Recientemente pasaron por televisión, con muy buena calidad, la película Dos monjes, la cual es muy significativa para mí ya que con ella debutó mi padre, el maestro Raúl Lavista, en 1934, como compositor de música para el cine, cuando tenía 20 años de edad. Mi padre era entonces un prometedor pianista. Fue amigo del célebre pianista chileno Claudio Arrau, quien andaba por México en calidad de actor para interpretar, para el cine mexicano, una extraña película sobre Franz Liszt. Se habían conocido en un gimnasio a donde asistían ambos a fortalecer sus músculos para las grandes interpretaciones pianísticas a las que aspiraban aquellos dos jóvenes músicos veinteañeros de principios de los años 30.
Me contaba mi papá sobre el primer encuentro entre ellos sucedido en el gimnasio cuando le preguntó a Arrau: “¿Y usted a que dedica?” “Soy pianista y estoy trabajando en México en una película sobre Franz Liszt”, le contestó.
“Yo también, curiosamente, soy pianista”, le dijo mi papá. Desde ese momento nació una gran amistad entre ellos que duró toda la vida.
En 1934, Arrau, terminando de filmar la película sobre Liszt, se iba a estudiar, para perfeccionar su técnica pianística, a Berlín, en pleno nazismo. Insistía y conminaba a mi padre para que también se fuera con él a estudiar a Alemania, pues consideraba que tenía mucho talento como intérprete. No le fue posible a mi padre, no contaba con los recursos económicos.
Siempre que venía Arrau a tocar sus recitales se encontraban y Arrau siempre regañaba a mi padre por haber dejado la interpretación por la composición musical para el cine.
Resultó que mi padre era alumno del gran compositor Manuel M. Ponce, a quien acudió Juan Bustillo Oro, director de la película Dos monjes, para que le recomendara a un joven compositor para que escribiera la canción-tema de dicha película. Entonces Ponce recomendó a su alumno más destacado, mi padre. Fue su primer trabajo en la composición de música para el cine, sin saber aún que se convertiría en un verdadero especialista, que musicalizó cerca de 400 películas y que trabajaría para los mejores directores de cine, como Luis Buñuel, Alejandro Galindo, Roberto Gavaldón, Julio Bracho, Ismael Rodríguez, etc.
La película realizada en 1934 fue dirigida por Juan Bustillo Oro; fungió como cine-fotógrafo el gran Agustín Jiménez.
La película cuenta el drama desde dos puntos de vista, con versiones totalmente diferentes de lo acontecido, como lo haría 20 años después el director Kurosawa en su la película Rashomon, que tuvo tanto éxito con la crítica cinematográfica.
Mi padre escribió (letra y música) la canción-tema de la película, titulada “Ana”, que es el nombre de la protagonista del drama. La canción aparece en varias ocasiones durante la película conforme al argumento y dice primero: “Cuánto, cuánto te quiero dulce amor mío...” Luego dice: “Cuánto, cuánto he llorado...”; y en tercera instancia dice: “Cuánto, cuánto he sufrido....” (Continuará...)