Hablar de democracia, es referirnos también al espacio público con perspectiva de género; sin duda el abordaje es complejo porque el todo hace las partes y viceversa. Las desigualdades y violencias que viven la mujeres no son factores aislados entre sí.

Por eso debemos reconocer la complejidad, en este caso urbana, para encontrar los instrumentos adecuados que describan la multiplicidad de los fenómenos que intervienen, cómo se determinan unos a otros y el caos que representan.

No se puede ubicar una problemática sin las causalidades y efectos del y en el conjunto. La desigualdad de las mujeres es omnipresente.

Tenemos ante nosotros el gran desafío de comprender al derecho a la ciudad de las mujeres desde esa perspectiva compleja sin la cual no se dan pertinencia ni suficiencia en los diagnósticos, ni en las propuestas, ni en la toma de decisiones, menos en la ejecución.

El filósofo, psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung nos refiere a la conexión funcional entre la estructura de la psique y sus manifestaciones culturales.

¿Cómo se configura la subjetividad de las personas en sus contextos cercanos y amplios? “Se fundan -dice- ciudades, que en los tiempos de las mitologías vivas pretendían ser el reflejo del universo…Así reciben esas ciudades la base del mismo suelo divino, como el mundo. Así se convierten en aquello que antiguamente fueron: residencia de los dioses.”

La Ciudad de México, que en su origen fue la Gran Tenochtitlan, es una ciudad mítica profetizada con antelación a su fundación. Y ese mito hizo civilización.

La ciudad es fundamento; es cultura transmitida; es el lenguaje que aprendemos. Somos ciudad, y hay tantas ciudades como personas somos. La ciudad nos habita. Tal correlación marca la propia existencia en la dimensión subjetiva, en la mentalidad con la que se teje la trama social.

Tenemos una diversidad que representan las urbes de México, zonas metropolitanas, grandes, medianas y pequeñas ciudades con diferentes vocaciones económicas, condiciones climáticas, de infraestructura y servicios.

En las urbes es donde con mayor frecuencia las familias son jefaturadas por mujeres solas. De ahí que debemos incidir para que la vida urbana les beneficie, para que su caos no les continúe cobrando la cuota de la discriminación, la violencia intrafamiliar, la falta de acceso al empleo formal y bien remunerado, la carencia de servicios y la deficiente movilidad; para que el miedo a la calle no siga siendo un común denominador.

Por eso la reforma constitucional para incluir la “Igualdad Sustantiva” que promovió la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, abre la puerta a la óptica de lo estructural y sistémico: Un Federalismo y un Sistema Político Mexicano donde la transversalización permee al modelo, desde la planeación hasta la ejecución de la política pública y donde la igualdad sustantiva supone la modificación de las circunstancias específicas que impiden a las mujeres ejercer plenamente sus derechos y tener acceso a oportunidades de desarrollo mediante medidas estructurales, legales y de política pública.

El mandato constitucional de “a trabajo igual, salario igual” tiene en su centro la autonomía de las mujeres, por lo que fortalecer su capacidad de decisión y acción, así como confirmar su poder personal debe ser nuestro derrotero.

El contexto internacional y la realidad nacional nos dice que éste es el momento para la economía social, el emprendimiento colectivo y un sólido sistema de cuidados que libere a las mujeres de esa carga exclusiva que se le ha impuesto.

En este sentido posibilitar el derecho de las mujeres a su ciudad debe ser un punto de partida. Construir la ciudad que las mujeres merecen debe ser una meta compartida.

Activista social

@larapaola1

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