Después de la extraordinaria competencia que tuvimos en Cuernavaca, Morelos, con el torneo Nuevos Valores, en el que estuvo presente la gobernadora de la entidad, Margarita González Saravia, con un gran compromiso para levantar el deporte, hemos experimentado de nueva cuenta la fuerza que tiene la organización de eventos para ayudar a sus sedes.
Más de 3 mil personas estuvieron en tierra morelense el fin de semana pasado, dejando una derrama económica impresionante en el municipio de Emiliano Zapata, en donde se llevó a cabo esta competencia.
Después de ello me dirigí a Acapulco, Guerrero, en donde se está fomentando el turismo deportivo y el turismo extremo con el apoyo de la Conade. Eso es maravilloso para ayudar a rehabilitar lo que es este grandioso lugar.
Es clave que esas acciones se mantengan, ya que Acapulco necesita de todo el impulso que se le pueda dar después de lo ocurrido con el paso del huracán Otis, y en tema deportivo, después de que no se promuevan los deportes acuáticos que tanto beneficio pueden darle a este bello Puerto.
Hay que recordar que Acapulco es la cuna de la natación mexicana. Un lugar que nos dio grandes representantes como el cuarto lugar olímpico Clemente Mejía, quien con poco entrenamiento logró esa posición en los Juegos Olímpicos de Londres 1948.
También de aquí salió Apolonio Castillo, otro gran nadador que desgraciadamente murió cumpliendo su función de buzo de rescate, en una inmersión buscando a unos extranjeros que habían desaparecido.
Ramón Bravo fue otro gran exponente de la natación mexicana desarrollado en Acapulco, lo mismo que Ramiro Estrada, quien estuvo en los olímpicos en Los Ángeles 1984.
El deporte en Acapulco no se resume a lo acuático. Hoy por hoy es gratificante ver que empresarios como Antonio Hernández y la familia Burillo mantengan y no hayan dejado caer el Abierto Internacional de Tenis pese a los estragos de Otis.
Hernández, con su hotel Princess Mundo Imperial, siempre ha buscado hacer cosas en el deporte. Fue dueño del equipo de futbol Toros Neza e intentó revivir la vuelta ciclista en nuestro país, aunque sin éxito.
Pero Acapulco merece la atención de las autoridades en todos los niveles, no solamente en lo deportivo.
Por cuestiones de salud, viajo a Acapulco seguido y sé que hay mucho por hacer. Pero más allá de eso, desde hace tiempo conozco de historias de quienes se aprovechan de la riqueza que ofrece este lugar sin regresar nada a su gente. Y eso debe cambiar.
Quieran o no, Acapulco sigue siendo la gran joya histórica y turística de nuestro país, tanto para los mexicanos como para los extranjeros. Conocemos otras hermosas playas en la República, pero este gran puerto de Guerrero es único y merece salir adelante, junto con toda su gente, que siempre hace su mayor esfuerzo.
Profesor