POR MÉXICO HOY / CARLOS HEREDIA ZUBIETA

La imagen fue captada en Beijing en el verano de 1972. Dos hombres se miran a los ojos mientras se saludan de mano. La diferencia de edades es palpable, pero las miradas de uno y otro convergen, son directas y enfocadas. El mayor aparece erguido, proyectando control del escenario y recibiendo el saludo. El más joven luce ligeramente inclinado al frente, pero no en una postura reverencial, sino incisiva.

Son Mao Zedong y Eugenio Anguiano Roch. El fundador y líder de la República Popular China se acerca a los ochenta años de edad. Recibe las credenciales del joven diplomático que apenas rebasa los treinta. El enviado mexicano sabe que está frente a uno de los grandes protagonistas de la historia mundial, pero su aproximación al también creador del Ejército Popular de Liberación despliega confianza y exhibe un lenguaje corporal notablemente asertivo.

La foto descrita resultó premonitoria de la extraordinaria trayectoria de Anguiano como funcionario público, diplomático y académico. De familia michoacana, se trasladó a la Ciudad de México. Formado en la Escuela Nacional de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó estudios de posgrado en las universidades de Leeds y de Sussex, en el Reino Unido.

Fue el primer embajador mexicano (1972-1976) ante la República Popular China. Su exitosa gestión dio pie a que cumpliera de nuevo la misma encomienda entre 1982 y 1987. Asimismo, representó a México en Argentina, Austria, Brasil y Costa Rica.

Después de una muy fértil trayectoria en El Colegio de México, Eugenio llegó al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en 2009. Lector voraz e investigador incansable, Eugenio empezaba a trabajar con los primeros destellos del amanecer. Sus conversaciones al alba con el profesor Ugo Pipitone, en la sala de profesores con una taza de café de por medio, o en un seminario académico, eran un fresco a cuatro manos sobre historia, cultura, filosofía, economía y pensamiento político de China, con suplementos sobre Japón, India, la península coreana y el este asiático. Sus diálogos eran una afortunada mezcla de erudición, agudeza y buen humor.

En mis 16 años de profesor en el CIDE, estos banquetes del pensamiento crítico entre Anguiano y Pipitone han sido el mayor regalo que he recibido. Amigos entrañables, su pensamiento libre de dogmas les permitía diferir, debatir, converger y volver a diferir entre sí. En su texto de 2010, ‘Mao: los daños del rey sabio’, Pipitone lo resume así: ‘soy deudor de Eugenio Anguiano, por la asistencia bibliográfica y por muchas conversaciones que me han permitido profundizar y rectificar anteriores puntos de vista’.

A partir de 2009, Eugenio participó en el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo http://www.nuevocursodedesarrollo.unam.mx/quienes.html , en la UNAM, dialogando sobre sus indagaciones en torno al sistema político chino y la agenda de Xi Jinping, las vulnerabilidades de su sistema financiero y las tendencias geopolíticas de China en la era de Donald Trump.

Eugenio se nos adelantó el 25 de abril de 2025. Vayan desde aquí mis sentidas condolencias a su esposa, a sus hijos y nietos, y a todos quienes tuvimos la fortuna de convivir con este hombre sabio, que antes que nada, fue un gran ser humano. A quienes caminamos a su lado por algún trecho de la ruta, nos queda la certeza de que siempre volveremos a él y a su obra en busca de luz.

Integrante de Por México Hoy @pormxhoy

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