Hace ya una década, en 2011, entrevisté a Carlos Salinas de Gortari, sobre el libro que recién publicaba. ¿Qué hacer? Una reflexión crítica sobre el neoliberalismo y qué hacer para enmendar sus yerros.
Le pregunté por qué había dedicado el libro A las mujeres…
Me respondió sonriente que porque las mujeres son el corazón del país.
–Ay, qué bien –le respondí. –¿Y por qué no le dedica ni un solo capítulo de su libro a las mujeres? –le pregunté.
Me miró con perplejidad.
Por el mismo tiempo, también en el año 2011, entrevisté a Jorge Castañeda y a Héctor Aguilar Camín sobre su libro recién publicado. Un futuro para México. Un proyecto de gobierno para el país.
–¿Por qué no hay un solo capítulo sobre las mujeres? –les pregunté.
Me respondieron como Salinas: con un silencio perplejo.
Y luego cambiaron de tema.
Así ha sido en México, y en la mayoría de los países del mundo: las mujeres han estado excluidas de todo proyecto. Es decir, en esa porción en que hacen cosas de mujeres.
Parir, amamantar, lavar, cocinar, coser, educar, cuidar a los niños y a los ancianos.
Esas cosas que sí, en efecto, son el corazón de la tribu humana. Esas cosas que, de no hacerlas las mujeres durante una semana, provocarían la muerte de la tribu.
Eso, el corazón de la tribu, no ha estado en los proyectos de Estado, desde que el Estado existe. Vaya, no ha estado siquiera contabilizado en la Economía.
Ese trabajo que se hace “por amor” y que no se nombra y no se paga. Ese trabajo esclavo.
Ese eslabón entre la vida y la Naturaleza que a diario las mujeres reconstruyen –y que los sesudos filósofos de la tribu humana no ven –y quieren encontrar en alguna lejana metafísica irreal.
Ese corazón negado, convenientemente, por el patriarcado.
Pues bien, por primera vez en la historia de México, ese corazón aparece en un proyecto de Nación. En el de Claudia Sheinbaum. No es casual: ella misma es una mujer, una madre y una abuela, y ha hecho ese trabajo durante un tercio de las horas diurnas de su vida adulta.
Una queja: aparece como el punto 11 de un proyecto de 18 puntos y bajo un nombre que es solo comprensible para las feministas muy doctas.
Sistema de Cuidados.
No debería. Debería tener un párrafo explicativo y aparecer entre los primeros 5 rubros de su proyecto. Electoralmente es muy atractivo, y programáticamente, si de verdad se cumple, será de lo que más beneficie al total de las familias del país.
Pero lo principal es que ahí está, entre los puntos rectores de un proyecto de Estado.
Y bien, ¿qué es ese Sistema de Cuidados y a cuánt@s beneficiaría?
Sabemos que sería una intervención del Estado para facilitar la carga del trabajo doméstico y mejorar su calidad.
Y sabemos que hay más de 50 millones de mexicanos cuya calidad de vida –y su mera sobrevivencia–están atados a estos cuidados: los niños y las personas de la tercera edad.
¿Cómo se construiría un Sistema Nacional de Cuidados?
Violeta Vázquez Rojas, del equipo de Claudia Sheinbaum, publicó este lunes en su imprescindible columna semanal de Sin Embargo, que se trata de un proyecto ahora mismo en construcción y a cargo de un grupo de especialistas en el asunto.
Por otra parte, se conoce su inspiración: el Sistema de Cuidados construido por Clara Brugada en la alcaldía Iztapalapa, y que consiste en poner a disposición de las mujeres lavadoras y comedores gratuitos o casi; centros deportivos y culturales donde los niños pasan sus tardes; asesoría sicológica y médica; spas para el descanso de las mujeres; y pagos con dinero contante y sonante a los cuidadores de ancianos y enfermos, aún si son familiares de aquellos a quienes cuidan.
El salto de calidad de vida en que se traduciría un Sistema de Cuidados de verdad nacional y de verdad operativo, me quita el sueño.
Así que pido disculpas al lector, a la lectora. No quiero que lo suban a los primeros 5 puntos del proyecto de país de la Izquierda. Me lo colocan por favor en la prioridad número 1.
Pienso que todas las mujeres deberíamos exigirlo, para comprometer a Claudia a darle la prioridad que merece.