Será un grito ahogado en Estados Unidos el de este 15 de septiembre. Las fiestas patrias siempre han sido, para los mexicanos en la Unión Americana, una oportunidad de conectar con sus raíces. Pero este 2025, el Grito es susurro, se celebra con cautela, con el temor de que ondear la bandera o cantar el himno nacional se conviertan en un riesgo.

La Secretaría de Relaciones Exteriores lanzó un llamado claro: celebrar con responsabilidad y sin confrontaciones. A través de la red consular se reforzó la campaña “Conoce y ejerce tus derechos”, porque cualquier reunión masiva puede ser vista por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) como oportunidad de redada.

La sombra del perfilamiento racial —esa autorización para detener a alguien sólo por su aspecto o acento— hace que el orgullo patrio choque con la vulnerabilidad cotidiana.

En ciudades como Chicago, organizadores cancelaron o pospusieron los eventos principales. Reunir a miles en plazas públicas ya no es sinónimo de fiesta sino de nerviosismo. En Texas, barrios latinos optan por desfiles pequeños, discretos, mientras que el Comité Mexicano Cívico Patriótico decidió mantener el desfile en Los Ángeles, aunque bajo estrictas medidas de seguridad. La cultura resiste, pero en un ambiente tenso que afecta incluso a la economía local.

El canciller Juan Ramón de la Fuente y el jefe de la Unidad de América del Norte, Roberto Velasco, instruyeron a los consulados mantener contacto permanente con autoridades locales y federales. Además, intensificar mensajes preventivos en radios comunitarias: manejar con precaución, no firmar nada sin asesoría legal, ejercer el derecho a guardar silencio y, sobre todo, tener a la mano la Línea de Apoyo Consular. Es un recordatorio de que festejar la independencia no debiera convertirse en motivo de detención o deportación.

Desde la mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum respaldó el llamado: sí al Grito en consulados, pero con precauciones. Aclaró que Cancillería avisó a Washington de la importancia de la fecha, aunque no hubo respuesta oficial. Entre líneas, la advertencia es clara: que cada familia decida si se arriesga o se resguarda.

Y es que el clima se enrareció después de la decisión preliminar de la Corte Suprema que permite a ICE realizar arrestos basados en apariencia física o idioma. Aunque no es un fallo definitivo, es un golpe que legitima el miedo. Los abogados lo llaman “racismo con placa”. ICE lo niega, pero admite que “acentos o tatuajes” pueden ser pistas. La frontera entre sospecha y discriminación es muy delgada.

Habrá música, bailes y comida típica en algunos estados, pero también silencios incómodos en barrios donde antes las calles se pintaban de verde, blanco y rojo. El Grito de este año no será multitudinario. Será un eco contenido, puertas adentro. Un Viva México íntimo, quizá más simbólico que nunca. Y es que, aun en medio de la hostilidad, el orgullo de ser mexicano no se puede deportar.

@PaolaRojas

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