Al ser la gran mayoría de las empresas mexicanas de orden familiar, es relevante saber si esta última condición es un factor que las impulse a continuar o ser la razón de tener problemas que incluso puedan terminar con la empresa, con todas las consecuencias que esto implica.

Desde el Centro de Investigación para Familias de Empresarios | BBVA de IPADE Business School hemos realizado por sexto año un estudio que nos proporciona una radiografía de esta situación. Haciendo una analogía, aplicamos un cuestionario similar a un check up o revisión médica, pero a la salud de la familia empresaria. Estimamos el grado en el que las familias empresarias tienen buenas prácticas y abordan cuatro grandes temas que deben gestionar:

1) Superar los retos propios de las empresas familiares, que implica distinguir los roles que cada miembro de la familia debe ejercer y armonizar los distintos ámbitos de convivencia; distinguir entre propiedad y dirección; separar las relaciones familiares y profesionales, así como ordenar los flujos económicos y el uso de los activos de la empresa.

2) Planear y ejecutar la sucesión e institucionalización de la empresa familiar: Preparar, ejecutar y consolidar la sucesión; establecer órganos de gobierno y estructuras organizativas, además de profesionalizar la empresa.

3) Desarrollar una dinámica sana en la familia que implica abordar y resolver conflictos, así como fortalecer la cultura familiar y empresarial. Finalmente,

4) Tener perspectivas positivas de su futuro, que consiste en crear un proyecto común de futuro y trabajar todos por la continuidad de la empresa.

Nos encontramos que un porcentaje bajo está haciendo la tarea. Vemos que solo un 4% va muy bien y otro 7% tiene un grado de avance aceptable. Un 11% que coincide con el dato de empresas familiares que usualmente logran llegar a tercera generación.

¿Por qué la mayoría de las empresas familiares fracasan en los cambios generacionales? Porque no hace la tarea y como solía decir Leon Danco: “Las Empresas Familiares fracasan porque se dejan destruir de manera lenta, pero segura, por la inacción de sus directivos propietarios”.

Por desgracia, vemos que la mitad de las familias empresarias enfrentan riesgos. 29% está en riesgo pero con posibilidad de salir adelante si hacen en el esfuerzo y la familia cambia su dinámica pasiva por una activa. 21% es muy probable que tenga conflictos severos pronto, sobre todo si tiene que enfrentar una sucesión y su empresa es probable que no sobreviva, además de que la familia se separe. Un 14% necesita trabajar en algunos temas, pero tiene varios temas resueltos de los antes listados y un 25% necesita apurar el paso al tener diversos grados de avance.

El esfuerzo de tantos años de dedicación a la empresa necesita tener un paralelo desde la familia, desde donde se reflexione sobre la situación real de la dinámica familiar respecto al negocio y se tenga un diálogo honesto sobre las consecuencias de malas prácticas y generar la voluntad de corregir. No es fácil porque habrá costos, pero hay que ser conscientes de las consecuencias en el mediano y largo plazo de no corregirlas.

Le invitamos a conocer el estudio y los aspectos reportados que pueden servir como guía inicial de temas a relfexionar en familia en y es posible empezar a trabajar en estos con nuestra iniciativa de Consejería en:

Existen muchas historias de empresas familiares exitosas que demuestran que sí se puede; no es fácil, pero vale la pena intentarlo.

* Director del Centro de Investigación de Familias Empresariales en IPADE Business School.

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