Gracias a internet, la web y las redes sociodigitales, la humanidad ha experimentado una significativa aceleración histórica.
La cantidad y velocidad en la producción de la información, así como en su circulación y consumo de la información han observado notables incrementos en los años recientes.
Se estima que, a finales de 2025 habremos generado 181 zettabytes de datos —un Zettabyte (ZB) equivale a 1024 Exabytes—.
1. Cuarta Revolución Industrial (4RI)
La acelerada digitalización favoreció el advenimiento de la cuarta revolución industrial, la cual, de acuerdo con Klaus Schwab, el principal promotor del Foro Económico Mundial en Davos (WEF), ha impuesto profundos cambios en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
En 2016 Schwab afirmó que la cuarta revolución industrial (4RI) cambiará todo, incluso “nos cambiará a nosotros”.
El desarrollo de la 4RI —explicó— involucra un extenso conjunto de avanzadas tecnologías de punta, entre las cuales destacan la Inteligencia Artificial (IA), la biotecnología, robótica, computación cuántica, nanotecnologías, impresoras 3D, internet de las cosas, vehículos autónomos, etc.
Cada adelanto registrado en cualquiera de las tecnologías antes referidas repercute en el ecosistema tecnológico que despliega la 4RI.
En el desarrollo de la 4RI, la IA observa un rol protagónico, como reconoce el propio Schwab.
2. La Inteligencia Artificial (IA), la otra revolución posible
El 30 de noviembre de 2022, la introducción de ChatGPT —acrónimo en inglés del término Chat Generative Pre-Trained Transformer—, chatbot desarrollado por la firma OpenAI, estableció un auténtico parteaguas en la evolución de la IA.
ChatGPT es un gran modelo de lenguaje, el cual es ajustado mediante técnicas de aprendizaje supervisadas como de refuerzo.
Debido al formidable desarrollo de la IA y, sobre todo, a la trascendencia de sus implicaciones, resulta factible considerar a la IA como una revolución.
En Nexus (2024), el reciente libro de Noah Harari, el destacado historiador israelí afirma que la IA representa la mayor revolución de la información en la historia.
El desarrollo de la inteligencia artificial generativa (IAG) detonó una auténtica fiebre del oro en Silicon Valley. Incluso el metaverso, la gran apuesta de Mark Zuckerberg fue relegado a un segundo plano.
El desarrollo de la IA se ha convertido en tema prioritario para las principales firmas de tecnología —big techs—.
La IA, entendida como la capacidad de máquinas y ambientes para usar algoritmos, aprender de los datos y usar lo aprendido en la toma de decisiones, es una tecnología capaz de consumar profundos cambios en la escala, ritmo y patrones en los asuntos humanos.
Sin embargo, a diferencia de los medios que, por ser extensiones de nosotros, también dependen de nosotros en su evolución (McLuhan), la IA podría prescindir de nosotros en su evolución.
3. La IA desde las miradas de nuevas generaciones de apocalípticos e integrados
3.1 Marc Andreessen
La revolución de la IA ha estimulado un renovado optimismo tecnológico. Marc Andreessen, uno de los principales inversores en Silicon Valley, no solo destaca los beneficios que puede aportar la IA; además, afirma que la IA será capaz de resolver todos los problemas de la humanidad —Why AI Will Save the World—, junio 2023.
Andreessen —cofundador de Netscape Communications Corporation y coautor del navegador Mosaic—, sostiene que, gracias a la IA la productividad observará un pronunciado crecimiento, impulsando el desarrollo económico, la generación de nuevas industrias, impulsando nuevos puestos de trabajo, favoreciendo un significativo crecimiento salarial, dando lugar a una nueva era de prosperidad material en todo el planeta.
La IA —sentencia Andreessen— nos permitirá vivir en un mundo mejor.
Los argumentos que ofrece Andressen pretenden disipar los riesgos que han advertido en la IA no pocos expertos. A partir de la IA, Andressen promueve su particular versión de "Un mundo feliz".
3.2 Noah Harari
Noah Harari no precisamente comparte el optimismo de Andreessen, quien ubicaría a Harari en el bando de los analistas y expertos que promueven el “pánico moral” ante la IA.
Harari, en primer lugar nos advierte que la IA es un agente y no una herramienta.
La IA supera por mucho nuestra capacidad para identificar patrones en la información. Como las emociones también son patrones, Harari no descarta que algún día la IA pudiera adquirir la capacidad de sentir el dolor y el amor.
El punto de inflexión en la historia —afirma Harari— podría presentarse cuando los “agentes inteligentes” decidan el rumbo de los procesos históricos.
La IA no solo podría afectar el curso de la historia, además podría alterar la evolución de nuestra especie y, en general, la evolución de todos los seres vivos, tal como advierte el profesor Manuel Martín Serrano.
La evolución de la IA podría superar los límites espaciales y temporales de la imaginación humana, y entidades intercomputacionales podrían convertirse en la base de civilizaciones futuras.
3.3 Kurzweil
Desde finales del siglo XX Kurzweil ha sostenido que los cambios tecnológicos han producido un impacto positivo en el bienestar humano (1999). La “ley de los rendimientos acelerados” propuesta por Kurzweil establece que siempre que una tecnología alcance cierto tipo de barrera, será inventada una nueva tecnología para permitirnos cruzar la barrera.
A través la historia, las tecnologías de información, sostiene Kurzweil, han elevado los niveles de bienestar y han contribuido al progreso.
Kurzweil, el jefe de ingeniería en Google, a quien Bill Gates considera como la voz más autorizada en temas de IA, es consciente de los riesgos y peligros que podrían derivarse de la IA.
Sin embargo, confía en la posibilidad de mitigar las posibles amenazas.