Federico Anaya, un candidato que quedó en sexto lugar, comentó en entrevista con Julio Astillero (quizá la mejor entrevista de todo el proceso por la franqueza y la soltura de Federico y la precisión de Julio) que hubo múltiples acordeones, un acordeón de arriba hacia abajo y muchos acordeones de abajo hacia arriba. Eso sí sucedió, hubo grupos organizados de la sociedad civil que armaron su acordeón y lo distribuyeron entre sus bases, amigos y conocidos. Sé que sucedió porque lo ví y lo viví. Pero de acuerdo con nuestros datos y con la evidencia estadística, hubo 3 grandes “acordeones” nacionales y múltiples versiones locales. En algunos estados como Oaxaca hasta 6 acordeones distintos.
¿Cómo hicimos para detectar los acordeones? Hicimos una tabla cruzada de correlaciones y observamos cómo hubo tres grupos de candidatas y candidatos que tuvieron un mismo patrón de votación. La verdad es que sabíamos lo que estábamos buscando: queríamos saber qué tan parecido fue el comportamiento territorial (el voto) que recibió Hugo, con el de Lenia, con el de Bátiz, con el de Maya… por eso corrimos las 6,786 correlaciones nacionales y 217,152 estatales, porque sabíamos que en ese grupo de 16 ganadoras y ganadores la correlación sería mayor pero también queríamos saber qué tanto ese acordeón se iba degradando conforme bajaba al territorio. En el camino nos encontramos una sorpresa: hubo un segundo acordeón y un aparente tercer acordeón. El acordeón de los suplentes y el acordeón del algoritmo.
Federico Anaya, Isaac de la Paz, César Gutiérrez Priego, Fabiana Estrada, Natalia Téllez y Miguel Ángel de los Santos tuvieron un mismo patrón. Como lo tuvieron Lenia, Hugo, Yazmin Esquivel, Loretta y las otras 12 candidaturas del acordeón principal. Este dato nos cuenta una historia.
La mayor prevalencia de este segundo acordeón la encontramos en estados como Aguascalientes, CDMX, Guanajuato, Morelos, Oaxaca, Puebla, Yucatán, Veracruz, Tabasco y Campeche. ¿Quién operó estos estados, quién definió esta lista, a qué grupos representa cada una de esas personas? Según la ley, ante la ausencia permanente de algún ministro, su lugar será ocupado por el primer perdedor o perdedora del género que pudiera faltar. Es decir estas 6 personas candidatas. Sólo quienes operaron esto conocen en su conciencia lo que sucedió.
El tercer acordeón es al que llamamos el acordeón del algoritmo. Y más que un acordeón es una muestra más de que el sistema electoral desde su diseño no fue el mejor. Es el de las A’s, las B’s y las C,s. En el mundo de las ciencias electorales hay un fenómeno que se llama sesgo de posición. Hay suficiente evidencia en el mundo para demostrar que el lugar en la boleta importa. Si estás en el 01, es más probable que voten por ti que si estás en cualquier otra posición. Sobre todo los que votaron (que hubo muchos) al “chin chan pú”. Y hay una ley, esta es de mi ronco pecho, entre mayor es el número de opciones, más afecta el sesgo de posición porque la gente decide más con el método del chilímetro. Aguirre, Bonilla, Castañeda, y unos tantos más, fueron afectados positivamente por el sesgo de posición. Todos los apellidos del acordeón del algoritmo comienzan con las primeras siete letras del abecedario, casi todos los candidatos ocupan las primeras posiciones en las boletas de arriba hacia abajo y quienes tienen apellidos con letras finales casi nunca formaron parte de este acordeón.
Bajo esta lógica, la número 3 (Batres), el número 34 (Aguilar) y el número 36 (Anaya) deberían haber estado también en este algoritmo. ¿Por qué no están el 34 (Hugo Aguilar) y el 36 (Federico Anaya) y la 3 (Lenia Batres)? Porque ellos también se encuentran en otros acordeones y el peso de los oficiales fue por mucho superior al acordeón del algoritmo.
Si interpretamos el significado de cada uno de los acordeones podemos tener un indicador de qué tanto influyó la movilización oficial y qué tanto el voto espontáneo. La diferencia entre estos dos datos (el acordeón principal y el chin-chan-pu ciudadano) nos dice algo.
Quiero señalar algo importante: Con este análisis no quiero demeritar ninguna campaña, particularmente la de Olivia a la cual seguí porque me parecieron buenos sus contenidos, y que tuvieron un excelente resultado que se demuestra por su sobre desempeño frente a otras 01 de otras listas y por su desempeño con respecto del promedio de su clúster.
Tenemos un comparativo, estado por estado de cómo fueron diluyéndose los acordeones. Cada estado cuenta una historia distinta.
Por ejemplo en Oaxaca, que nos enteramos durante la campaña por una fuente muy cercana al gobernador Salomón Jara que había dado la instrucción de bajar a Sara Irene y subir a Arely Reyes Terán. Incluso tuvimos acceso a la imagen del acordeón que bajaron en Oaxaca. Gracias al análisis de correlaciones cruzadas que hicimos con el resultado electoral, encontramos que sí, que efectivamente en Oaxaca donde votaban Hugo Aguilar, Lenia Batres, De Gyves, etcétera, en lugar de votar por Sara Irene como en el resto del país, apareció el voto por Reyes Terán. En Ciudad de México pasó algo parecido, Estela Ríos no aparece en el acordeón oficial, en su lugar aparece Paula Sánchez Cordero, pero Estela sí aparece en el acordeón de los suplentes. ¿Por qué pasó así? ¿Quién ganó y quién perdió? ¿Quién controla el territorio?
Este fenómeno de tropicalización o localización de los acordeones sucedió en todo el país. Podemos asomarnos a cada uno de los estados a tratar de reconstruir la historia, o podemos publicar todos los acordeones de los estados y que cada quién saque sus conclusiones. Hicimos lo segundo.
En el archivo adjunto, el lector encontrará los resultados del análisis estadístico con el que identificamos los tres acordeones a nivel nacional. También podrá ver un mapeo con los acordeones que detectamos a nivel estatal, en un lenguaje visual simple. Futbolero digamos. También adjuntamos el archivo con las correlaciones por si alguien quiere verificar lo que decimos. La evidencia está ahí para quien quiera verla e interpretarla con seriedad.
Vienen tiempos de discusión legislativa sobre la reforma electoral y en esa discusión no puede faltar la simplificación de la elección de jueces. En el texto de mañana hablaré de cómo podemos armonizar esta discusión.