Judith Castellanos Moguel, Aida Malpica Sánchez,

Nos enfrentamos a un momento crucial en nuestro país, por un lado, la modificación en la distribución de los organismos derivado del cambio climático y, por otro lado, a los retos que plantea el abordaje de este tipo de problemas complejos que se pueden atender desde una perspectiva académica interdisciplinaria. Cuando descubrimos a un patógeno no reportado para México, la pregunta fue y ahora, ¿qué hacemos con él? El grupo de investigación conformado por la UAM, el IPN, la UNAM y la iniciativa privada, nos sorprendimos cuando dio positiva la identificación del hongo causante del síndrome de la nariz blanca al encontrar su presencia en una cueva de Oaxaca, Pseudogymonascus destructans. Este hongo causa una enfermedad que está acabando con poblaciones enteras de murciélagos que hibernan en cuevas de Estados Unidos y que fue detectado en 2006 en Nueva York de acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés).

Además de la publicación científica (Medina-Cruz et al., 2025), nos preguntamos ¿Qué podemos aprender de esta experiencia y como aplicarla? En el grupo de investigación pensamos que puede atenderse y ser un área de doble oportunidad, pues si involucramos a los estudiantes de las diferentes instituciones, ellos pueden adquirir habilidades y competencias para su vida profesional al tiempo que podemos dar una solución al problema. Al investigar e incorporar al estudiantado, se formarán desarrollando un pensamiento crítico, sistémico e integrarán procesos lógicos que van desde el entendimiento molecular hasta habilidades como el muestreo en campo, procesamiento de muestras en laboratorio para desarrollar modelos con programas como los sistemas de información geográfica y se facilitará la generación de conocimientos, pues podremos saber más sobre este hongo. Si bien, muchas veces la investigación está limitada en la academia por el costo de los equipos e insumos para cuestiones de enseñanza, quizás la colaboración pueda lograrse a través de convenios con laboratorios privados.

Aunado a esto, el trabajo de los estudiantes ayudará al equipo en el que participan los expertos de diferentes instituciones llegar a la resolución de problemas y el estudiantado aprenderá cómo se abordan soluciones desde diferentes puntos de vista. Es decir, no sólo se desarrolla pensamiento estratégico y capacidad de innovación, sino que se identificarán fortalezas y áreas de oportunidad, utilizando diferentes habilidades, una de ellas es la de facilitar la comunicación para ésta sea clara y fácil de entender para todo tipo de públicos. Los estudiantes, también podrían facilitar la sensibilización de las problemáticas ambientales en las comunidades donde se lleven a cabo las investigaciones. Un ejemplo palpable sería que la gente de la zona de Oaxaca, entendiera que el hongo que causa la nariz blanca, enferma a algunas especies de murciélagos, pero que no es un patógeno que contagie a la población humana ni motivo de contagio entre personas, por lo que no existe un riesgo de salud pública para ellos. Transmitirían que si están en riesgo los murciélagos y los servicios ambientales que proporcionan como la polinización, dispersión de semillas, el ciclado de los nutrientes al generar guano, entre muchos otros. Además, al ser una enfermedad nueva para los murciélagos, es importante evitar su propagación hacia otros sitios, sin olvidar que algunos pobladores hacen ecoturismo en la cueva y con eso reciben ingresos por parte de los visitantes.

La integración de estudiantes de licenciatura en este tipo de trabajos los prepara a ellos para anticipar y responder a la problemática actual y futura. Su colaboración con investigadores expertos les ayudaría a considerar como operan las relaciones entre los factores ambientales, ecológicos y epidemiológicos, al tiempo que permitiría la prevención de la dispersión del hongo causante del síndrome de la nariz blanca que podría poner en riesgo las poblaciones de murciélagos en México.

La colaboración entre estudiantes e investigadores, permite la formación de recursos humanos informados capaces de participar en la toma de decisiones sobre políticas ambientales y de salud pública con una base científica sólida.

Departamento El Hombre y su Ambiente, UAM-X

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