Por Marcela Ríos Tobar
La democracia vive momentos complejos a nivel mundial. En todas las regiones, las políticas nacionales están cruzadas y tensionadas por dinámicas geopolíticas. Enero del 2025 fue escenario de dos momentos que contribuyen en este sentido. Primero, se ratificó la elección ilegítima de Nicolás Maduro en Venezuela, con perspectivas a que la represión podría acrecentarse y la esperanza de una transición democrática alejarse aún más. Luego, el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha impactado la agenda global, incluyendo fuertes choques con varios países latinoamericanos, amenazando guerras arancelarias, inestabilidad comercial y un fuerte efecto simbólico en apoyo a sectores de extrema derecha, ya presentes en la región, que se verán empoderados y legitimados en sus esfuerzos por atacar los logros alcanzados en materia de derechos humanos, inclusión e igualdad de género. Estas agendas atacan directamente principios democráticos básicos, así como las normas internacionales y el sistema multilateral.
A este inquietante contexto, podemos agregar magros resultados en la lucha contra la desigualdad; si bien los pronósticos económicos recientes del FMI muestran un tímido repunte en el crecimiento regional -de 2.5 en 2024 a 2.7 en 2025-, que, dependiendo de las políticas gubernamentales, podría brindar recursos para reducir brechas socioeconómicas estructurales. Por su parte, en la encuesta de Latinobarómetro de 2024 se destaca el optimismo económico personal como el más alto desde 1995, con esperanzas positivas de un 52% de los latinoamericanos. Sin embargo, tal como advertimos en un informe reciente entre IDEA Internacional y el PNUD, si ese optimismo no se encuentra con una gobernanza democrática y políticas públicas efectivas, será difícil romper la trampa de la desigualdad, corriendo el riesgo de amplificar el descontento con las instituciones democráticas, y dar aún más cabida a preferencias populistas o autoritarias.
En los próximos meses una serie de elecciones pueden cambiar el mapa político latinoamericano. En 2025 habrá 5 elecciones generales en Ecuador, Bolivia, Chile, Honduras, y legislativas en Argentina. Ellas pondrán a prueba el voto castigo a los oficialismos que reinó en la región desde 2019 (con la excepción de Paraguay en 2023) y detuvo su fuerza en 2024, donde los oficialismos fueron reelectos en El Salvador, República Dominicana y México, con alternancias en Panamá y Uruguay. Segundo, la actual configuración ideológica regional. Así en El Salvador, Panamá y República Dominicana triunfaron opciones de derecha, mientras en México y Uruguay de izquierda.
Una tercera tendencia es el balance heterogéneo en materia de representación y derechos de las mujeres. Mientras en México se avanzó en “paridad en todo”, llevando a que ambas cámaras del Congreso estén integradas por un 50% de mujeres, eligiendo a la primera presidenta de la historia, e implementando acciones para proteger la violencia política en razón de género; Panamá y Uruguay experimentaron leves retrocesos, y siguen estando por debajo del promedio regional de 35% de presencia legislativa. Mientras en Argentina el gobierno libra una verdadera batalla contra la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Cuarto, mientras la participación electoral viene en declive, la conflictividad electoral se está amplificando de acuerdo con datos de IDEA Internacional. Hay que estar alertas, ya que en varias de las contiendas se espera un resultado estrecho.
Así, la agenda democrática para 2025 estará cargada de nuevos y antiguos desafíos, pero también de oportunidades, incluyendo la posibilidad de reconstruir la relación entre autoridades y ciudadanía. Para mejorar su desempeño las democracias latinoamericanas deberán apostar por volverse más inclusivas, e igualitarias. Sin embargo, nada de ello será posible si no logramos defender conquistas democráticas al interior de nuestros países y renovar el sistema multilateral que hemos construido para protegerlas.
Directora Regional para América Latina y el Caribe IDEA Internacional
Miembro del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina