Las universidades juegan un papel fundamental en la sociedad. No solo generan impactos directos derivados de la formación de estudiantes y la generación de conocimiento, sino también indirectos, resultantes de su interacción con el entorno social, económico y político en el que se desarrollan. Si bien cumplen con la función de formar a los profesionales que liderarán y contribuirán a la sociedad en diversas áreas, también tienen la obligación de promover acciones que impacten y transformen la realidad social. No solo ofrecen grados académicos, tienen una misión social que cumplir. El impacto de sus acciones en la promoción del desarrollo humano, la justicia social y la democracia, es lo que destacaron autores como John Dewey en "Democracia y educación", Paulo Freire en "Pedagogía del oprimido" o Martha Nussbaum en "Sin fines de lucro". Es importante reflexionar sobre el funcionamiento y eficacia de las tareas de vinculación social universitaria en México en tiempos de grandes desafíos ¿Están logrando mover indicadores de desarrollo humano en las regiones? ¿Las tareas del servicio social universitario se están realizando con este propósito? ¿Se están diseñando acciones de vínculo comunitario al margen del servicio social? ¿Éstas funcionan y están teniendo impacto en el desarrollo de las comunidades?

Las acciones de vinculación social universitaria no sólo tienen un propósito académico, sino que deben contribuir al desarrollo local y regional, y a mejorar la calidad de vida de las personas. En particular en América Latina, pues a diferencia de Europa, donde la responsabilidad social universitaria se relaciona con el paradigma de la sociedad del conocimiento y la competencia global, en estas regiones debe enfocarse a la construcción de sociedades más justas y equitativas. Es así, que las universidades vienen desarrollando programas de prevención y cuidado de la salud; de conservación del medio ambiente y el uso responsable de los recursos naturales; o de apoyo a la inclusión de grupos vulnerables, como personas con discapacidad, adultos mayores o minorías étnicas.

¿Cómo podrían las universidades mejorar su incidencia social? Primeramente, se debe transformar y mejorar la actividad del servicio social estudiantil, reorientándolo para que deje de ser un mero trámite burocrático; resignificándolo como parte sustantiva de la formación del estudiantado y como una expresión de su compromiso verdadero con la sociedad. Antes de que asistan a prácticas profesionales o de servicio social, se debe capacitar a las y los estudiantes para que desarrollen las habilidades y competencias necesarias. Antes de salir a campo, se deben establecer vínculos sólidos con la comunidad y las organizaciones locales para identificar necesidades y oportunidades de servicio; escucharlos primero, fomentando la participación comunitaria en la planificación y ejecución de los proyectos. Deben establecerse mecanismos de monitoreo y evaluación para medir la efectividad de las acciones de vinculación social. Fomentar la colaboración interinstitucional con otras universidades, organizaciones no gubernamentales y gobiernos para ampliar el alcance y el impacto de estas acciones y, con el mismo propósito, utilizar nuevas tecnologías como la educación en línea y las plataformas de colaboración.

Un último aspecto a considerar. Las acciones de vinculación social de las universidades suelen ser dispersas, se desarrollan en diversas regiones en función de intereses docentes preferentemente. Pero, ¿qué pasaría si las actividades de educación, investigación y extensión se concentraran en atender las necesidades de un grupo o territorio determinado? ¿Habría mayor impacto e incidencia social si se estableciera un modelo integral e multidisciplinario de vinculación entre la Universidad y un territorio o comunidad determinada? En la Universidad Autónoma de Chiapas estableceremos una prueba piloto al respecto, vamos a concentrar en 2026 las acciones de vinculación social, académicas, de investigación y de extensión en el emblemático municipio de San Andrés Larráinzar, el cual mantiene uno de los indicadores más bajos de desarrollo humano del país. El plan consiste en que la Universidad involucre a todas sus unidades académicas para promover acciones en ese municipio en materia de salud (programas preventivos y de atención comunitaria), educación (alfabetización, fortalecimiento académico y formación continua), vivienda (proyectos de mejoramiento y adecuación habitacional), alimentación (producción local y nutrición saludable), economía social y producción (impulso a emprendimientos comunitarios), cultura (rescate, preservación y difusión del patrimonio cultural) y medio ambiente (gestión y uso sustentable de recursos hídricos). Este esfuerzo con el apoyo del gobierno federal y estatal, puede contribuir a que ese territorio se convierta en un micropolo de desarrollo social y, con ello, mejorar la calidad de vida de miles de personas. Es una gran oportunidad para asumir nuestra responsabilidad social universitaria. Hay capacidad, conocimiento, pero sobre todo mucho espíritu universitario para llevarlo a cabo.

Presidente de la Asociación de Educación Continua y a Distancia de México AC

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