En Estados Unidos (EU), la Reserva Federal (Fed) ha preferido la estrategia de ver y esperar por lo que unánimemente decidió mantener la tasa de referencia de los fondos federales en un rango de 4.25% a 4.50%, a pesar de que la inflación ha estado contenida y que hay señales de desaceleración económica, aunque el mercado laboral todavía se muestra bastante fuerte.
El dilema es complicado considerando que las expectativas de inflación de los consumidores continúan siendo elevadas en EU, ya que tarde o temprano los efectos de los aranceles en las mercancías elevarán los precios de los bienes finales por un traslado de los costos de los productores o de los minoristas.
La Fed elevó sus proyecciones de inflación de 2.7% a 3% en 2025 basada en el índice de precios del gasto de consumo personal (PCE por sus siglas en inglés) y de 2.8% a 3.1% en el básico, eso es, excluyendo alimentos y energéticos. También baja sus estimaciones del PIB para este año de 1.7% a 1.4%. El mensaje es claro, le preocupa más la inflación que el crecimiento.
Por su parte, la Fed ha decidido ser más cautelosa. No quiere volver a cometer el error de 2021, cuando consideraba que la inflación que se estaba presentando era transitoria y que era provocada por un choque de oferta, que se resolvería cuando las cadenas de suministro se restablecieran una vez que la pandemia por Covid se controlara, pero no fue así, los enormes apoyos que dió la administración Biden a las empresas y las familias, impulsaron fuertemente la demanda agregada y dispararon los precios. Pocos economistas reconocieron que el diagnóstico fue equivocado.
En una postura discrepante dentro de la Fed, el gobernador Christopher Waller ha argumentado que se ha magnificado el efecto inflacionario de los aranceles porque es un evento de una sola vez, por lo que el alza de los precios tendría un impacto temporal; y en contrapartida, de seguir retrasando la baja de tasas de interés, se podría afectar el desempeño de la economía y perjudicando los planes de los inversionistas. Ese es el argumento de los asesores económicos de Donald Trump.
Waller fue nominado por Trump en enero de 2020 y ratificado por el Senado durante su primer mandato, por lo que se considera que su postura está sesgada por ese antecedente. Si la Fed hubiese disminuido la tasa de interés mandaría un mensaje de que se ha dejado presionar por el presidente norteamericano, máxime que en la reunión de marzo había mandado el mensaje de que sería hasta el tercer trimestre que contemplaría la próxima revisión a la baja.
La Fed debiera estar preocupada por el creciente deterioro de las finanzas públicas y por el mayor déficit que ocasionará la propuesta fiscal, que está ocasionando que las tasas de interés de largo plazo repunten haciendo más complicado el efecto de la política monetaria. Las calificadoras de riesgo ya han manifestado su preocupación por la tendencia creciente de la deuda pública.
Pero las presiones no solo vienen del mandatario de EU. Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase advirtió recientemente que la economía de su país podría caer en recesión los próximos meses haciendo un llamado a que se relaje la política monetaria y a que se moderen los aranceles.
En México, la situación es al revés. A pesar de las tendencias de la inflación al consumidor al alza, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) en el más reciente informe de inflación trimestral ya dejó entrever que reducirá la tasa de interés en la misma magnitud que la vez anterior (50 puntos base) a 8%, que el entorno inflacionario es favorable para seguir recortando las tasas y que más bien está preocupada por los efectos de la política monetaria en la debilidad económica.
Las expectativas de inflación al consumidor de los especialistas del sector privado encuestados subieron de 3.80% en abril a 3.90% en mayo, cuando todavía no conocían que se había disparado a 4.42% en el mes, ni la variación anual de la segunda quincena (4.62%).
Jonathan Heath, subgobernador alertó sobre el repunte de la inflación, especialmente en los servicios, de acuerdo a una nota de Reuters, él mismo cree que la mayoría de la Junta de Gobierno votará a fin de mes para bajar la tasa clave en 50 puntos base, aunque, a su juicio, se deberían pausar los recortes de esa magnitud y evaluar los datos.
Cabe comentar que para que se cumpla la estimación de inflación del segundo trimestre de 2025 de 3.9% ratificada por Banxico a finales de mayo, la inflación de junio tendría que ser de 3.35% lo que resulta inviable, por lo que debiera reconsiderar decisión si no quiere poner en riesgo la confianza en la política monetaria. Bajar la tasa de interés para después volverla a subir porque la inflación repunta le restaría credibilidad.
Claramente, las posturas de la Fed y de Banxico son contrapuestas. Al banco central de EU se le podría acusar de exceso de cautela; sin embargo, a pesar de que reconoce que "la incertidumbre sobre las perspectivas económicas ha disminuido, pero sigue siendo elevada", ratifica su compromiso con lograr que la inflación se ubique en una tasa de 2% en el largo plazo con un propósito firme de anclar las expectativas inflacionarias.
Esperemos que Banxico al preocuparse por la debilidad económica no descuide el crecimiento del nivel de precios, y ocasione que a la larga nos quedemos con bajo crecimiento del PIB y alta inflación, sobre todo considerando que su objetivo prioritario es mantenerla baja y estable.
Adenda
1. La tendencia a la baja de componentes de la Oferta de Demanda global confirma que la alerta de una recesión en México es más fuerte de lo que se quiere reconocer.
2. Para acabar con el complejo nuclear de Fordo en Irán, Israel necesita el involucramiento de EU con la utilización del bombardeo B-2. Esto podría escalar el conflicto en Medio Oriente a mayores dimensiones.
3. El viaje de la presidenta a la reunión del G7 terminó siendo irrelevante. Volar en línea comercial le funcionó al expresidente López Obrador, pero a ella le perjudica. Ojalá lo entiendan sus asesores.
*Catedrático de la EST-IPN y de la Universidad de la Libertad