SOLANGE MÁRQUEZ, analista internacional

El repliegue de EU bajo Trump abre la oportunidad para que los países latinoamericanos y Canadá busquen nuevas alianzas y diversifiquen sus relaciones internacionales, disminuyendo la dependencia de Washington y fomentando una mayor integración regional, así como alternativas frente a desafíos globales como el cambio climático y la cooperación para el desarrollo. Este proceso también ha forzado a la Unión Europea a asumir un papel más activo en su propia seguridad, impulsando una agenda de remilitarización que, aunque tiene ventajas en términos de autonomía estratégica, también genera debates sobre el financiamiento y los riesgos de una excesiva militarización del bloque.

Lo más negativo radica en la profunda incertidumbre y la pérdida de credibilidad de EU como aliado confiable para las democracias occidentales. Los aranceles generalizados y amenazas anexionistas contra Groenlandia y Canadá han generado un clima de desconfianza y han puesto en riesgo la estabilidad económica, llevando a un realineamiento internacional. La política exterior de Trump (el retiro de apoyo a Ucrania, debilitamiento de la OTAN, política migratoria y arancelaria) ha significado un giro aislacionista y transaccional que no sólo ha incrementado el riesgo de conflicto y fragmentación en Europa, sino que ha incentivado a otros actores autoritarios, como China, a expandir su influencia en regiones estratégicas, como América Latina.

LEÓN KRAUZE, periodista

Es difícil encontrar virtudes o buenas decisiones en el gobierno de Donald Trump. Quizá habría que agradecer que la presión del gobierno estadounidense haya empujado al gobierno mexicano a renunciar a la política de seguridad establecida por Andrés Manuel López Obrador. Está claro que Trump ha puesto límites a la indulgencia del régimen mexicano hacia el crimen organizado. El ajuste en la estrategia de seguridad no se ha dado en el vacío: la justificada impaciencia del gobierno estadounidense ha jugado un papel importante. Y, dada la gravedad de la situación de violencia en México, eso parece algo positivo.

Donald Trump ha encabezado el gobierno más activamente destructivo de la historia moderna de EU. Ha atentado contra la división de poderes y ha erosionado la confianza democrática. Ha hundido a la economía estadounidense en una situación precaria. Ha adoptado una política punitiva de enorme crueldad contra la comunidad inmigrante. Ha desacatado órdenes judiciales y ha abierto la puerta al abuso del poder ejecutivo de un modo sin precedentes. Ha erosionado, quizá de manera irremediable, el lugar de Estados Unidos en el escenario geopolítico. Ha causado un daño enorme… y resulta aterrador imaginar que esto será sólo el principio.

ANDREW SELEE, presidente del Instituto de Políticas Migratorias

Trump ha logrado catalizar algunos esfuerzos para reducir una burocracia gubernamental que (casi) todos reconocen ha llegado a inflarse demasiado, si bien no siempre lo ha hecho de forma estratégica, y ha empezado a reducir regulaciones innecesarias que minan la competitividad del país. Además, sus esfuerzos por limitar la llegada de migrantes de forma irregular son, sin duda, populares entre la población.

La popularidad de Trump a los 100 días es mucho menor que lo era el día de su elección, y menor que la de cualquier otro presidente en seis décadas, por la percepción de que toma decisiones arbitrarias, no respeta el Estado de derecho y no ha manejado la economía de forma responsable. Su decisión de perseguir a todo tipo de migrantes indocumentados y documentados, a veces sin debido proceso, ha generado malestar, igual que decisiones sobre aranceles en productos de otros países, que están minando la confianza del público en el panorama económico. Pocos estadounidenses aprueban su forma de implementación de la política exterior.

JORGE LOMÓNACO, diplomático de carrera

No es fácil identificar signos positivos en la gestión de Trump. Sin embargo —y aunque no ha sido intencional—, más allá de EU ha provocado incentivos para enfrentar rezagos, al tiempo de generar unidad (en buena medida en su contra) en el seno de la Unión Europea —su más sano contrapeso—, así como en varios países, incluyendo a Canadá, Ucrania y, hasta cierto punto, México.

Trump ha promovido la erosión de la democracia estadounidense, creciente polarización de su sociedad y exacerbación de la discriminación, el racismo y el odio hacia los “otros”. Con sus erráticos aranceles, ha provocado incertidumbre, con efectos tangibles, como una desaceleración económica global que podría llevar a recesión en varias regiones, incluyendo a EU y el espacio norteamericano. De su profundidad y alcance dependerán las consecuencias y ajustes geopolíticos que veremos en los próximos meses y años, así como la viabilidad del mandato de Trump. México y los mexicanos han sido unas de las mayores víctimas de obsesiones y caprichos de Trump.

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