En vista de que el PRI y el PAN en lugar de dar la nota han decidido dar pena, para el análisis de la oposición uno debe ocuparse del último partido que no forma parte de la coalición gobernante, vale decir Movimiento Ciudadano. Hace unos días trascendió en los medios de comunicación un fragmento del discurso pronunciado por Luis Donaldo Colosio Riojas, ex presidente municipal de Monterrey. Si uno le quita todos los aburridos renglones autocelebratorios, naturales y esperables en un evento partidista, el discurso no está mal. Incluso, tiene líneas muy rescatables. Por una parte, se agradece que haya puesto de lado la retórica demagógica de su partido en la elección pasada sobre una “nueva política”. En el servicio público, siempre inspirará mayor seriedad reivindicar la experiencia y la capacidad que la novedad. Por otra, parece que invita a su partido a leer la coyuntura histórica como una oportunidad para asumir el papel del gran partido de la oposición, en la medida que los otros se desintegran. “Vemos a una oposición desgastada, sin rumbo, sin narrativa, atrapada en su propia inercia… Pero la pregunta no es qué están haciendo ellos. La pregunta es qué vamos a hacer nosotros. Porque la gente no espera que le digamos qué está mal, la gente ya sabe eso, lo que espera es que digamos qué sigue.” Es un buen arranque para posicionarse ante el futuro, aunque lamentablemente el discurso ya no dice qué sigue.
En mi opinión, al discurso le faltó una mención, y de ser posible, un pronunciamiento sobre el campo de exterminio en Teuchitlán. No es aceptable referirse a la realidad nacional contemporánea soslayando esa monstruosidad que hoy domina la política mexicana. No se trata de condenar inútilmente ni acusar sin pruebas, sino de solidarizarse con las víctimas. Y es que el evento de MC era un evento de política municipal, el eslabón más débil de la cadena de seguridad pública en el país, así como la más penetrada por la delincuencia organizada. Estaba puesta la mesa para referirse a la necesidad de garantizar la integridad física de los ciudadanos (incluidos los policías locales) y sus bienes desde el municipio, a fin de que no se repitan tragedias como esa. Dado que la fracasada generación que está por retirarse de la política y la vida intelectual mexicana nos hereda un país lleno de cadáveres y violencia, la nueva generación de políticos mexicanos debería entrar con firmeza al tema de la inseguridad. Es el fundamento de la existencia del estado, garantizar la integridad de sus habitantes. El silencio sobre el tema no es un buen indicio.
Cuando uno piensa que el primer gobernador de mi generación es Samuel García, el desaliento se hace presente. La frivolidad, los escándalos de la vida pública y privada, y hasta la incitación al alcoholismo no son las mejores cartas de presentación. Pero cuando uno escucha a Colosio hablar con esa claridad, vale la pena prestar atención. He dicho varias veces en este mismo espacio que la juventud en política no es garantía de nada, salvo inexperiencia. No obstante, lo que sí ofrece la juventud es una oportunidad de empezar con el currículum limpio. Ojalá Colosio cuide su imagen pública y privada, pero, sobre todo, siga preparándose en temas de gobierno para enfrentar los desafíos de México desde la posición en la que se encuentre.
Una recomendación de este escribidor desde la modestia del mirador estrictamente teórico. He visto fracasar por alguna modalidad de hubris a todos los amigos de mi generación que participaron en política. Unos por escándalos personales de intemperancia y falta de autocontrol sobre sus propias pasiones (desde financieras hasta sexuales o de adicciones). Otras figuras se desacreditaron por falta de seriedad e incongruencia ideológica. Algunas personas más, por marearse en el cargo y una soberbia alucinante tan pronto ganaron un mínimo de poder. Prevéngase contra todo esto Luis Donaldo. Las tentaciones serán muchas en el camino del poder, pero quien sepa sortearlas, ganará mucha credibilidad. No incurra en los mismos vicios de otros personajes en su partido. No ceda a la demagogia de la ciudadanización, haga política profesional y orgullosamente partidista, de consistencia ideológica. Finalmente, si encuentra el tiempo, estudie historia, mucha historia universal. Ahí se topará con el muestrario de todo lo que podría enfrentar en su carrera. Hágalo por sus hijos y los de todos nosotros. PD: ¿Por qué diablos no mencionó a Sonora, el estado más hermoso de todos, en su discurso?
@avila_raudel