A propósito de los ayer cumplidos 30 años del asesinato de Colosio, esta semana se publicaron materiales periodísticos que recuperan declaraciones y reflexiones de personajes centrales de la vida política de aquellos tiempos sobre el proditorio crimen.
Algunas de esas cavilaciones traen a cuento -sin afán alguno de ser ave de mal agüero- la famosa sentencia del filósofo español George Santayana de que “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”.
A tres décadas del atentado que sacudió al país hasta sus cimientos, seguimos sin saber bien a bien quién ordenó el magnicidio. Solamente tenemos al asesino confeso Mario Aburto, condenado, sentenciado y en prisión, después de seis presidentes, seis fiscales especiales y 31 líneas de investigación que han ido desde la acción concertada hasta el asesino solitario, pasando por la de otro tirador y la de segundos tiradores.
No fueron pocas las ocasiones en que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien la perspicacia popular le llegó a atribuir la orden de eliminar a Colosio, se refirió al homicidio de quien fuera su favorito para la sucesión presidencial de 1994 y a quien había “destapado” en diciembre de 2003 sin que lo aceptara y el otro fuerte aspirante a la candidatura, Manuel Camacho Solís, quien se colocó en franca rebelión.
La proclividad general a las teorías conspirativas le colgaba a Salinas el sambenito del crimen, atribuyéndoselo al discurso rupturista que pronunció Luis Donaldo Colosio contra el régimen en el Monumento a la Revolución el 4 de marzo de aquel año, veintiún días antes de que lo mataran en las goteras tijuanenses de Lomas Taurinas.
En una significativa carta que publicó Salinas el 3 de diciembre de 1995, ya pasada la elección de Zedillo y la ruptura de éste con aquel tras el “error de diciembre”, la crisis económica y la detención y encarcelamiento del “hermano incómodo” Raúl Salinas, el expresidente delimitó una especie de marco estratégico del crimen de Colosio: “… fue parte de una tremenda lucha por el poder y por el proyecto de nación”.
Diez años después, en entrevista con EL UNIVERSAL del 10 de febrero de 2014, Salinas de Gortari abundó: “… fue una respuesta de quienes vieron afectados sus intereses por el proceso reformador…”.
Esos quienes, eran a los que llamó “nomenklatura” (así con “k” para sovietizar el término y referirse a los dinosaurios priistas con los que habían roto Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y la “corriente democratizadora”). Pero también eran -y con ellos fue la ruptura violenta- otra facción de la élite gobernante, del mismo grupo neoliberal llegado con Salinas. El choque era entre los que estaban con él y los que estaban con Zedillo.
En todo este contexto, el columnista de El Heraldo de México, Arturo Rodríguez García, recuperó fragmentos de una larga conversación con Muñoz Ledo en la que asegura que le dijo a Colosio “a ti te mete (Salinas) por no meter a Camacho, que era una amenaza para él”. Y le recomendó: “Él no sabe lo que traes dentro, no lo manifiestes”.
Muñoz Ledo -de acuerdo con ese relato- conoció el discurso del 4 de marzo y recomendó: “… párenlo, lo van a madrear, es estúpido romper con el que sale antes de que tengas el poder, es una ingenuidad lo que está haciendo”. Conclusión del polémico tribuno: “… lo mataron por ingenuidad…”
En la sucesión en curso atestiguamos igual que entonces una tremenda lucha por el poder entre élites desplazadas y élites gobernantes. Y ojo Sheinbaum: debe romper con AMLO para estabilizar, pero hasta que llegue, no antes.
Así que no soslayemos esta historia, no vaya a ser que repitamos los mismos errores en ella cometidos.
Instantáneas:
1. ¿Y ABURTO? El mes de octubre pasado, el primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Estado de México le otorgó un amparo a Mario Aburto Martínez, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio. Su defensa solicitó y los magistrados le concedieron que el homicida del candidato presidencial priista debió haber sido juzgado y sentenciado con base en el Código Penal de Baja California (donde cometió el crimen), que establece una pena máxima de 30 años de cárcel. La suspensión fue impugnada por la FGR y el asunto llegó a la Primera Sala de la Corte que debe resolver si en efecto debe hacerse valer el fuero local o bien el federal, con el que se le juzgó y sentenció a 45 años de prisión. Se esperaba que el máximo tribunal resolviera antes de que ayer se cumplieran los 30 años del magnicidio, pues si le da la razón a los magistrados del tribunal de circuito, Aburto Martínez quedaría en libertad por cumplimiento de sentencia. Si no, el homicida confeso de Colosio deberá permanecer en prisión otros quince años. Pero la Corte decidió la semana pasada posponer su resolución hasta nuevo aviso.
2. PESADILLA CULICHE. La inseguridad asociada a la delincuencia organizada mostró una nueva cara de pesadilla: el secuestro masivo de personas. Grupos armados de sicarios, presumiblemente del narcotráfico, “levantaron” el viernes en diversos puntos de Culiacán, Sinaloa, a cincuenta personas (entre ellas varios menores de edad) de al menos siete familias. Anoche continuaba su búsqueda con helicópteros y 500 efectivos del Ejército que se trasladaron a la capital sinaloense. Ayer se informó de la localización y liberación de dieciocho de los secuestrados. Cuando pensábamos que nada más podría sorprendernos, nos enteramos de que esos “levantones” son una especie de “limpia” en territorio de Los Chapitos. Pero lo que dejó a todos en shock fue la reacción del gobernador de Sinaloa, el morenista Rubén Rocha Moya. “Son cosas que pasan”, dijo impávido. ¿Qué tal que le pasaran a él o a su familia? ¡Qué poca…!
3. HACIA EL PRIMER DEBATE. El INE realizó el viernes pasado el sorteo del orden de participación en el primer debate de candidatos a la presidencia (tanto de ellos como de los moderadores del ejercicio) y del bloque de preguntas para los tres debates programados. Ese primer debate será en el INE de hoy en quince días (siete de abril) y el orden de participación de los aspirantes resultó así: Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez Máynez y Xóchitl Gálvez. Cada uno de los tres tendrá la oportunidad de iniciar y cerrar un debate. El orden de participación de los moderadores resultó así: Manuel López San Martín y Denise Maerker. Y de las 24 mil preguntas que hicieron los ciudadanos a través del INE, se eligió una batería de 108, de acuerdo con su frecuencia, algoritmo y regionalización del país, sobre los temas que se abordarán y que son: educación, salud, combate a la corrupción, transparencia, no discriminación y grupos vulnerables. El primer debate tendrá una duración de una hora 49 minutos, con tiempos iguales para cada candidato.
@RaulRodriguezC raulrodriguezcortes.com.mx