Se cumplieron 15 años de que la Unesco declaró al Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila como Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconociendo en esas 34 mil 658 hectáreas que comprende, su importancia cultural, pero también social e histórica, al mantenerse vigentes usos y costumbres gracias a la producción de tequila.

Era de esperarse que este acontecimiento no pasaría desapercibido y capitalizado, e incluso politizado por autoridades estatales y empresarios de organismos cúpula que se congregaron para “tomarse la foto”. Las preguntas son, ¿a cuánto asciende el impacto económico a partir de dicha declaratoria?, y ¿se han respetado los espacios que abarca esta increíble postal?

Las métricas que informa la Secretaría de Turismo de Jalisco indican que desde dicho nombramiento se han incrementado considerablemente las visitas, y ello se percibe al recorrer las inmediaciones del destino, pues es evidente la presencia de más turismo extranjero.

Se cumplen 15 años y hoy los agaves comparten y compiten el espacio entre la mancha urbana y la siembra de berries y plantíos de aguacate que, vistos desde una posición satelital, empiezan a tener una alarmante presencia que puede afectar al nombramiento de la Unesco.

Hay que recordar que esta industria, que nace en los campos de agave, genera empleo a más de 70 mil personas, a las que se suman quienes laboran en sectores como el turístico y otras actividades derivadas de la fabricación de la bebida.

Además, con esta declaratoria gestionada por la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT) y las autoridades federales y estatales, se adquirió la responsabilidad de preservar las fuentes de trabajo y la producción del tequila, como un producto auténtico con denominación de origen.

Dentro del Paisaje Agavero resaltan los sembradíos de los municipios de El Arenal, Amatitán, Tequila y Teuchitlán, en Jalisco, y en conjunto constituye uno de los paisajes culturales más importantes del mundo, no sólo por la importancia del paisaje natural que ofrece, sino por la tradición cultural que ha guardado por varios siglos, transformando y adaptado el entorno para permitir que de ella surja uno de los íconos principales que identifican el país: el tequila.

En medio de este festejo quinceañero aprovecho para hacer un llamado a las autoridades estatales y federales para tomar con seriedad el tema de la seguridad en este importante territorio. El hampa también opera con impunidad ente los agaves, y ya somos muchos quienes hemos sido víctimas de sus fechorías.

No están para saberlo, pero ¿cuándo me iba a imaginar que, estando un domingo al mediodía con mi familia en el tequilero y aparentemente tranquilo pueblo de El Arenal, nos iban a despojar, con pistola en mano, del auto en que íbamos? No se vale.

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