De la esperada llamada telefónica de ayer entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump resultó el acuerdo de que México no pagará aranceles por la exportación de productos incluidos en el T-MEC hasta el dos de abril próximo, fecha en que Estados Unidos pondrá en vigor los llamados “aranceles recíprocos” a prácticamente todos los países del mundo.
No es menor el hecho de que se acepte, aunque sea solo un mes por lo pronto, la exención arancelaria de productos incluidos en el tratado comercial (que son prácticamente todos), aunque algunos podrían verse afectados por los “aranceles recíprocos” que impondrá Trump a partir del próximo 2 de abril.
¿Qué ganó México? Volvió a ganar tiempo, un mes más de negociaciones bajo amenaza. Y ¿qué más cedimos para mantener esa dinámica que presumiblemente se mantendrá hasta el año próximo en que se renegociará el T-MEC? De ello deberá informarnos la presidenta Sheinbaum en la concentración popular a la que convocó para el domingo próximo en el Zócalo de la CDMX, ya más en el formato de festejo que en el de mitin político para mostrar músculo de apoyo popular y partidista.
México ya reforzó sus fronteras norte y sur con diez mil efectivos de la Guardia Nacional, ya redujo (como lo demostró Sheinbaum a Trump en la conversación telefónica de ayer) el número de cruces de indocumentados y el tráfico de fentanilo, además de que entregó a 29 peligrosos capos del narcotráfico.
¿Qué cedió ahora? Dicen los que saben que está muy avanzada (y esa sería la nueva concesión) la propuesta de que México aplique a China el mismo porcentaje de aranceles que Estados Unidos le cobre al gigante asiático en los mismos productos (aranceles espejo).
Entonces no fue la de ayer¸ como los adversarios de la 4T quieren hacer sentir, una generosa concesión de su bajeza inquietísima Donald Trump.
En la decisión influyó la presión ejercida por los grandes intereses económicos afectados por la andanada arancelaria del nuevo huésped de la Casa Blanca, entre otros el de los tres gigantes automotrices estadounidense: Ford, General Motors y Stellantis (antes Chrysler), a las que con sus grandes plantas armadoras instaladas en México eximió el miércoles pasado del pago de un arancel de 25% durante un mes.
Y deben haber pesado también datos económicos que ya dejan ver los efectos negativos en Estados Unidos de su política de aranceles: crecimiento económico a la baja y aumento del desempleo y la inflación durante los 45 días que lleva Trump en el poder.
El acuerdo de ayer, además, abre una ruta de escape controlado de la presión en medio de la que se ha dirimido recientemente la relación bilateral y demuestra que es correcta la estrategia precavida y paciente asumida por la presidenta mexicana frente a las amenazas y directas provocaciones de Trump.
Después de que se oficializó el pasado martes 4 de marzo la imposición de aranceles de 25%, amplios sectores de la opinión pública -incluido quien esto escribe- exigíamos la respuesta inmediata, firme y contundente de medidas arancelarias y no arancelarias, pero Sheinbaum optó por esperar al domingo, después de la comunicación con Trump programada para ayer, para darlas a conocer en un mitin en el Zócalo.
Esas balas las mantendrá pendientes.
No hay que echar las campanas al vuelo porque si algo también ha mostrado el diferendo arancelario con Estados Unidos es que Donald Trump se comunica y negocia con una pistola cargada apuntando a la cabeza de sus interlocutores y que, “así como dice una cosa, dice otra” (Chimoltrufia dixit).
Instantánea:
1. EL MITIN DEL ZÓCALO. Bien por la prudencia de la presidenta Sheinbaum de no reaccionar de inmediato y retadoramente a la imposición arancelaria de Trump del pasado 4 de marzo. Mal que, para responder a medidas que le causan daño al país entero, haya convocado a una movilización que, a no dudarlo, estará alimentada principalmente por huestes de Morena ¿Por qué solamente en ese formato tan partidista? ¿Por qué no en un mensaje de Estado dirigido a todos los mexicanos? Está bien mostrar músculo de respaldo popular, pero el repudio al daño que producirían en México los aranceles debía hacer público lo que en privado es clarísimo e indudable: una actitud general e incuestionable de unidad nacional.
2. RESPALDO NACIONAL. En las horas previas a la llamada telefónica de ayer entre la presidenta Sheinbaum y el presidente Trump, nuestra mandataria recibió muestras de respaldo de empresarios, trabajadores y gobernadores. A ellas se sumaron los presidentes municipales de todo el país a través de la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM) que preside Adrián de la Garza Santos, munícipe de Monterrey. La CONAMM rechazo la imposición de aranceles, llamó a la defensa de las economías locales y defendió relaciones comerciales justas en toda la región de Norteamérica. La coyuntura se prestaba para que el gobierno de Sheinbaum buscará un pronunciamiento conjunto con los partidos políticos de oposición.
3. DESDE LA MONTAÑA. Bien dirimida por la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado la manifestación en Chilpancingo de alcaldes y comisarios de La Montaña Baja que exigen servicios de agua potable, salud, educación e infraestructura urbana. La protesta se tensó porque los manifestantes habían retenido a servidores públicos del gobierno estatal, incluidas seis mujeres. La mandataria ofreció instalar de inmediato una mesa de diálogo una vez que ninguna persona estuviera retenida, en la que les informó que tiene previstas inversiones en sus municipios por más de mil 286 millones de pesos en obras de alto impacto para la atención de los servicios demandados.
@RaulRodriguezC
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