El verticalismo, como método de toma de decisiones colectivas, siempre conlleva riesgos de ruptura y desperdicio de ideas y energía comunitaria. Cuando las decisiones recaen en una sola persona sostenida por un culto a la personalidad, estas tienden a ser caprichosas y fallidas.

Por esta realidad, en décadas recientes buena parte de la humanidad decidió alejarse del verticalismo unipersonal como vía para tomar decisiones y guiar naciones. Hoy las comunidades buscan avanzar hacia esquemas colaborativos y horizontales, donde todos pueden contribuir y ser escuchados. Esto se aplica en el ámbito de la inteligencia artificial con ChatGPT, en empresas como Uber y Airbnb, o plataformas como GoFundMe y Change.org, donde la idea central es el crowdsourcing: una colaboración masiva para alcanzar soluciones que, por su naturaleza plural, representen mejor los hábitos e intereses del mosaico social.

Ese espíritu disruptivo de co-creación y liderazgo colectivo ha sido la guía del Frente Amplio por México (FAM) desde su primer día, convirtiéndolo en una plataforma nacional de democracia colaborativa.

Este crowdsourcing democrático es lo que ha permitido que el FAM haya capturado la imaginación del país y ahora cuente con una abanderada que, entre una lista de mujeres y hombres muy capaces, posee un talento especial para comunicar y trabajar en los términos y tonos que nuestra era demanda. Gracias a la co-creación como método de toma de decisiones, hoy “hay tiro”. Y es que Xóchitl Gálvez es la primera persona en la historia de México que puede decir que su nominación para tareas políticas nacionales es producto del crowdsourcing democrático, y eso le da un enorme potencial.

El FAM ofrece al país un método de toma de decisiones colectivas; un enfoque que ha permitido avances económicos, tecnológicos y sociales nunca antes vistos en la historia. Sin la colectividad económica detonada por la interconexión comercial, no se entiende la gigantesca disminución de la pobreza extrema global —75.6% a 10.0%— entre 1820 y 2019 (Roser, 2021). Sin la colectividad de la ciencia y su permanente intercambio de información entre universidades, hospitales y gobiernos, no se podría haber desarrollado una vacuna para la Covid-19 en menos de un año y salvar millones de vidas. Sin la presión colectiva de las mujeres en distintos países y momentos, sus derechos políticos y económicos tendrían años o décadas de atraso. La colectividad ha cambiado el mundo, y ahora va a cambiar a México.

La ciencia, la convivencia y la economía son más potentes cuando se sustentan en la cocreación, y por eso, el Frente va por una democracia colaborativa como el siguiente capítulo de la historia nacional. Ahí está nuestra potencia.

Postdata

En la democracia colaborativa que estamos construyendo como el nuevo gran propósito político en México, no puedo pasar por alto el papel clave que desempeñó el PRI en la toma de decisiones ágiles y unificadoras que reflejaron el ánimo de su militancia y de la ciudadanía.

El PRI, un partido históricamente sólido gracias a sus cuadros y estructuras territoriales, se comprometió plenamente con un proyecto de innovación radical en las formas de hacer política.

Pensamiento estratégico, inteligencia y generosidad son esenciales en la sociedad de la cocreación, y el PRI ha demostrado tener estas cualidades en abundancia. Como priista, me siento orgulloso de la capacidad del partido y de su líder para comprender y contribuir de manera propositiva a los nuevos tiempos.

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