La Máxima Casa de Estudios atraviesa por un tiempo delicado para su destino inmediato y mediato.
La ausencia de una estrecha relación de Estado entre la Presidenta Dra. Sheinbaum y el Rector Dr. Lomelí, la prolongación de la reforma interna estructural de la UNAM, la persistencia de esferas expresivas de indefensión en la comunidad universitaria a raíz del último episodio de violencia trágico entre pares en espacios del bachillerato universitario, y los visos de desestabilización artificial que se han incentivado sustentan una línea del tiempo que sugiere que se cultiva la profundización del desgobierno universitario, la puesta en escena de la crisis de la Rectoría del Dr. Leonardo Lomelí y el cambio de régimen en la UNAM.
Un pasado reciente
Las relaciones entre el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el Rector de la UNAM Enrique Graue Wiechers pudieron caracterizarse como complejas pero funcionales, con episodios de críticas abiertas y momentos de colaboración institucional.
Pese a las declaraciones críticas del presidente, el Rector Graue siempre negó que existiera una mala o tensa relación directa con AMLO, manteniendo una actitud moderada e institucional.
Se reunió en privado con AMLO para presentar propuestas conjuntas en temas de educación, ciencia y tecnología, evitando confrontaciones directas pero sin dejar de defender a su modo la posición de la UNAM.
En junio de 2024, la diputada Inés Parra (Morena) recibió formalmente una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la UNAM, resultado de varios conversatorios en la comunidad universitaria, que enfatizaban la eliminación de la Junta de Gobierno (máxima instancia que decide quién es el titular de la Rectoría), la elección democrática de rector y directores y el establecimiento de mecanismos de transparencia en el presupuesto, buscando dar eco a expresiones e inconformidades diversas al interior de las comunidades y trayectoria institucional de la UNAM.
El proceso sucesorio en Rectoría
En el análisis de las relaciones entre el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum con respecto a la sucesión en la rectoría de la UNAM, existen algunos matices y diferencias significativas en la dinámica, aunque no se documentan tensiones abiertas o enfrentamientos notorios.
La Presidenta Sheinbaum, por su parte, ha expresado críticas constructivas hacia la UNAM, coincidiendo en algunos puntos con las críticas de AMLO sobre la necesidad de que la universidad reflexione sobre su papel social y la redistribución de recursos dentro de la misma.
No parece haber sido suficiente e incluso podría asumirse que se asume desdeñado el imperativo de un modelo de cambio de régimen en la UNAM que se esperó y se ha buscado propiciar para la Máxima Casa de Estudios desde las presidencias de la 4T, tanto en la esfera de las decisiones propiciadas por la época de poder Graue-Lomelí y de lo que pudo depender y no se propició desde las propias y notables personalidades nacionales e internacionales que han transitado por las H. Juntas de Gobierno de la UNAM durante los últimos 7 años.
El ahora interno
¿Por qué el ataque o la ferocidad de grupos encapuchados -que se autodenominan anarquistas- quieren tomar el control de la UNAM?
En efecto, la UNAM puede presumirse estar en la mira de autorías élite y agentes desestabilizadores, con probadas capacidades de operación política, agitación y ruptura.
Es sintomático que en las asambleas estudiantiles las comunidades se hayan manifestado en contra del paro de actividades; sin embargo, oradores de diferente calado pero con el mismo objetivo, han logrado forzar la reversión de votaciones internas y subvertir la voluntad popular del alumnado, imponiendo paros de corto plazo y/o indefinidos en diversas facultades y escuelas del corazón de la UNAM, particularmente de las más críticas y emblemáticas, como son Ciencias Políticas, Ciencias y Filosofía.
¿Son infiltrados realmente? La relatoría de conciencia de clase obrera lo evidencia. Los oradores encapuchados, en las asambleas y giros hacia los paros de actividades y toma de instalaciones, reiteradamente han utilizado un discurso de "clase", polarizando a las comunidades universitarias con éxito, subrayando los privilegios de que goza.
Los escenarios hipotéticos
De ser cierta la actualización de escenarios, el centro es que ya no solo se podría estar midiendo la reacción de las comunidades estudiantiles, de investigación y personal administrativo de la UNAM, sino que las baterías se despliegan hacia operaciones cuidadosas que implican una franca y actualizada disputa de poder por el control y el gobierno de la UNAM.
Tendría pues ese escenario que se asumió como un acontecimiento factible hace años -y que en la Presidencia del Lic. López Obrador al parecer no se consumó por falta de tiempo y operación política sistémica- un ahora probable y circunstancialmente en decurso, con todo el respaldo del aparato de Estado y las mayorías legislativas federales.
En la historia de la nación como ahora, la desestabilización de la UNAM, no debe verse como objetivo de ninguna Presidencia ni como parapeto de ninguna crisis política en el país.
Es posible que inesperadamente en su trayectoria impecable, el Dr. Leonardo Lomelí -universitario distinguido, científico e historiador respetado- atraviesa por la prueba más importante de su rectorado -más allá de su sabiduría, integridad ética, respetabilidad y coraje personal- en su ahora, como nunca desafiada, capacidad de liderazgo y gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México.
*La versión extensa de este artículo se publicará en el sitio oficial de cisneonline.com antes del próximo jueves 16 de octubre de 2025.