A las mexicanas y mexicanos:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos ordena que, “toda persona tiene derecho a buscar asilo”. Nuestro país tiene una larga y reconocida tradición de asilo diplomático, basta recordar el exilio español y los asilados durante la represión de las dictaduras latinoamericanas del Cono Sur en la segunda mitad del siglo XX.
El rompimiento de relaciones entre México y Ecuador tiene sustento jurídico, fue una decisión acertada y por demás digna. De ahí que la Organización de los Estados Americanos (OEA) respaldó a México aprobando una resolución en sesión extraordinaria, presentada por la delegación de Colombia que condena “enérgicamente” el violento asalto de policías de Ecuador a la embajada mexicana, así como los actos de violencia ejercidos en contra de la integridad y la dignidad del personal diplomático.
Y es que la irrupción ilegal en la Embajada de México en Quito del pasado 5 de abril por parte de la policía de Ecuador para detener al exvicepresidente, Jorge Glas, y la agresión al jefe de Cancillería, Roberto Canseco, constituye una flagrante violación al derecho internacional, particularmente a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que en su artículo 22 y 31 establece que los agentes del Estado receptor no podrán penetran en ellos sin consentimiento del jefe de la misión, así como la inviolabilidad de los locales consulares, mismos que no podrán ser objeto de ninguna requisa, por razones de defensa nacional o de utilidad pública.
Las acciones de las autoridades ecuatorianas constituyen una irrupción que resulta a todas luces violatoria del derecho internacional y de las normas básicas de convivencia entre las naciones, constituyendo un ataque a la soberanía del Estado mexicano.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, señaló que somos un país independiente y soberano, no colonia de ninguno, a México se les respeta. Levantó la voz para exigir el respaldo conducente de nuestros socios comerciales del Norte, obteniendo una respuesta clara hasta este momento por parte de Estados Unidos y optó porque sea la Corte Internacional quien resuelva, privilegiando la paz y el derecho internacional.
Es importante decir que, una vez más, México hizo valer su soberanía y actuó con irrestricto apego a las normas internacionales, Ecuador ha esgrimido argumentos insostenibles, pues la Convención sobre Asilo Diplomático establece que “No es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas, ni a los desertores de fuerzas de tierra, mar y aire...”; y que “corresponde al Estado asilante la calificación de la naturaleza del delito o de los motivos de la persecución”.
Nada justifica la irrupción de Ecuador en nuestra sede diplomática, lo ocurrido sienta un precedente negativo para el mundo. Nuestro país ha sido siempre solidario con los pueblos y naciones hermanas, ha pugnado por la paz, el respeto a los derechos humanos y ha hecho importantes esfuerzos para mantener unida a América Latina. Por eso es que con sobrada autoridad moral el Ejecutivo Federal exige para México lo que siempre ha dado.
Paola Félix Díaz-Activista Social
@larapaola1