Durante los últimos años la Banca Comercial tuvo resultados históricos ocasionados, en parte, por un entorno macroeconómico muy particular, con una combinación de tasa de interés históricamente elevadas, lo que permitió el aumento en los ingresos por intereses y un crecimiento económico superior al promedio histórico, en el cual la cartera de crédito creció por arriba de la actividad económica y, de forma general, con indicadores de morosidad en niveles adecuados.
Sin embargo, el panorama para los siguientes periodos ha cambiado y esperaría que se vea influido por tres elementos principales: 1) el entorno económico no es el mismo de los años previos, estará sujeto a volatilidad por conflictos geopolítico y, particularmente, por la política comercial de Estados Unidos y los resultados de la renegociación del T-MEC, 2) la digitalización de los servicios financieros y la incorporación nuevos jugadores en el sector de banca múltiple y 3), el impacto de las políticas públicas, en particular la del Plan México, la intención de incremento de acceso al financiamiento a Pymes y la reconfiguración del Poder Judicial.
Con respecto a la coyuntura económica, las expectativas de que la actividad económica en México pudiera incluso enfrentar una recesión económica son latentes, lo cual se explica, en parte, por el impacto que las políticas comerciales y la renegociación del T-MEC podría tener sobre las cadenas de suministro, y en general, en el sector exportador, el menor dinamismo en la economía de Estados Unidos y una tendencia de debilidad en el sector de servicios. Con esto, la banca múltiple enfrentaría los siguientes riesgos: 1) la dinámica de la cartera empresarial ante incertidumbre comercial y el impacto en las cadenas de valor, 2) afectaciones en la calidad de los acreditados dado posibles cambios en dinámicas de pago y planes de inversión 3) impacto en el consumo y, por ende, la calidad de la cartera de crédito, sobre todo la de créditos personales. Asimismo, la expectativa de la tasa de referencia objetivo puede colocarse en un nivel entre 7.50% y 8.0% al cierre de 2025, lo que se compara de manera negativa con el nivel de 10.0% durante todo 2024. Esto reduciría los ingresos por intereses de los bancos y de igual forma, las tasas ofrecidas a los ahorradores se verán impactadas.
En segundo lugar, se encuentra el proceso de digitalización de los servicios financieros que en los últimos años ha permitido la oferta de diversos servicios mediante aplicativos móviles. Esto aplica tanto para instituciones bancarias, como para otro tipo de entidades como SOFIPOS o aquellas surgidas a raíz de plataformas digitales. En este sentido, la digitalización de servicios financieros brinda la oportunidad de otorgar productos de crédito y ahorro a personas físicas y empresas, sobre todo Pymes. En particular, con base en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, más de 60.0% de la población inferior a 44 años cuenta con un producto financiero y, de estos, más de 80.0% realiza consultas vía aplicaciones móviles. La digitalización de los servicios financieros es una realidad para los segmentos más jóvenes de la población y su utilización va al alza.
Por otra parte, además que los bancos cuentan canal de oferta de servicios financieros más directo con los clientes (lo cual también reduce costos), la digitalización y el uso de herramientas tecnológicas como Big Data facilita la prospección de clientes, conocimiento de patrones de ingresos y la toma de decisiones para ofrecer servicios mucho más personalizados y orientados al negocio. Aunado a esto, la composición del sistema bancario en México puede cambiar en los próximos meses, con la aprobación de la licencia bancaria de Nu Bank, mientras que varias instituciones se encuentran en proceso de autorización. El sistema bancario en México ha estado históricamente concentrado, ya que los bancos de importancia sistémica han representado aproximadamente 80.0% de la cartera total de forma consistente en los últimos años. La incorporación de nuevos jugadores en el sistema y, en general, la mayor accesibilidad de servicios financieros vía la digitalización podría comenzar a revertir dicha tendencia.
Por último, los objetivos de gobierno y la coyuntura política actual tendrán un impacto en el desempeño y configuración de la banca en los siguientes periodos. El Gobierno Federal, a través del Plan México, ha establecido el objetivo de incrementar la inversión como porcentaje del PIB a 28% en 2030 y aumentar el contenido nacional en cadenas de valor estratégicas. En particular, una de las acciones para detonar estos objetivos sería el incremento en el financiamiento a Pymes, de las cuales, de acuerdo con cifras referidas por la SHCP, únicamente 4.4% tiene acceso al financiamiento. Al respecto, en la Convención Bancaria celebrada en Nuevo Vallarta, se firmó un acuerdo para incrementar al menos en 3.5% anual el financiamiento a Pymes, lo cual parece un meta asequible, pero con limitado impacto considerando el déficit de financiamiento al sector. Por su parte, en el contexto de la Convención Bancaria integrantes del sector fueron muy claros sobre el elemento fundamental para que se cumplan con los objetivos de inclusión financiera y mayor acceso al crédito, certidumbre jurídica.
En conclusión, si bien la banca múltiple en México presenta niveles de rentabilidad y solvencia históricamente elevados, existen diversos factores en el corto plazo, los cuales, si bien no comprometen la fortaleza financiera y solvencia del sector, podrían tener un impacto en la inclusión y expansión de los servicios bancarios, así como la configuración de sus participantes, sobre todo en los más concentrados a ciertos sectores.
Roberto Soto
Director ejecutivo senior de Instituciones Financieras & ABS de HR Ratings
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