Con 82 años de vida, por más que quiera salirme de mi rutina normal, no he podido. Y no lo he logrado porque amo el deporte, amo todo lo que es la competencia de alto nivel, siempre con la esperanza de que a México le vaya bien en eventos que son importantes para su desarrollo deportivo y para que la comunidad deportiva del país adquiera la filosofía de tratar de superarse y ser competitivos.
Para toda la gente que hace ejercicio, el objetivo principal es tener una vida sana, que físicamente se sientan y tenga una mejor calidad de vida, además de que su esperanza de vida crezca aparte del hábito del ejercicio.
Esas son las bases de lo que significa hacer deporte. De ahí se derivan otras cosas tan importantes como ser competitivos y ser deportistas de alto rendimiento que a como dé lugar representen a México, ya sea en Juegos Centroamericanos, Panamericanos o Juegos Olímpicos.
Como decía al principio de este espacio, con 82 años tengo que pensar que en algún momento todos nos tenemos que ir de este mundo. La pregunta es cómo nos vamos, qué legado y qué recuerdo dejamos. Por eso es que, aun cuando me apasiona seguir en el trabajo y las competencias por todos lados, no creo que sea justo no darle a mi familia tiempo, descanso, vacaciones. Por eso estoy pensando seriamente que, lo que me queda de vida, aprovecharlo para estar sano y con ellos.
Me fascina estar de un lado a otro en eventos, ver a los chavos competir, platicar con ellos, emocionarme como siempre lo he hecho, pero debo tranquilizarme. Además, ha llegado el momento de no preocuparme tanto por lo que pasa alrededor del deporte de México y los problemas que nos han dejado malos dirigentes.
En la natación tenemos 3 años y no se arregla absolutamente nada de lo ocurrido con la desconocida federación. Y es que en ese tiempo no han podido cumplir con todo lo que quiere World Aquatics, además de que estos personajes han seguido lucrando con la natación mexicana. Es inverosímil de verdad, 3 años y no pasa nada.
He pasado corajes, he vivido preocupado y hasta ha afectado en mi salud esta lucha por tratar mejorar la natación de nuestro país, cuando muchos de los que deberían encargarse de ello simplemente no lo han hecho. Por eso ahora voy a llevar las cosas con tranquilidad. Seguiré con el gusto de estar en los Mundiales de Singapur y otros eventos internacionales, pero sin ninguna preocupación política dentro del deporte mexicano. Esperemos que Rommel Pacheco y Marijose Alcalá sigan en el entendido de la importancia de arreglar el tema de la federación de natación de manera urgente. Hasta ahora, su labor va bastante bien porque hay entendimiento y hay personas que están sacando las cosas de la mejor manera en clavados y natación artística. Pero las otras dos disciplinas, natación y polo acuático dan pena, y no porque la gente que está enfrente no quiera hacer las cosas, sino porque no hay un acuerdo.
Lo ideal es que se haga una federación para cada una de las disciplinas acuáticas y deje tranquilos a todos los que hacen estos cuatro deportes, que aun cuando están en el agua, son totalmente diferentes. En ese momento, podremos decir que las cosas habrán mejorado, pero desde ahora, ya no voy a meterme en esos temas, aunque siga siendo muy penoso que nuestra comunidad acuática sufra por la falta de capacidad.