El ascenso de León XIV al pontificado sella un largo pacto secreto entre élites del mundo.

Mientras Paul Elie escribe en New Yorker que la llegada de Prevost es una muestra más que testimonia a Donald Trump como el hombre más poderoso del mundo, el presidente estadounidense se ve en asimismo como un arquitecto del nuevo Papa, pero esta victoria en realidad le trasciende.

Ahora tenemos un Papa nacido en Chicago, con una doble nacionalidad en Perú, hispanohablante, que ha elegido recuperar la ascendencia de León XIII con su Encíclica Rerum Novarum, encíclica social de avanzada en el mundo católico, impulsada a fines del siglo XX en pro de los derechos laborales de los trabajadores y en defensa de los emigrantes polacos de su época que afrontaron una dura represión.

Ambas mentorías para Roberto Prevost -la de León XIII y la del Papa Francisco quien lo llevó de la mano a la posición de Cardenal y por ende Papa Elegible- sellan un pacto de élites por la hegemonía futura de América.

Estamos ante dos líneas paralelas de futuro que tiene un punto de vértice en un proyecto hegemónico del mundo tanto de la iglesia católica así como el de la reivindicación de la hegemonía y el poder de Estados Unidos a escala mundial.

Estamos en tiempos de guerra y de nuevos conflictos geopolíticos.

En efecto, el nuevo Papa no es dado a políticas y posturas radicales, sino alguien que se vincula estrechamente con los movimientos y fuerzas internas, que se ha formado en las posiciones clave de la burocracia y la élite burocrática de la Iglesia Católica, que sabe el valor de la escucha al lado de los fieles, de la organización y el desarrollo de las comunidades.

El obispo de Nueva York, ahora Pontífice, es en realidad alguien que ha ejercido su obispado fuera de Estados Unidos, en las aulas de la vida y la fe de países de América Latina.

El nuevo Papa León XIV y Trump harán lo que sea necesario -exhibir sus metodologías y disensos- para esparcir los escenarios de paz en el mundo.

Las resistencias están a la vista.

Xi Jinping y V. Putin se muestran más aliados que nunca y hacen lo necesario para extender sus planes y metas, elevando el precio político a Donald Trump, quien en materia de política de aranceles ha tenido que negociar consigo mismo para no cantar más fracasos y no ser exhibido por sus adversarios potencias mundiales y antiguos países aliados.

Pero es un periodo de guerras y conflictos regionales que se exacerban, que son buenos para los negocios e industria armamentista, pero no necesariamente buenos para la especulación, las ganancias especulativas exorbitantes y las certezas de futuro y de no desgaste, por ejemplo, que exige la opinión pública estadounidense.

León XIV es un personaje muy ligado a los intereses republicanos moderados estadounidenses, a pesar de los antecedentes y críticas a JD Vance, pero definitivamente, no se le puede ver como un demócrata o asociado a los movimientos clásicos de derechos civiles estadounidenses.

El nuevo Papa representará un Vaticano que pasará a la ofensiva en una época de conflictos globales.

Aunque en Estados Unidos ha disminuido el número de latinos que se profesan católicos, ahora menos de la mitad así se asumen, dado el fuerte avance de las iglesias evangélicas.

Este mismo declive se ha presentado en América Latina.Así, la defensa de los latinos y de los hispano hablantes en Estados Unidos y en el Continente Americano, se vuelven un factor clave para el nuevo periodo de dominación del Vaticano y para León XIV.

Veremos si es capaz de cumplir su propia misión que se ha puesto al elegir su nombre: defender de manera efectiva a los latinos en EUA y en Continente Americano.

Vemos a su vez que un poder eminentemente europeo ha movido una pieza que es clave para la resistencia anti trumpista en Estados Unidos, como Chicago.

Muchas expectativas.

Este magistral movimiento de las élites del Vaticano a elegir al Obispo de Nueva York muestra que en el interior de todo estadounidense no necesariamente habita un Trump y por otro lado, pone en tela de crisis la aspiración de Rusia de incrementar el peso regional y global de la Iglesia Ortodoxa y contrasta los planes de China de expansión ideológico política de su imperio mundial.

En fin, estamos ante un Papa de tiempos de guerra y un Trump listo para lo que se presente en materia de guerra y paz: así, la consolidación de liderazgo de Norteamérica y el Continente Americano en el mundo reciben un oxígeno histórico con el nuevo Pontífice, que puede pendular hacia eslabones excepcionales decisivos y progresistas de paz y de paso, renueva la disputa de dominación y conquista ideológico, religiosa, empresarial y educativa que ya de por sí ha esparcido zozobra, crueldad, desolación e incertidumbre.

Ahora también tenemos un libreto y un hombre de influencia católica que dicta ya su manto de esperanza y misericordia.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).

Juan Carlos Barrón es Licenciado en Administración, Maestro en Estudios para el Desarrollo por la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra) y Doctor en Filosofía del Desarrollo Internacional. Actualmente es Secretario Académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.

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