“La inclusión de la mujer no es una moda feminista, es un acto de justicia”, decía el Papa Francisco con contundencia desde 2022. El nombramiento que hizo recientemente en el Vaticano, es congruente con ese discurso.

Sus dificultades de salud no impidieron que hiciera un anuncio relevante: la monja Raffaella Petrini será la nueva gobernadora del Vaticano a partir del 1 de marzo. Se trata del cargo más importante dentro de la administración civil de ese tan conservador territorio.

Petrini también será presidenta de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano. Es la primera vez que una mujer llega a ese espacio de toma de decisiones.

Desde que era un párroco en Argentina, Jorge Mario Bergoglio combatía la discriminación, hablaba de la dignidad de las mujeres y pedía que fueran reconocidas. Pero una cosa es decirlo en los barrios rezagados de Buenos Aires, y otra es hacerlo desde el centro del poder de la Iglesia Católica.

Apenas hace un mes, el Papa ya había sorprendido a muchos al nombrar a Simona Brambilla, como la primera mujer al frente del Dicasterio para la Vida Consagrada. Y es que, como él mismo dijo. “Si no respetamos a las mujeres, nuestra sociedad no avanzará".

También en enero pasado, fue más allá y propuso eliminar la mentalidad "clerical y machista" que ha evitado que haya monjas en los puestos de responsabilidad. Mencionó que es necesario dejar de tratarlas como seres de segunda categoría y dijo incluso que “las monjas están por delante y saben hacerlo mejor que los hombres".

Impulsar el avance de las mujeres desde ese cargo es complejo; hay que ir en contra de la tradición y de muchos intereses. Lamentablemente se trata de pasos simbólicos que no traerán cambios significativos. Una institución como la Iglesia Católica no lo permite. Sigue siendo impensable, por ejemplo, que una mujer hable desde el púlpito como obispa.

Hay congregaciones, como la Iglesia Episcopal en Washington, en las que una mujer sí puede estar al frente. La reverenda Marianne Budde es un muy buen ejemplo de ello. Impulsora de la igualdad racial y de la prevención de la violencia con armas de fuego, esta líder espiritual alcanzó notoriedad mundial al atreverse a defender a los migrantes frente a Donald Trump.

Esta madre y abuela, primera mujer obispa de esta iglesia en Washington, resaltó que los migrantes son en su mayoría gente buena y trabajadora, que hoy vive con miedo en la Unión Americana. Lo dijo ante un Trump envalentonado, que venía de ganar con un amplio margen y de recibir solo aplausos en todos sus discursos.

“Son las mujeres las que cargan con el peso de sacar adelante al mundo”, dijo recientemente el Papa Francisco. Discursos como el de la obispa Budde no solo sostienen al mundo, también lo transforman con perseverancia, amor, empatía y mucha fuerza.

@PaolaRojas

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