Morena deja ver cuarteaduras en su hasta hace poco monolítica estructura.
Hechos recientes le han provocado agrietamientos con potencial de degenerar en fractura.
Rompimientos que por igual afectan al partido que al segundo gobierno nacional surgido de sus filas.
Tales roturas no son consecuencia, es claro, del desempeño de la oposición política que, lejos de plantear opciones viables para el país, luce extenuada y consumida, sin atinar a cómo levantarse.
PAN, PRI, MC y sus respectivos liderazgos y grupos parlamentarios en el Congreso siguen enclenques.
De manera que las cuarteaduras que muestra Morena han sido provocadas por Morena.
El enemigo de su unidad está adentro, está en la feroz lucha por el control del partido que, a no dudarlo, ha influido en decisiones políticas y de gobierno que incluso traicionan sus principios fundacionales.
AMLO -parece ya indudable- sigue operando en las sombras. Que lo haga desde Palenque, la Ciudad de México o La Habana, es el secreto mejor guardado. El caso es que ejerce su influencia en Morena y en el segundo piso de la 4T por medio de sus numerosos recomendados a los que incrustó en posiciones del partido y del gabinete de Sheinbaum.
Ella, por lo visto hasta ahora, parece haberse dado cuenta que ya no puede ni debe permitir que la percepción ciudadana sea que su talón de Aquiles es el propio AMLO, el verdadero mandón, el poder tras el trono.
Aunque la Presidenta no deja de reconocerle y elogiarlo desde las “mañaneras” y evita la más mínima confrontación con su mentor político, en Palacio Nacional se asegura que toma sus propias decisiones tanto en el partido como en su gobierno y que eso ha atizado su lucha y la de sus respectivos grupos por el control político de ambas instancias de poder.
Es en ese contexto que se han tomado decisiones que dañan el prestigio de Morena y la 4T.
La mayoría legislativa del partido guinda traicionó la solidaridad feminista (sororidad) y renegó de la condición de mujer de la primera Presidenta de México al extenderle al exgobernador de Morelos y hoy diputado Cuauhtémoc Blanco un salvoconducto de impunidad tras rechazar retirarle el fuero constitucional con 291 votos de los que 139 fueron de mujeres: 101 morenistas, 20 verdes, 15 priistas, dos petistas y una independiente, lo que lo libró por lo pronto de enfrentar el cargo de tentativa de violación que le levantó su media hermana Nidia Fabiola Blanco Fernández.
Las razones esgrimidas para negar el juicio de desafuero fueron: la deficiente integración de la carpeta de investigación, el que ésta haya sido armada por un enemigo político de Blanco, el exfiscal de Morelos, Uriel Carmona, y la insuficiencia de pruebas para avalar la acusación.
Se trata de argumentos aparentemente válidos pero que corresponde valorar a la autoridad judicial, no a una sección parlamentaria o incluso al pleno de diputados. Sobre esa línea argumentativa operó sin embargo el líder de la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro, Ricardo Monreal, quien contuvo una creciente tendencia de quitarle el fuero a Blanco incluso con el voto de las diputadas morenistas y operó (¿con la venia de AMLO a pesar de su distanciamiento tras la aventura de las corcholatas?) para frenar una decisión congruente con los principios de Morena y con la iniciativa para la eliminación definitiva del fuero que opera Sheinbaum en San Lázaro a través del diputado guinda Alfonso Ramírez Cuéllar.
¿Qué le debe AMLO a Blanco? ¿Por qué su denodada defensa? ¿Por qué pide el respaldo del PRI a cambio de no conceder el desafuero de su impresentable y convenenciero dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas?
El foco estaba en los desaparecidos
Otro caso reciente que ha dañado seriamente el prestigio de Morena es el del manejo dado al hallazgo que el colectivo “Buscadores de Jalisco” hizo de pilas de zapatos y ropa, así como presuntos restos humanos, en un centro de reclutamiento del narco ubicado en el rancho Izaguirre de Teuchitlán.
El gobierno de Sheinbaum cayó en la provocación de sus críticos y se concentró más en responder a los señalamientos que le daban al lugar el carácter de “centro de exterminio” que en atender con empatía hacia las víctimas el meollo de este asunto, el del grave problema de los desaparecidos en México que viene desde la declaratoria de guerra que el gobierno de Felipe Calderón hizo a los cárteles, la violenta confrontación entre ellos que creció en el de Peña Nieto y la fracasada estrategia de abrazos y no balazos que los dejó hacer y pasar en el de López Obrador.
El tema se ha cruzado con las amenazas arancelarias de Trump, cuya conjuración fue supeditada a la eliminación de los cárteles y al freno del tráfico de fentanilo y de personas.
Ese apremio, pero también lo que claramente es una valiente decisión de Sheinbaum de cambiar la estrategia de su antecesor y confrontar a la delincuencia organizada para la pacificación del país, han confrontado a los morenistas que respaldan a la Presidenta y a los que no oyen más voz que la de AMLO.
En esa conflictiva hay una figura central: el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, quien al parecer no acaba de caerle a López Obrador quien, como se recordará, le cerró el paso hacia la jefatura de gobierno de la CDMX no obstante que traía todo el apoyo de Sheinbaum y que ganó la encuesta morenista, victoria a la que renunció para garantizar la paridad de género.
López Obrador carga un prejuicio sobre García Harfuch: el que haya formado parte de la extinta Policía Federal cuando estuvo bajo el mando de Genaro García Luna, hoy encarcelado en Nueva York.
Por otra parte, ha dado resultados tangibles en la detención de capos, aseguramientos de dinero y droga, así como desmantelamientos de laboratorios de metanfetaminas, por lo que las autoridades de seguridad del nuevo gobierno de Trump dicen tener en él a un aliado confiable.
Todo eso lo convierte desde ya en un fuerte aspirante a la candidatura presidencial de Morena para 2030 lo que sin duda choca con otros proyectos morenistas como el de su secretario de Organización, Andrés Manuel López Beltrán, hijo de AMLO, a favor de quien -presumiblemente- se difirió hasta 2030, pese a la agenda de la Presidenta, la entrada en vigor de reformas de ley contra el nepotismo electoral.
En eso operó con todo el líder de Morena en el Senado, Adán Augusto López, obradorista de cepa, pero con proyecto presidencial propio, tras su derrota, como la de Monreal, en el juego de las corcholatas.
Ambos, por cierto, fueron protagonistas de la viralizada fotografía que consigna cómo le dan la espalda a la presidenta Sheinbaum junto con Andrés Manuel López Beltrán, Luisa María Alcalde (quien como presidenta de Morena trabaja en recuperar algo del mando que ya le robó “Andy”), Manuel Velasco y Victoria Rodríguez Ceja (¿qué hacía ahí la gobernadora del autónomo Banco de México?).
Y es en medio de esa lucha por el control del partido que es posible comprender el por qué de los ajustes impuestos o rechazados en el gabinete de Sheinbaum: la salida de Hacienda de Rogelio Ramírez de la O y la llegada en su lugar de Edgar Amador Zamora, hombre vinculado a manejos irregulares en la administración capitalina de Miguel Ángel Mancera o la permanencia en el IMSS de Zoé Robledo, hombre al que la Presidenta le ha perdido la confianza tras las irregularidades detectadas en la compra consolidada de medicamentos para este año.
No dejan de llamar la atención dos recientes Rayuelas, espacio donde el periódico La Jornada (con posiciones coincidentes con el gobierno de la 4T) hace cotidianamente un editorial en pocas palabras.
Ayer 28 de marzo publicó: “No es suficiente lo que hicieron el martes en la Cámara, sino que están satisfechos y orgullosos de su Cuau”. Y el jueves 27 de marzo: “Cuenta la historia, en su capítulo “El Cuau”, que en el partido Morena hay una mujer en la presidencia... ¿Será?”
Morena nació como asociación civil el 2 de octubre de 2011, fue registrada como partido político el 10 de julio de 2014, creció como la espuma en menos de diez años, conquistó el poder nacional en 2018 y lo hegemonizó en 2024.
Algo deberá hacer si no quiere que su declive sea igual de vertiginosamente que su ascenso.
Instantáneas:
1. BLANCO Y DAÑOS COLATERALES. Entre las diputadas morenistas que siempre mantuvieron la posición de retirar el fuero a Cuauhtémoc Blanco por la presunta tentativa de violación que denunció su media hermana Nidia Fabiola Blanco Fernández se cuenta Gabriela Jiménez, vicecoordinadora del grupo parlamentario de Morena en la cámara de Diputados. No se la perdonan muchos de sus compañeros de bancada que exigen su remoción del cargo en medio de la lucha de poder que se libra en el partido guinda. Jiménez ha promovido, dentro de Morena, su propio movimiento denominado “Que siga la democracia”. Fuentes en San Lázaro aseguran que la aun vicecoordinadora no descarta avanzar con su movimiento incluso con la posibilidad de convertirlo en partido político. Eso la alejaría a ella y a sus seguidores del partido guinda, escenario que los llevaría participar por su cuenta en las elecciones intermedias de 2027 y a poner en riesgo la mayoría legislativa de Morena y sus aliados.
2. HUACHICOL DEL BIENESTAR. Casi ocho millones de litros de hidrocarburo ilegal fueron asegurados en un predio cuya presunta propiedad corresponde al exsenador de Morena, Gerardo Novelo Osuna. Se trata de cien cajas contenedoras con 72 mil 800 litros de hidrocarburos cada una, 46 remolques cisterna con 31 mil litros, tractocamiones, motobombas, dos remolques oficina y una cisterna con cuatro mil litros de urea. Gerardo Novelo Osuna fue el senador suplente en la pasada legislatura de Jaime Bonilla, exgobernador de Baja California.
RaulRodriguezC
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