Texto: Carlos Villasana
La colonia San Pedro de los Pinos, colinda con Tacubaya, Mixcoac y Narvarte poniente, en el centro poniente de la CDMX y forma parte de la alcaldía Benito Juárez.
Su origen se remonta a los años 20, durante la expansión de la Ciudad de México, en la que la gente del primer cuadro capitalino dejó sus hogares buscando otros puntos para establecerse según sus recursos y necesidades.
La posibilidad de contar con un espacio más amplio, jardín y mejores servicios valía la pena, mientras que dejar atrás el cada vez más complicado centro capitalino era su objetivo.
Amplios terrenos en los que antes había enormes haciendas y ranchos más allá del creciente bullicio y caos fueron comprados y fraccionados por visionarios empresarios y ofrecidos a los nuevos habitantes, ávidos de un modo de vida más tranquilo.
En los años 20 se vendía como barrio moderno
En 1925, la revista El Universal Ilustrado habló de la "nueva colonia de Los Pinos". Resaltaba que era una de las más modernas con las que contaba, con orgullo, la municipalidad de Tacubaya, misma que habían desarrollado los señores Lainé, Cortés y Compañía, fundadores de “La Compañía Fraccionadora Mexicana”.
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De acuerdo a la nota, la nueva colonia de Los Pinos o San Pedro de Los Pinos, tenía dos años de existencia; sin embargo, en ese lapso tan corto se encontraba casi totalmente vendida: contaba con cerca de 400 casas y ya había colonos en casi todas las propiedades.
De acuerdo a El Universal Ilustrado, uno de los factores que habían influido en ese desarrollo sin precedente eran sus inmejorables vías de comunicación y el hecho de que las obras se habían organizado con toda rapidez.
Para esa fecha ya se encontraba totalmente embaquetada y la mayoría de sus banquetas adornadas con truenos y pinos.
La publicidad de la época hacía hincapié en la conectividad de sus medios de transporte: “cuenta con doble línea de tranvías eléctricos de México a Mixcoac y San Ángel, con cuatro paradas para esta colonia; línea de México a Tizapán, y calzada de autos y camiones con servicio constante”, refiriéndose a las avenidas que hoy conocemos como Revolución y Patriotismo.

Al igual que varios desarrollos inmobiliarios de la época, los fraccionadores destacaban en sus anuncios los beneficios con los que ya contaba San Pedro de los Pinos:
“Esta colonia tiene todos los servicios modernos, calles amplias con banquetas de cemento; agua potable entubada, drenaje, un hermoso parque público de 180 m de largo por 80 de anchura; escuela, luz, etc.
"Visítela usted y quedará encantado de su situación y ventajas. La parada en Miraflores de la vía de Mixcoac lo dejará en el centro de la colonia, y si no compra, habrá usted hecho por lo menos un delicioso paseo. Cuando la vea, comprenderá que es una verdadera oportunidad.
"Tenemos lotes de dos tamaños, que vendemos con sólo 10% de su valor al contado y el resto en 60 mensualidades, sin intereses”, se leía en la publicidad,
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Por su parte, El Universal Ilustrado del 5 de junio de 1925 ya consideraba a San Pedro de Los Pinos una de las colonias más bonitas y abordó el tema de las obras de drenaje en la zona, pues los trabajos para el abastecimiento de agua se hallaban bien adelantados.
A decir de los fraccionadores, en un espacio no mayor de dos meses contarían con todos los servicios. Lo decían con toda confianza, ya que al percatarse que por ese rumbo se carecía de agua abundante y al no haber en kilómetros a la redonda fuente alguna de aprovisionamiento, los señores Lainé, Cortés y Compañía no titubearon para realizar las obras necesarias para contar con ella.

Para tal efecto, la colonia de San Pedro de los Pinos contaba ya con un pozo artesiano de 10 metros de diámetro y 305 de profundidad, cuyo propósito fue hallar en el subsuelo un manantial o un cuerpo acuífero cautivo que abasteciera de agua a la zona.
Era una obra gigantesca y costosa que, para el día en que se hizo la nota y a decir del reportero, constituía un orgullo para Tacubaya, los Pinos y Mixcoac. En la nota se ven algunas fotografías del gran tanque regulador del caudal, del agua que extrae la planta eléctrica instalada para tal efecto, del parque y de la fuente central.

San Pedro de los Pinos tiene un minisitio arqueológico
Aunque el tiempo ha borrado estos maravillosos momentos de la vida antigua de San Pedro de los Pinos, la arquitecta e investigadora, Daniela Osorio Olave, descubrió hace unos meses en uno de sus habituales recorridos, vestigios de lo que parece ser aquel antiguo tanque regulador al que hace referencia la nota de la revista El Universal Ilustrado, ya que no existe otra estructura igual en el rumbo con tales características. Además, utilizó mapas y planos antiguos de la época en los que aparece dicha estructura.
Ahora el tanque se encuentra en un pequeño lote bardeado, nadie parece saber cómo es que está ahí. Hoy implemente es una curiosidad para todo aquel que pase por el rumbo y no le preste mayor atención al caminar por la Calle 24, a unos pasos del “Centro Cultural La Pirámide”.
Hablando de la pirámide y la zona arqueológica de Mixcoac, en San Pedro de los Pinos, abierta al público en 2019 y que data de la época Teotihuacana (400-600 d.C.) aunque los vestigios que se pueden visitar son de ocupación Mexica (900 -1521) son un sitio obligado para un interesante recorrido por las calles de esta colonia.
A decir del antropólogo Diego Prieto Hernández, durante la ceremonia de inauguración del lugar:
La zona arqueológica de Mixcoac es uno de los sitios arqueológicos más pequeños del país (de siete mil 200 metros cuadrados), se observa como una flor en medio del asfalto y se encuentra, prácticamente, incrustado a un costado del Anillo Periférico, rodeado de casas habitación y modernas vialidades.

En la actualidad sólo se conserva una pequeña parte del asentamiento prehispánico, correspondiente a su última etapa.
Los vestigios de las edificaciones, que han sido parcialmente restaurados y podrán ver los visitantes, son: Pirámide dedicada al dios Mixcóatl, Plataforma Oriente y edificios anexos, Patio Central, Plataforma Poniente y su plaza ceremonial.
La Zona Arqueológica de Mixcoac se ubica en la calle Pirámide número 7, a un costado del Centro Cultural La Pirámide y del Anillo Periférico, en la colonia San Pedro de los Pinos, alcaldía Benito Juárez, a unas cuadras del Metro San Antonio. El horario de apertura es de lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas, con entrada gratuita.
Otros sitios de interés en San Pedro de los Pinos
San Pedro de los Pinos es una colonia tradicional que bien merece un recorrido para conocer sus calles, sus parques y su afamado mercado.
Está rodeada por grandes avenidas, en su interior se respira la calma de una vida tranquila, donde aún habitan familias con mucho arraigo junto con personas avecindadas que disfrutan de su apacible ritmo.

La investigadora señala que el Parque Pombo, con sus enormes árboles, su quiosco y sus bancas de hierro, ofrece un ambiente casi pueblerino donde vecinas y vecinos se reúnen a hacer ejercicio, a conversar o simplemente a ver pasar las horas.
"Una pequeña placa en el parque recuerda que los terrenos fueron donados por el licenciado Luis Pombo, uno de los primeros colonos del rumbo”, describe la arquitecta e investigadora, Daniela Osorio, quién además vive en la colonia San Pedro de los Pinos.
En torno al parque se encuentran pequeños negocios muy frecuentados por los vecinos de todas las edades: la panadería, la nevería, la farmacia y el puesto de mole y enchiladas.
El Mercado de San Pedro aún conserva locales tradicionales, mezclados con restaurantes y una gelatería gourmet.
“Lo mismo se pueden conseguir hilos y listones que una buena cecina o ingredientes de cocina sofisticados. Los fines de semana acuden personas de muchos rumbos para saborear la oferta de pescados y mariscos que le han dado fama a este mercado local" , describe la especialista.
Pequeños comercios permiten a los residentes abastecerse de todo tipo de productos: carnicería, pastelerías, minúsculos cafés, abarrotes, frutas y verduras”, señala la investigadora.
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Agrega que “en estas fechas es posible comprar todo tipo de adornos y flores para decorar las tradicionales ofrendas del Día de Muertos.
Describe que a un costado del mercado, sobre la Avenida 2, se encuentra la entrada de la Parroquia de San Vicente Ferrer, construida en 1922 y ampliada a fines de los años cincuenta por los arquitectos Arnulfo Cantú y Carlos Cantú respectivamente.
Sobre las áreas recreativas, menciona que “a unas cuantas cuadras se localiza el Parque Miraflores, frecuentado en las mañanas por deportistas que aprovechan sus angostas banquetas para caminar o trotar, y su pequeña explanada central para tomar clases de baile, o bien, para hacer ejercicio en los aparatos instalados para tal fin.
Nos cuenta que “hace algunos meses se hicieron trabajos de remodelación y nivelación de los andadores… desapareciendo los interesantes pavimentos circulares que hubo por muchos años. En este parque se conservan celosamente algunos jóvenes ahuehuetes, que, según las leyendas locales, son herederos de centenarios árboles de otros rumbos”.

Recorriendo las calles de San Pedro de los Pinos se pueden encontrar numerosas casas que remiten a otros tiempos, construcciones pequeñas en su mayoría, con estilos muy variados y pintorescos, mezcladas con edificios multifamiliares construidos durante el siglo XX.
Por sus avenidas ya no transitan los tranvías, pero sí los camiones que llevan a San Ángel o a Chapultepec. Miles de personas pasan por la zona sin conocerla, sobre todo, quienes viajan en Metro… tal vez algún día se animen a bajar en la estación que lleva el nombre de la colonia a pasar un agradable domingo citadino.
Una de las construcciones más emblemáticas de la colonia es, sin lugar a dudas, la secundaria número 8, Tomás Garrigue Masaryk, de los años treinta, ubicada en la Avenida 1 de mayo, número 172, a la que asistieron generaciones de alumnas del rumbo. La escuela aparece en la película mexicana “La palomilla al rescate”, (1976).
Para concluir nuestro tema, la investigadora nos compartió unas imágenes de las antiguas alcantarillas del año de 1925 -que aunque parezca increíble-, todavía se encuentran en el pavimento de algunas calles de la colonia de San Pedro de los Pinos, como mudos testigos del transcurrir de los años; objetos de otra época que se niegan a desaparecer del paisaje urbano.
• Entrevista:
• Daniela Osorio Olave, arquitecta por la facultad de arquitectura de la UNAM, lugar donde imparte docencia desde 2002. Actualmente desarrolla una investigación doctoral sobre Tacubaya en la UAM Azcapotzalco.
• Bibliografía:
• “El Universal Ilustrado”. 5 de junio de 1925.






