El mundo guarda luto, consternado, por la partida definitiva del Santo Padre Jorge Mario Bergoglio

Un párroco argentino quien nunca quiso dejar de serlo, siempre humano, siempre cercano a la gente, sobre todo a los más pobres.

Un hombre sencillo, humilde, alegre y sabio. Deja un inmenso hueco en América latina y el mundo

Asumió con vehemencia la defensa de migrantes y de minorías. Un hombre con cualidades difíciles de encontrar ahora. Jesuita de formación realizó en 12 años un pontificado renovador y moderno.

Su carisma de la sencillez misericordiosa papal -la bendición silenciosa, la apertura discreta pero firme a otras religiones adversarias de la Iglesia, la cercanía con los fieles más desamparados- fueron parte del estilo, ministerio, y ahora, del legado del Papa Francisco.

Desde sus primeras homilías se inspiró en “el servicio humilde, concreto y fiel que marcó a San José y, como él, abrir los brazos para proteger a todo el pueblo de Dios y abrazar con tierno afecto a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los menos importantes, aquellos a quienes Mateo enumera en el juicio final sobre el amor: los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los desnudos, los enfermos y los presos (cf. Mt 25,31-46)”

A su muerte, se abre el compás del tiempo sucesorio y la especulación mundial sobre quién será el nuevo Papa entre 134 cardenales electores, universo del que uno puede convertirse en Pontífice por tener menos de 80 años al momento de la muerte del Papa Francisco.

Más de 100 cardenales están excluidos por haber superado el límite de edad.

En su momento Bergoglio, en la quinta ronda de votación, alcanzó 90 de 115 cardenales, más de los 77 votos fijados por la reforma del Papa Benedicto XVI, para dar mayor cohesión y unidad a la elección del Pontífice (correspondiente a dos tercios decisivamente).

Llegar al consenso supone pasar eficazmente por el fuego lento de varias votaciones necesarias para proclamarse nuevo pontífice.

Cuatro rondas se efectuaron para elegir a Joseph Ratzinger, y cinco en el cónclave de 2013, que consagró a Bergoglio como pontífice.

La tenebra política sofisticada es que “nadie quiere entrar Papa para salir como Cardenal”; a pesar de ello, Joseph Ratzinger que figuraba favorito, fue el elegido por el cónclave de 2005.

Se ha documentado que la asunción del Papa Francisco fue producto de un acuerdo entre el Decano del Sacro Colegio -no elector-, el Cardenal Angelo Sodano, el Cardenal Giovan Battista Re, la Curia del actual Secretario de Estado, Tarciso Bartone (que debió retirar su propuesta original de candidato) y los cardenales estadounidenses.

Ahora, por ejemplo, hacia el nuevo cónclave, Pietro Parolin funge como el diplomático de profesión y doctor en derecho canónico que fue elevado por el Papa Francisco como Cardenal Secretario de Estado.

Antes del cónclave papal que se forma para elegir al sucesor del Papa Francisco, a pesar de la atención mundial que ya se ciernen sobre varios de ellos y los coloca en las listas finales, ninguno quiere ser el protagonista, asumiendo que les puede restar capacidad de negociación para ser considerados el nombre del consenso definitivo.

Diversos cardenales han perfilado los rasgos del sucesor de 12 años del franciscano Bergoglio:

“Sueño con una mezcla de los tres papas: el vigor, la convicción y la fortaleza de Juan Pablo; la fuerza intelectual de Benedicto y el corazón de Francisco” ha expresado el Cardenal estadounidense Timothy Dolan; el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga prefiere “un pontífice que socave las luchas de poder dentro de la Iglesia, que siga siendo una referencia para la paz en el mundo” y finalmente, Gerhard Müller -referente de los opositores al Papa Francisco- advirtió que "la cuestión no es entre conservadores y liberales, sino entre ortodoxia y herejía".

En la trama sucesoria papal por ende juegan como seda filosa los escándalos, los conflictos internos, las disputas entre adversarios de cardenales electores, la mayoría de cardenales electores que ascendieron a esa posición por el Papa Francisco (nombró 133 cardenales y alrededor de 103 pueden confirmarse con potestad de electores) y que pueden hacer valer su legado y agenda.

Pero también, los cardenales no electores que han tenido o tienen posiciones y representaciones en episcopados de otras naciones y regiones del mundo pueden gravitar en la decisión.

Con relación al prisma decisional, de Asia proceden 23 cardenales electores; de Europa 53 cardenales electores; de África, 18 tienen derecho a decidir nuevo Pontífice; de América del Norte, 20 electores; de Oceanía, tan solo 4 cardenales electores y de América del Sur: 18 cardenales electores.

Con respecto a su dimensión sucesoria, recordemos las palabras que abrevan el método culto, sensible pero siempre irónico del gran conversador Papa Francisco, cuando fue electo por el cónclave:

“Queridos hermanos, que Dios os perdone”.

En fin, su huella en México es invaluable: el Papa nos hablaba del compromiso de todos para constituir y delinear la artesanía de la paz.

Aquél que le pedía con sencillez profundamente humana “Recen por mí”.

En México se le guarda un gran cariño y admiración por su profundidad conceptual y su sencillez ejemplar.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).

Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.

Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.

Google News

TEMAS RELACIONADOS