el fuero de las dos acusaciones.
Lo de salomónica fue un error de dedo, perdón. Más bien fue una decisión priista, devenida de la consigna de que no traicionas a tus cuates aunque sean unos truhanes, porque mañana te tendrán que proteger ellos.
Pero resulta que la mujer que acusó al Cuau del intento de violación es una persona rara que cree en la Justicia y ahora lo acusó formalmente ante jueces. Así que los cuates del Cuau en el Congreso tuvieron que darse a la tarea de “estudiar el caso”.
Qué sorpresa: encontraron que no, la Justicia no existe en México y menos en el Congreso.
Perdón, otro error de dedo todo el anterior renglón. Encontraron que no es procedente el desafuero: el diputado Cuau se queda en el Congreso, que es la casa se seguridad del cártel de los morenistas.
Ay, de nuevo perdón. Otro largo error de dedo. No: encontraron que lo seguirán protegiendo con el fuero.
¿Para qué protegerlo?, se preguntará el lector, la lectora. ¿Quién gana al proteger al Cuau?
Este es un misterio denso y profundo. Nadie encuentra la respuesta.
Y es que al Cuau nadie lo estima.
Es una de las figuras más detestadas por los electores de la Izquierda. Les avergüenza.
Carece de una base que lo apoye. En el último mitin en que apareció en Cuernavaca, Morelos, los mismos militantes de Morena lo abuchearon para tapar el discurso que leyó durante 5 absurdos minutos. Él leyendo, el auditorio coreando: corrupto, corrupto.
La prensa de Izquierda lo señala como una piedrita en el proyecto de la 4T y la prensa de Derecha lo presume como un trofeo: a su entender, es la prueba viva de que Morena es igual de corrupta que el PRIAN.
No le aunque. Cuau se queda con fuero en el Congreso quién sabe por qué.
O no.
Podría ser que no.
Y es que este podría ser un episodio más de la lucha entre los dos bandos que se disputan el alma de Morena.
En una esquina los Corruptos y en la otra los Pulcros.
Los Corruptos: los viejos ex priistas que entienden la política como una actividad fuera de la ley, donde todo trueque y complicidad es posible, y está en su interés que se generalice la seguridad que así como ha sido seguirá siendo en México hasta la eternidad. O en otras palabras, se trata de la antigua consigna priista: hoy te protejo para que cuando yo caiga me protejas tú.
Los Pulcros: los fundadores y los cuadros jóvenes del partido, que no ven para qué pagar con su prestigio aún inmaculado por los pecados de viejos tracaleros.
Y la verdad es que no tienen para qué.
Así que una fracción creciente de legisladoras de Morena, liderada por la muy joven diputada Teresa Ealy, está organizándose para echar atrás la decisión de los Corruptos de proteger a un presunto violador.
—Debe dar la cara a la Justicia –declaró Teresa a la prensa. –Que la Justicia decida si es inocente o no. Por lo pronto le debemos retirar el fuero.
No solo les asiste la razón moral a la muy joven Teresa y a las otras legisladoras que se le han unido, también les da la razón la conveniencia política. Sería bueno que los Corruptos ya digan adiós y le den a la Izquierda la oportunidad de ser mejor de lo que vaticinan sus adversarios.
Aún si algo es seguro. No se irán por su propio pie. Los cuadros jóvenes tendrán que extirparlos.