Jorge Monterrubio Salazar
En un artículo previo expuse las diferencias entre las posibles estrategias de seguridad de Clara Brugada y Omar García Harfuch en caso de que ganaran la precandidatura a la jefatura de gobierno de Ciudad de México. Por este motivo, considero importante evaluar lo que está sucediendo con una de las contrapartes de cara al cierre de las precampañas.
Santiago Taboada, quien fue alcalde de Benito Juárez de 2018 hasta octubre pasado, implementó una estrategia distinta en su demarcación. El programa insignia de su administración se denomina “Blindar Benito Juárez”. Dicha política consiste en 4 puntos fundamentales: aumentar el número de elementos de 70 a 300, adquirir 66 unidades de proximidad, presencia en los 28 cuadrantes en los cuales se dividió la alcaldía así como la puesta en marcha de un programa complementario que se denomina “Cuidar a quien nos cuida” el cual se caracteriza por brindar acceso a actividades deportivas, culturales, y de atención médica de manera gratuita a los elementos de distintas dependencias.
Las medidas planteadas corresponden a una noción de seguridad pública estrecha que debería ser complementadas con otro tipo de estrategias por diversos motivos:
Primero que nada, en una ciudad con las características de CDMX, suena lógico asumir que aumentar el número de elementos policiacos por cada mil habitantes es siempre deseable. Sin embargo, no olvidemos que hasta el 2022 la Ciudad de México se encuentra muy por encima de la media nacional con una tasa de 3.7por cada mil habitantes.
Este es un buen número si consideramos que en 2006 la ONU estableció un estándar mínimo de 1.8 policías. Por lo que no parece ser una medida urgente a tomar. No obstante, es importante mencionar que esta es una consideración general y un número óptimo de policías debería considerar que las funciones policiales no suelen ser homogéneas y que existen distintos factores de calidad que están involucrados dependiendo de sus operaciones. Tal vez, el exalcalde debería pensar en otras alternativas.
Por otro lado, si bien se menciona en el programa que la Alcaldía Benito Juárez se divide en cuadrantes, esto ya sucede. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la Ciudad de México cuenta con este tipo de divisiones en toda la capital. Sin embargo, considerando la información analizada, parecería que son cuadrantes distintos a los que implementa la policía capitalina. Rescato el hecho de que en este caso se optó por hacer cuadrantes más pequeños, lo que permite mayor proximidad en la zona, pero esto no representa una propuesta que difiera mucho de lo que ya existe.
Aunado a lo anterior, preocupa la narrativa que se ha utilizado al momento de comunicar hacia la ciudadanía: “Los delincuentes, son delincuentes y tienen que estar tras las rejas”, esto menoscaba por completo la posibilidad de pensar en estrategias de prevención distintas como aquellas dirigidas a los delincuentes, a las víctimas o a las situaciones a nivel primario, secundario o terciario.
Lamentablemente, ante la falta de propuestas dada la legislación electoral, aún tendremos que esperar más para conocer a profundidad cómo es que el plan aplicado en la Benito Juárez se intentará replicar o adaptar en toda la capital para “Blindar la Ciudad de México” pero sin perder de vista que el modelo incremental de seguridad (que solo consiste en incrementar el número de policías) posiblemente ya llegó a su límite.
Por los motivos anteriormente expuestos, es pertinente preguntarnos ¿qué sigue para la Ciudad de México que no solo sea diferente sino que permita obtener resultados mejores y sostenibles? Al parecer eso aún está por definirse.
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
@Jorgemonsa7