Una de las frases más famosas del sexenio de Peña Nieto fue “¿ustedes qué hubieran hecho?” Esta semana la presidenta de México lanzó un reto similar “¿qué proponen?”. Nada importa que la seguridad sea responsabilidad exclusiva del estado, precisamente para evitar que los particulares tomen la justicia por cuenta propia. El punto es no asumir responsabilidad de la violencia rampante en el país. Si usted se siente inseguro en su localidad, por lo visto es culpa suya o de algo llamado “la derecha”, en tanto no es capaz de proponer algo… Las autoridades legalmente constituidas no son responsables, a ellos no les toca la tarea de seguridad pública. Le toca a otros proponer, la autoridad no tiene porqué dar resultados.

En forma por demás comprensible, la atención mediática de los últimos días se ha concentrado en el asesinato del presidente municipal Carlos Manzo. Lamentablemente, el mismo día sucedió otra tragedia mayúscula en Hermosillo, Sonora. Un incendio en la tienda Waldo´s al centro de la ciudad, provocó la muerte de 23 personas y 12 lesionadas. Como Sonora está lejos, a nadie en la capital parece importarle. No obstante, a mí me resulta revelador de la creciente disfuncionalidad del estado mexicano. Desde antes de que se diera una investigación en forma y hubiera peritajes adecuados, las autoridades locales se apresuraron a calificar los hechos como “un accidente.” Y sí, hasta el momento no hay indicios de que el incendio haya sido inducido. Nada más que hay de accidentes a accidentes, y uno supondría que existen autoridades de protección civil precisamente para prevenir accidentes.

Adolfo Salazar Razo, secretario de Gobierno de Sonora informó que desde 2021 la tienda Waldo´s no contaba con un programa autorizado de protección civil. Entonces la pregunta evidente es porqué se están dando cuenta hasta ahora, o porqué si se dieron cuenta desde antes, nadie había hecho nada. Entre otras razones, debido a lo anterior, 68 sucursales de la tienda en el estado fueron cerradas durante las investigaciones. Nada de eso le devolverá la vida a los 23 muertos ni consolará a sus familias. En Sonora, el recuerdo del incendio de la guardería ABC sigue vivo, de manera que esto no sucede en el vacío. Uno ya no sabe si las autoridades en México son negligentes, incompetentes o cómplices indirectos de los problemas. Lo que está claro es que el estado no protege la integridad de sus ciudadanos. Sea en Uruapan Michoacán, donde ni el presidente municipal está a salvo, en Sinaloa donde la guerra de grupos delictivos sigue sin que los medios asuman en serio el tema o en Sonora, donde la burocracia no puede garantizar el cumplimiento de protocolos elementales de protección civil en una tienda tan grande. Uno hubiera esperado que el estatismo acendrado de la izquierda sirviera para garantizar el cumplimiento de las responsabilidades más elementales de cualquier estado. No ha sido así.

En México no hay seguridad pública ni protección civil, ni medicamentos en los hospitales públicos ni suficientes escuelas públicas dignas con todos los servicios en orden. Es decir, los servicios públicos son de una calidad deprimente… en un gobierno que alardea todo el tiempo su izquierdismo. Eso sí, la izquierda creó una aerolínea pública, una megafarmacia, una gasera del bienestar y una refinería que no refina. Ocurrencias a cual más estúpidas que nadie en el partido oficial se atrevió a cuestionar para no romper el dogma estatista. Para eso sirve el estatismo, para ampliar las facultades del estado en áreas que no le corresponden e incumplir sus responsabilidades constitucionales, empezando por la integridad física de sus ciudadanos. La izquierda enfurece cada vez que uno habla de estado fallido. Y sin embargo, ante la anarquía prevaleciente en el México contemporáneo y el control territorial del crimen organizado sobre cada vez más vastas zonas del país, uno no puede pensar en otra cosa. La única área en la que el estado mexicano ha demostrado una capacidad ilimitada y una eficiencia ejemplar en épocas recientes es en la descalificación y persecución de los disidentes. Si usted es un empresario incómodo, el SAT irá por usted. Si usted es un legislador de oposición que no aprueba una iniciativa oficialista, la fiscalía tendrá listo su expediente. En eso sí tenemos un estado eficaz. En lo demás, no hablemos de estado fallido para no herir la sensibilidad del gobierno que, no olvidemos, es la verdadera víctima en todas estas tragedias. Es hora de que hablemos de la disfuncionalidad del estado mexicano, desde lo local hasta lo federal. Por lo visto, nos toca proponer cómo arreglarlo.

@avila_raudel

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