Conforme la migración mexicana hacia Estados Unidos se hacía un problema más serio para ambos gobiernos, el cine nacional lo tomó como inspiración para llevar a la pantalla grande desgarradoras historias de resiliencia y dignidad.
Mientras algunas producciones se preocuparon por convencer a los mexicanos de no cruzar la frontera sin papeles, otras sólo tomaron la crisis migratoria como un simple contexto para sus tramas de amor.
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En esta ocasión, revisaremos las cintas Espaldas Mojadas de 1953, La Ilegal de 1979 y Maldita Miseria de 1983, valiosos ejemplos que demuestran cómo cambió el tratamiento del cine mexicano alrededor de los migrantes ilegales.

Espaldas Mojadas estuvo un tiempo “enlatada” por la censura
En las últimas etapas del Cine de Oro Mexicano se filmó Espaldas Mojadas, película de Alejandro Galindo protagonizada por David Silva, Óscar Pulido y Martha Valdés. La cinta inicia en Ciudad Juárez, Chihuahua, localidad transformada en sitio de paso para los braceros atraídos por los acuerdos laborales entre México y Estados Unidos.
Pronto conocemos a Rafael, un hombre desesperado por trabajar de lo que sea en la Unión Americana. Ante su falta de pasaporte y visa recurre a Frank Mendoza, un “coyote” interpretado por José Elías Moreno, quien cruza de forma ilegal a quien le pague y sin preocuparse por los riesgos que corren los “mojados”.
Una vez en Estados Unidos, Rafael enfrenta hambre y persecución constante por no tener papeles, situación real de muchos migrantes de entonces y de ahora.
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La película tuvo una contextualización detallada de la vida fronteriza y desventuras de migrantes ilegales, algo que le aumentó su dramatismo. Mostró sin censura a los “villanos”, polleros mexicanos que enganchan a sus connacionales para trabajos inhumanos o empresarios estadounidenses que explotan a braceros.

Casi todos los diálogos de la cinta sirven como una propaganda para evitar la migración ilegal, pero el mejor ejemplo se gesta entre Rafael y un comandante de policía, quien lo detiene mientras regresaba a México por el Río Bravo.
“¡¿Cuándo se darán cuenta de los líos en que nos meten?! ¿Qué no hay manera de hacerles comprender que no les conviene salir sin papeles? Del otro lado nunca falta un vivo que se aproveche de su situación, los explotan, los humillan”, le dijo el policía.
Lo que hoy vemos como una importante película sobre migración, en sus tiempos fue producción llena de polémica y hasta acusaciones de comunismo. Espaldas Mojadas estaba lista para estrenarse desde 1953, pero la censura de autoridades cinematográficas la mantuvieron fuera de cartelera hasta 1955.
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El crítico de cine Ángel Alcántara Pastor, bajo el seudónimo El Duende Filmo, afirmó en su columna de EL UNIVERSAL que el entonces director nacional de Cinematografía, Alfonso Cortina, no sabía qué hacer con la película de Alejandro Galindo por sus “mensajes comunistas” y “representación insultante” contra estadounidenses.

La polémica duró bastante tiempo, pues para noviembre de 1954 y a casi dos años de su filmación, se mantenía la censura. El Duende Filmo cuestionó la dureza de las autoridades, quienes veían la cinta como “el diablo de Malenkov en persona o una bomba molotov próxima a estallar y cuya explosión volaría el Capitolio de Washington”.
Según consideró Alcántara Pastor, Espaldas Mojadas no era culpable de tales prejuicios, argumentando que “los peliculeros de ‘Jóligud’ [Hollywood] han hecho a sus paisanos más villanos y más malos que esta cinta”.
Es más, el columnista de EL UNIVERSAL aseguró que la película “debería ser de exhibición obligatoria en todas las poblaciones fronterizas y gratuitamente”, para disuadir a los mexicanos que quisieran cruzar a Estados Unidos de forma ilegal.
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Después de varios meses de crisis, Espaldas Mojadas llegó a la cartelera del Cine Mariscala hasta el 16 de junio de 1955, mientras países como Guatemala prohibían su exhibición por todavía considerarla “propaganda comunista”.

Película “Espaldas Mojadas” de Alejandro Galindo, 1955. Fuente: YouTube.
Con La Ilegal se representó una migración de telenovela
Dos décadas después de Espaldas Mojadas, una cinta de Arturo Ripstein retrató las terribles condiciones que podía enfrentar una mujer al cruzar el Río Bravo por sus propios medios, aunque su resultado fue más melodramático y no tan subversivo.
El primero de noviembre de 1979 se estrenó La Ilegal, dirigida por Ripstein y protagonizada por Lucía Mendez. A diferencia de la película de Alejandro Galindo, esta producción setentera tuvo una gran campaña publicitaria y buenos números en taquilla, siendo la película que reinauguró el Cine Colonial y hasta logró una entrevista estelar con Jacobo Zabludovsky en 24 Horas.
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El filme sigue a Claudia, una mujer embarazada que viaja de forma legal a California para reunirse con su amante Felipe, interpretado por Pedro Armendáriz Jr.; el hombre la hace esperar para poder estar juntos, pues sigue casado con su esposa Jennifer, actuada por Cristina Moreno.

Mientras el tiempo pasa, Claudia da a luz y vence su visa para permanecer en el país norteamericano, además de que la esposa de Felipe la descubre. Para terminar con la relación extramarital, Jennifer paga a dos hombres para que violen y graben a la amante de su esposo, haciéndola parecer como una prostituta.
Jennifer envía el video a autoridades de Los Ángeles para que detengan a Claudia por prostitución y permanencia ilegal en el país. La mujer pierde la custodia de su recién nacido y es deportada hacia Tijuana, sin que Felipe haga algo para impedirlo.
Desde ese momento, la aguerrida mujer hace de todo para recuperar a su hijo, incluido el cruce ilegal de la frontera, trabajar en sitios deshumanizantes como “chica a-go-go” y hasta ser víctima de vejaciones a manos de aprovechados.
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Ripstein aseguró que este filme “se apega a un problema cotidiano que sufren muchos mexicanos al cruzar sin papeles hacia EU” y avisa a su audiencia sobre los riesgos de migración que enfrentan las mujeres, como declaró a EL UNIVERSAL en noviembre de 1979, pero lo hizo con una trama más parecida a una telenovela.

Como director de películas más atrevidas como El Castillo de la Pureza o El Lugar sin Límites, Ripstein justificó la historia tan melodramática de La Ilegal como “una oportunidad para presentar al público calidad, diversión y análisis de un problema social”, pero este diario consideró más probable que se debiera a presiones de la productora Televicine y por la imagen de Lucía Méndez como estrella telenovelera.
Por otro lado, y según apuntó años después el investigador Charles Ramírez Berg en su libro Cinema of Solitude, la película de 1979 se diferenció de otras producciones sobre la migración ilegal, pues “la mayoría son historias que advierten sobre viajar al norte, pero La Ilegal representa la traición de los mexicanos entre sí”.
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A diferencia de otras películas, La Ilegal mantuvo una representación amigable de los estadounidenses y hasta del gobierno mexicano, centrando todo el mal en los ciudadanos de nuestro país, quienes abusaron de sus compatriotas. Su oferta fue mucho más entretenida que ideológica.


Película “La Ilegal” de Arturo Ripstein, 1979. Fuente: YouTube.
La crisis migratoria fue un pretexto para Maldita Miseria
La representación de los “mojados” llegó a su nivel más bajo con Maldita Miseria, dirigida por Julio Aldama y estrenada el 17 de marzo de 1983.
Mientras Espaldas Mojadas o La Ilegal exponían algunas experiencias migratorias creíbles para evitar que los mexicanos se cruzaran sin papeles, la película ochentera redujo el tema de la migración ilegal a un melodrama ilusorio.
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El cantante jalisciense Juan Valentín protagonizó Maldita Miseria en el papel de José Manuel, un hombre sumido en la pobreza extrema quien decide abandonar a su esposa –interpretada por la también cantante Mercedes Castro– y a sus hijos para irse de “mojado” a Estados Unidos junto a su amigo Lencho, actuado por Rafael Inclán.

Mientras ambos hombres trabajan a gusto en un rancho al otro lado de la frontera, la esposa de José Manuel se enfrenta a la miseria y acoso de su comunidad, sin dinero ni noticias de su pareja, siendo el arco narrativo más realista y doloroso de toda la trama.
Considerada por EL UNIVERSAL como “inofensivo y anacrónico melodrama” que sólo entretuvo a la audiencia, esta cinta se estrenó en cines como Mariscala, Sonora o Carrusel, hecha para llorar “a moco tendido” y tener buen rendimiento en taquilla.
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A diferencia de Espaldas Mojadas y La Ilegal, Maldita Miseria podría transcurrir en un rancho de cualquier pueblo mexicano y la historia seguiría igual, pues sólo utilizó el conflicto migratorio como pretexto para un drama de triángulo amoroso y una traición entre amigos, sin ser una representación digna de los braceros.

El atractivo más importante de la película fueron sus interpretaciones musicales, con 10 canciones a lo largo del metraje que sólo exhibieron el talento vocal de sus estrellas.
Dentro de toda su oferta musical destacó la canción Maldita Miseria, interpretada por Mercedes Castro y que representó la experiencia de muchas familias mexicanas que vendieron animales y cualquier propiedad valiosa para poder cruzarse la frontera en busca del “sueño americano”.
El cine nacional tuvo más producciones que abordaron la migración ilegal, pero mientras más cercano estaba el siglo XXI, parecían menos interesadas en convencer a muchos mexicanos de no cruzar la frontera sin papeles y perdieron fidelidad en la representación de los riesgos que millones de “mojados” enfrentaron.

Canción “Maldita Miseria” con Mercedes Castro, cuya letra inspiró la película homónima de Julio Aldama de 1983. Fuente: YouTube.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Internet Movie Database – IMDb
- Medina-Ávila, V. & Mecalco, R. (2023). Representaciones de la Migración Latinoamericana en el Cine Mexicano. En Journal of Cultural and Creative Industries.
- Ramírez, C. (1992). Cinema of Solitude: A Critical Study of Mexican Film, 1967-1983. EU: University of Texas.