Estamos a 7 días del 20 de enero de 2025.

Las embestidas de Donald Trump continúan, prepara resultados de su política de shock y delinea la que -así lo desea con fervor- será una de las agendas de una segunda toma de posesión presidencial que despierte la mayor atención del mundo sobre qué debemos esperar de Estados Unidos hacia el siglo XXI.

Estamos ante un proceso de secesión de élites: se encuentran en estado de pánico político en el orbe.

Ante el frente de guerra ruso-ucraniano da por hecho que podrá imponer una paz trumpiana, o deberán Putin y Zelensky asumir el peso de nuevas decisiones de poder estadounidense.

En el cruento conflicto israelí-hamas-palestino, respalda la política proto genocida de Netanyahu y exige a Hamas el retorno con vida de los rehenes israelíes, amagando con desatar mayor caos político y militar en la región.

El anuncio de su renuncia por Trudeau, el Primer Ministro canadiense, habla por sí mismo.

En Venezuela, al reelegirse el Presidente Maduro desató una persecución de sus opositores y adversarios más importantes y recibió el mensaje de Trump de que tiene abierta todas las opciones para afianzar a la oposición política hacia un nuevo mandato venezolano.

En México, no tendrá futuro un cambio de régimen y de élites en el poder, dado el consenso y legitimidad política y popular de la Dra. Sheinbaum y que el partido movimiento MORENA tienen afianzados (una herencia del liderazgo sembrado a pulso en todo el territorio nacional por el ex Presidente López Obrador).

Sin embargo,  debido a la agenda fentanilo/migración/carteles del narcotráfico que comprometió en su campaña y previo a su toma de posesión, no es descartable ningún escenario orientado a la desestabilización política por el gobierno de Washington bajo Trump, que eventualmente podría ser medrado desde el nudo de élites internas anti lopez obradorista / sheinbaumiano de la 4T, en tanto no tiene futuro ni legitimidad una revuelta digital por la vía de las élites enquencles de la derecha mexicana.

En Europa y otras regiones, el regreso de Trump a la Presidencia implica disputar el juego de poder a V. Putin, quien ha intervenido en elecciones nacionales para conquistar aliados internacionales prorrusos.

Sirva como ejemplo reciente el que hace cinco días la coalición proeuropea de Rumania estableció en su primera sesión gubernamental de 2025, que las elecciones presidenciales se repetirán los próximos 4 y 18 de mayo, anulando el triunfo de Calin Georgescu, ultraderechista rumano evidenciado por lograr ganar la elección presidencial con el apoyo de una estrategia de campaña de desinformación vía la red Tik Tok y el respaldo de un gobierno extranjero: el Presidente V. Putin.

Y si regresa usted a ver a Austria, encontrará en el ex Ministro del Interior y nada carismático Herbert Kickl las venas cercanas de Putin, para lograr un aliado más en la política interna a través del Partido FPÖ de esa nación y en Europa, además de las que tiene con Victor Orbán, el Primer Ministro de Hungría.

Musk tiene otro papel protagónico y reparte las cartas de futuro político para renovar las élites según los imperativos del nuevo tablero geopolítico estadounidense.

En Gran Bretaña, Musk juega al diseñador del nuevo ajedrez político electoral anunciado la inevitabilidad de “una guerra civil”: se ha pronunciado por el derrocamiento estadounidense del gobierno laboral británico; ha exigido la liberación del agitador británico ultraderechista Tommy Robinson -figura popular mediática anti inmigrante recientemente condenado por tribunales-; ha acusado al gobierno federal de Keir Starmer de dirigir “un estado policial tiránico”; ha medrado que se retome la discusión/indignación nacional y se responsabilice a sus gobernantes actuales por complicidad en los expedientes de explotación de mil quinientas niñas suscitados en Gran Bretaña en las últimas décadas y ha renovado su estrecha conexión con el partido antiinmigrante Reform UK, descartando por ahora como presidenciable al líder partidista Nigel Farage y a su vez, abre el compás de competencia para definir quién debe ser el candidato X presidenciable de la ultraderecha y sustituir al mandatario del partido laboral.

En Francia, Macron enfrenta una crisis cisma de poder y popularidad, con votos de censura parlamentarios a sus primeros ministros. Ahí Marine Le Pen puede lograr desde su fuerza partidista en Agrupación Nacional dificultar las posibilidades de gobernabilidad interna y coadyuvar a nuevas elecciones.

A pesar de que la agenda política pro derechista de Le Pen y su desconfianza a los excesos de Trump y Musk, ella ha buscado lograr su síntesis con ellos pero sin descuidar la naturaleza del sistema político francés de filia parlamentaria; por ahora, la polémica de la intervención de Musk en la política interna arrecia hacia la captura de nuevos electores, mientras aumentan las proclamas de políticos franceses que invitan a sus partidarios y electores a abandonar masivamente por la plataforma X.

En Alemania, dobla la apuesta Trump/Musk y retoma el apoyo incondicional al partido extremista de la AfD y de paso ya se logró cambiar sus reglas de afiliación interna, para que su ala juvenil informal que actuaba con relativa independencia política (Alternativa Joven para Alemania) sea incorporada a la estructura partidista.

Vea usted el combo plus ideológico extremista que traza el banco algorítmico del diseño de campaña de Musk a Alice Weidel como candidata presidencial del partido alemán de la AfD: “la catástrofe climática no existe”, “la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania no se condena con una sílaba”, se busca negar que el holocausto alemán nazista haya existido y “la familia es el lugar donde un hombre y una mujer tienen hijos juntos”.

Musk habló hace pocos días de que el calentamiento global es una prioridad menor respecto a la crisis mundial de la energía eléctrica que devendrá pronto, dada la maximización de necesidad de gas, petróleo y energías que entraña el sostener la revolución tecnológica global.

En otras palabras, para preservar y lograr que sus mercados de negocios en el mundo mantengan la estela brutal de prosperidad y ganancias que ha previsto, la humanidad debe prepararse para resolver las nuevas crisis y convulsiones socio estratégicas inherentes.

Así, las premisas, la filosofía de poder, el modelo de ciudadano/familia/democracia/sociedad desde el que buscan recrear el paradigma de hegemonía milenial de Donald Trump, que ensaya ya un proceso de secesión de élites en Occidente y otras regiones, podremos escucharlo el 20 de enero próximo, en medio del espectáculo/discurso/auto exhibición seguramente más visto y escuchado que ninguno hasta ahora en todo el orbe, de tomas de posesión de un presidente de una potencia mundial.

No todo lo lograrán Trump/Musk sin afilar el machete de las campañas de descrédito, desinformación y la manipulación salvaje de audiencias y electores objetivo.

Ante los tableros de caos político digital selectivo que son dictados por los amos del teleprompter, testimoniamos las reacciones/movilizaciones/indignaciones de gobernantes, ciudadanos, poblaciones, instituciones políticas y electores que se ven desafiados.

Estaremos viendo con qué eficacia resisten a ese nudo de campañas de descrédito/ira/odio, que hasta ahora tiene perturbados/apanicados/desconcertados y fuera de sí a diversos gobernantes y élites liberales del mundo acosadas/acusadas por la dupla Trump/Musk, de haber traicionado a sus pueblos, de afectar los intereses del pueblo estadounidense o de haber obstaculizado en el pasado, sus intereses empresariales, pero sobre todo, de haberse prestado al juego de la dominación hegemónica global de China y Rusia.

Las órdenes, decretos y el terror del caos político son y serán armas ordinarias por la Presidencia de Trump en este proceso de secesión de élites en diversas naciones, dado el objetivo de reconducir a Estados Unidos a una posición de como imperio/potencia mundial hegemónica, frente a China y Rusia y al orden/consenso liberal/neoliberal, ante las que y los que Donald Trump asume perdedora a su nación.

Cajón de sastre.

Hemos insistido en afirmar que durante muchos años lo que sucedía en México no fue relevante para los estadounidenses.

Hoy sí, figuramos en sus discursos, aparecemos en el diseño de algunas políticas de alcance binacional, al grado que se reclama indiferencia a sus efectos nocivos en la sociedad estadounidense: hay molestia y diseño de agenda política intervencionista.

¿Cómo es posible que nuestro vecino desordenado, violento y corrupto sea de quién más importamos productos?

México exporta a los Estados Unidos bienes y servicios más que nadie en el mundo.

Ironías de la globalización extrema sudada en el contexto binacional.

Prácticamente, desde Reagan, ningún Presidente de los Estados Unidos acumula tanta fuerza política al inicio de su mandato como Trump, quien  ha construido una narrativa en la cual México es el causante de algunos de los problemas más serios por los que atraviesan los americanos.

Se va a dedicar a resolver esos problemas o por lo menos intentarlo a su manera, se equivoque o no.

No parece importarle las consecuencias de sus decisiones y ocurrencias. Está imparable y acumulará cada vez más poder para imponer sus estándares y decisiones revisionistas, independientemente de si las logrará realizar o no.

En México, la Presidenta Sheibaum encabezó ayer en el Zócalo de la Ciudad de México una gran movilización popular el día de ayer, mostró un poderoso músculo y recibió un guiño real de apoyo popular sobre su gestión.

Algunos estudios demoscópicos muestran que su aprobación ronda más allá de los 65 puntos de aprobación a sus primeros 100 días de mandato.

La semana que comienza es la última con la que cuenta la 4T para buscar acercamientos con el Gabinete de Trump antes de que sus miembros rindan protesta.

El Gobierno mexicano debe apresurar sus contactos y preparar el primer encuentro Trump-Sheimbaum, que se avizora áspero y puede implicar decisiones políticas imprevistas.

En esta misma semana, a mediados, está prevista la Audiencia de Ismael “El Mayo” Zambada ante las Cortes de los Estados Unidos.

Hasta ahora no se ha suspendido su audiencia judicial y no hay versiones del alcance de las negociaciones privadas con las agencias estadounidenses y el núcleo duro de seguridad nacional de Trump.

Sus declaraciones tienen un peso inmenso sobre el futuro de las relaciones bilaterales.

Son tiempos complejos de inmensa incertidumbre que nos provocan un esfuerzo mayor de reflexión profunda y visualizar las decisiones sociopolíticas que nos deparan como nación.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).

Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.

Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.

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