Ayer concluyeron las actividades conmemorativas por el 57 aniversario de los Juegos Olímpicos de México 1968, un evento que marcó para siempre la historia del deporte nacional.
El cierre fue con una comida emotiva que reunió a nadadores, clavadistas, waterpolistas y otros participantes de aquella generación inolvidable. Fue el final de una serie de actos imborrables para quienes dejaron huella en esa época dorada.
El primero se realizó el 1 de octubre, cuando la Lotería Nacional presentó un billete especial conmemorativo. En ese evento, encabezado por su directora Olivia Salomón, estuvieron como testigos los deportistas olímpicos de México 68.
Días después vino el segundo momento: una gran competencia atlética en Zona Esmeralda y otra en la instalación acuática de El Dorado, en Oaxtepec, Morelos, donde participaron cerca de 800 nadadores con excelente hospedaje, alimentación y todas las comodidades necesarias.
Finalmente, el convivio de este sábado 18 de octubre selló la celebración por este aniversario 57. Durante ese encuentro, se presentó un proyecto que podría convertirse en el legado más importante de la natación mexicana: una fundación con museo, Salón de la Fama y plataforma digital para preservar la historia acuática del país.
La iniciativa busca rendir homenaje a todos los que han buscado dejar el nombre de México en lo más alto y no a una persona, busca reconocer a todas las generaciones que han construido el camino desde los primeros olímpicos hasta París 2024.
El plan contempla tres pilares: un museo físico de 300 metros en Polanco, un Salón de la Fama con criterios transparentes y un espacio digital gratuito y colaborativo. Para ello también se creará una fundación que será la que regule y materialice todos estos planes.
La idea es integrar a todas las ramas de la natación como aguas abiertas y categoría máster. Los primeros embajadores del proyecto serán precisamente los integrantes de la delegación que compitió en México 68.
Como muestra simbólica, se entregó a los asistentes una tarjeta con acceso digital a documentos históricos, incluyendo el sistema de entrenamiento utilizado bajo la dirección de Ronald Johnson en la recta final rumbo a los Juegos Olímpicos de 1968, llamada “La Biblia”.
Esa etapa es recordada como la época de oro de la natación mexicana, con siete finalistas y dos medallas: el oro de Felipe “Tibio” Muñoz en 200 metros pecho y el bronce de María Teresa Ramírez en 800 metros libres.
El sueño es ambicioso: más de 70 mil documentos, revistas, videos, entrevistas y testimonios serán recopilados para que futuras generaciones conozcan el pasado y se inspiren. La invitación está abierta a todos quienes tengan historias locales, archivos o memorias que aportar.
La intención es clara: que este legado sea construido entre todos y que los protagonistas de México 68 sean los primeros guardianes de esa memoria viva.
Viene mucho trabajo por delante. Catalogar documentos, construir espacios, convocar apoyos y coordinar voluntades no será sencillo. Pero todo valdrá la pena cuando existan esos recintos donde las nuevas generaciones podrán conocer quiénes forjaron la historia de la natación en México y entender que el presente no se explica sin esos pioneros.
Profesor