Hoy nos causa asombro saber que el primer reglamento de tránsito capitalino dio origen a los términos “corralón” y “pitazo”, calculaba la velocidad de los carruajes tirados por caballos, establecía las señales para agentes y peatones, y prohibía las carreras entre automóviles y bestias.
Para hablar de este tema, Mochilazo en el Tiempo entrevistó al doctor en Historia Moderna y Contemporánea, Diego Antonio Franco De Los Reyes, quien explica que en 1918 el gobierno de Venustiano Carranza lanzó el Reglamento de Tráfico del Distrito Federal.
En él se establecieron los lineamientos y disposiciones que debían seguir los peatones y los distintos tipos de transportes que circulaban por las principales calles y avenidas de la capital; tipificando las distintas clases de vehículos y las reglas aplicables a cada uno.
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El doctor Franco de los Reyes narra que existían las divisiones para diferenciar a los vehículos movidos por fuerza animal y mecánica, pasando por la presentación y cuidado de los vehículos y hasta un apartado exclusivo para los casos de los caballos y mulas, así como sus características para ser utilizados como animales de monta, tiro, carga, etc.
![Panorámica de la Avenida Hidalgo, donde se observa la convivencia entre distintos medios de transporte, carruajes y automóviles. Del lado derecho se alcanza a ver el Palacio de Correos. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/R24OSJJNL5FC7GJ36RAW5M2MXY.jpg?auth=647baa2c3f4ac65c375bd3b789605d3d3cc189fc4f15270f10d5adda3e17ae39&smart=true&height=620)
Aunque ahora cuesta trabajo imaginarnos aquellas épocas en las que esta variedad de transportes se movía junta, en un mismo espacio, se puede entender la necesidad de publicar un reglamento de convivencia en un mundo que se estaba transformando a pasos agigantados con la llegada de vehículos de motor que representaban una mirada al futuro inmediato, pero también un riesgo para los peatones, acostumbrados a ciertas reglas de libre tránsito.
“Por ello, la necesidad de nombrar a cada transporte por su nombre y característica. Antes habían aparecido reglamentos para cada medio de transporte, pero el de 1918 es el primero que intenta integrar y controlar de manera coordinada a las diversas maneras de desplazarse…” comentó en entrevista, Diego Antonio Franco.
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![Aspecto del tránsito que había en avenida Madero, en el centro capitalino, en los años 20. Col. Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/UNUARTIDVBGGXA7QXXQ7KFKLJQ.jpg?auth=36ec383393ae484f5afbea15a22a059591346e5bead23b44cf92121c5e250fcd&smart=true&height=620)
Había carruajes públicos y de alquiler, carros, coches y automóviles
Los carruajes, dependiendo del uso, se dividían en públicos o de alquiler; particulares y oficiales. Los públicos eran los que hacían viajes regulares entre distintos puntos de la Ciudad de México, tomando y dejando pasajeros o cargas en estaciones determinadas o en el trayecto.
También estaban los de alquiler, aquellos cuyos servicios se arrendaban para el transporte de mercancías o pasajeros, contratando el servicio por viajes o por horas, sin itinerarios fijos o tener que tomar o dejar pasajeros o cargas en estaciones del trayecto.
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En este sentido, el término carrero era designado a todo aquel individuo que manejara carros y la definición de carros era: todo aquel vehículo dedicado al transporte de mercancías y no de personas.
![Fotografía de policías de tráfico que controlan el tránsito frente a la famosa Casa Boker, en la esquina de Isabel la Católica y 16 de septiembre en pleno centro histórico de la capital. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/6W4OHXJHMJE3NL6G7QOCXRZG54.jpg?auth=f8500a8221d84988304f6a773ccedb25ea84781f521ec0f4095bbd2b031e52b0&smart=true&height=620)
Por otro lado, los coches eran todos los que se destinaban al transporte de personas, aún cuando llevaran carga, equipaje o bultos pequeños, pero tenían que ser todos aquellos que podrían llevar consigo personas. Los automóviles eran todos los que tenían el mismo uso que los coches, pero que eran movidos por fuerza mecánica.
Incluso los nombres y clasificaciones resultan bastante llamativos al igual que sus definiciones, por ejemplo, carruaje era todo vehículo provisto de ruedas; conductor: toda persona que guía. Así entonces teníamos: motoristas, carreros, motociclistas, ciclistas, choferes, automovilistas y jinetes. “Lo que indica la diversidad de transportes existentes, tanto motorizados como de tracción animal o humana”, indicó nuestro entrevistado.
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El historiador resaltó el hecho de que antes los términos coche y carro designaban a transportes específicos no ligados a los automóviles, en la actualidad, los usamos indistintamente para referirnos a los autos.
Antes Corral de Consejo, hoy Corralón
En el apartado de definiciones del Reglamento de 1918 se encontraba el Corral de Consejo, lo que hoy conocemos como Corralón y que la definición era: el depósito oficial de animales y vehículos infractores del presente reglamento. Dichos corrales contaban con todo lo necesario para alojar a las bestias de carga de los infractores, como bebederos y comida, o bien, a los vehículos de tracción.
Cada Corral de Consejo debía contar con lo necesario para alimentar hasta por varios días a los caballos, mulas y asnos de los infractores por el tiempo en que cubrieran la multa, por lo cual habían sido remitidos a ese espacio, es decir, debían tener forraje, pastura, agua y mantener un espacio limpio para evitar cualquier tipo de infecciones entre los animales durante su estancia.
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El maestro Diego Antonio Franco De Los Reyes comentó que hoy ya no hay caballos circulando como en aquellos tiempos, pero el nombre de corralón lo seguimos utilizando.
![Letrero sobre poste de alumbrado público. “Sírvase tomar su derecha” se lee. Calle de Madero en los años 20. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/ZD6KKMWIFJHGNP3URESKRANP6E.jpg?auth=898811a0ed2fbf93856f4100bdaedc8b3d53759b5df8fe7f614917fd0f3d0b55&smart=true&height=620)
Lo que ahora conocemos como Registro Nacional Vehicular y la expedición del tarjetón vehicular, en aquel entonces también tenían que realizarlo todos los vehículos que circularan en el entonces Distrito Federal.
Los interesados debían inscribirse en la sección de tráfico del municipio donde estuviera radicado el propietario y ahí mismo se les expedía y entregaban los distintivos y las placas metálicas para poder circular.
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Los distintivos debían colocarse en lugar visible en los vehículos, al igual que las placas metálicas con el número que les correspondía y según la clase de transporte a la que pertenecieran, es decir, el permiso de circulación de cada quien.
Todo aquel que se encontrara circulando sin estos documentos era remitido al Corral del Consejo, del que no podrían salir, hasta dejar cubiertas las contribuciones y multas.
Los Agentes de Tráfico, hoy de Tránsito, hacían señales y ya usaban silbatos
Para observar que se cuidaran todas estas medidas acordes al reglamento, estaban los agentes de tráfico que con silbato y bastón en mano hacían valer su autoridad.
De acuerdo con el artículo 120 de aquel reglamento de tráfico de 1918, todo aquel conductor de toda clase de carruaje tenía la obligación de detener inmediatamente su recorrido cuando el agente de tráfico se lo indicara, detener completamente la marcha y permanecer en el sitio hasta que el mismo agente le permitiera continuar su camino.
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El conductor tenía que aprenderse el reglamento y conocer las señales que el agente de la autoridad o de tráfico indicara.
El reglamento indicaba que al levantar el agente de policía de tráfico, el brazo o el bastón verticalmente, se entendía la orden de parada para todos aquellos vehículos a los que la señal se hiciera.
![Un policía de tránsito hace señas con el brazo levantado y la esquina de 5 de Mayo y Juan Ruíz de Alarcón. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/K5UQW7TSQRGH3NUCGCT3YPA4FU.jpg?auth=e2b16d2a27e7fda6ae87f10602521777067a9d5ae3922def3bf447b0d36d0761&smart=true&height=620)
Mover el brazo o bastón de la posición vertical hacia la horizontal, con el brazo extendido, indicaba seguir la marcha en la dirección de la señal.
Los agentes de tráfico o los de policía tenían un silbato, sonoro y uniforme, con el cual, además de las señales que hacían con el brazo, podían enfatizar otros movimientos de los vehículos que ellos consideraran para el mejor servicio del tráfico:
- 1 pitazo del agente significaba una llamada de atención y todos los conductores de vehículos tendrían la obligación de prestar atención a los siguientes movimientos que ordenara el agente.
- 2 pitazos indicaban que los vehículos debían marchar muy lentamente, calculando su velocidad, igual a la que podía desarrollar una persona a pie a su paso normal.
- 3 pitazos lanzados por los agentes significaban la suspensión absoluta del tráfico.
- 4 pitazos indicaban que todos los vehículos debían dejar espacio libre, porque se aproximaba con gran velocidad algún vehículo de auxilio público.
Vehículos y peatones debían rebasar siempre por la derecha
Los artículos 153 y 154 del reglamento indicaban que los vehículos debían tomar siempre la derecha cuando transitaran por las calles o calzadas o hubiese que cruzar a otros en dirección contraria; salvo los casos en que tuvieran que pasar o rebasar a otro carruaje deberían marchar siempre por el lado derecho.
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Al pasar o rebasar a otro vehículo que fuera en la misma dirección, no se podía recuperar la derecha hasta que se hubiera adelantado, en forma tal, que no se comprometiera la seguridad, ni se asustaran los caballos del carruaje que se haya pasado.
![En esta toma se observa en el poste de alumbrado público, un letrero que dice sírvase tomar su derecha. Detrás de los caballeros se observa el Palacio de los Azulejos que aún se conserva al inicio de la calle de Madero, ahora peatonal. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/7NEGEC5J25AP3MZ6S462S3LRO4.jpg?auth=93cd8d3ab81b17ff6847fb8f62d72ff8f1c9d1c9b25613e07ea01eb7ccd97ca9&smart=true&height=620)
![“Sírvase tomar su derecha” dice el letrero arriba de un poste de Avenida Madero, en los años 20. Ahora esta vía es totalmente peatonal. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/CFVXYVZNDZA6NMD7ZHIQDWNHRI.jpg?auth=e5090eebf0af119fb1eeb54439cea331da680883a4a04b272d74ea39b8ee8a89&smart=true&height=620)
“Así como los vehículos debían controlar su desplazamiento, los peatones tenían que caminar y rebasar de maneras específicas”, indicó el historiador.
Estaba estrictamente prohibido a todo vehículo aumentar su velocidad cuando otro que venía justo detrás tratara de pasarlo, y la misma prohibición se establecía para cualquier tipo de competencia de velocidad entre carruajes, coches y vehículos, al igual que cortar de forma deliberada el paso a los demás.
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![En la foto se observa la actividad del paso de peatones y automotores sobre Avenida Madero en los años 20. En el poste de alumbrado, otro anuncio de “sírvase tomar su derecha”](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/I73MFGB3BNFZNGMHDMWBTOHDXE.jpg?auth=c0e1e03f684f6d2c76a4206b9d49b60cd1e2aee041665d6ec74cd8dda6771ae9&smart=true&height=620)
La velocidad de los vehículos no debía ser mayor al trote normal de los caballos
El doctor en Historia Moderna y Contemporánea dijo que “el primer cuadro de la ciudad, lo que ahora conocemos como el Centro Histórico, ya se caracterizaba por sus actividades comerciales y por la congestión del tráfico, por lo que el reglamento puso mucha atención en mejorar la circulación en dicho espacio”.
El maestro Diego Antonio Franco De Los Reyes recalcó el hecho de que en aquellos días los carruajes tirados por caballos todavía tenían mucha importancia y dictaban la velocidad de los automóviles.
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El artículo 156 indicaba que ningún vehículo podía circular en la ciudad “a mayor velocidad que la propia del trote regular de los animales que lo tiren”; y los automóviles, a una velocidad no mayor de 30 km/h; pero en el perímetro del centro de la ciudad, comprendido de norte a sur entre las calles de Medinas y Uruguay, y de este a oeste, entre las calles de Correo Mayor y hasta las de Bucareli, Rosales y Guerrero, la velocidad máxima por todos los vehículos, no podía ser mayor de 20 km/h.
![Aspecto de Avenida Juárez a la altura del Palacio de Correos en los años 20. En la misma imagen se observa un carruaje tirado por caballos, un automóvil y el tranvía, variadas opciones de transporte. El Universal Ilustrado/Hemeroteca EL UNIVERSAL.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/JFROJAC4WZEOFMVQFGYLVG3CPM.jpg?auth=0fc8c43cfc9ebb37340026774806994af07a040bf36d17a3e6277fcf32078a2e&smart=true&height=620)
Para regresar por la misma calle donde se marche, sólo se permitía dar la vuelta en los cruces de calle disminuyendo velocidad al doblar una esquina hacia la derecha.
“Para entrar en una calle de tráfico doble, deberá darse la vuelta sobre el lado derecho y hacia el lado derecho de la calle, sin llegar a la intersección de los ejes de las dos calles, en cambio, cuando vaya a doblarse hacia la izquierda, deberá traspasarse el eje de intersección para doblar directamente hacia la derecha de la calle”, indicaba el reglamento.
El responsable de un accidente nunca debía dejar solo al herido
El artículo 161 establecía que todo vehículo que chocara con otro o atropellara a alguna persona o le causara algún daño, estaba estrictamente obligado a detenerse de inmediato y a solicitar la presencia de la autoridad, misma que debía intervenir en el caso, salvo que sólo se tratara de un daño material y que quien lo sufriera estuviera conforme en dejar así las cosas.
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Por su parte, el artículo 162 indicaba que cuando hubiera algún lesionado, aunque fuera de forma leve, era obligatorio prestar los primeros auxilios y conducirlo al puesto de socorro más cercano a su domicilio si lo solicitara, no separándose de él, bajo ningún pretexto o hasta que hubiera acudido algún agente de la autoridad.
![Convivencia entre diferentes medios de transporte y peatones sobre Avenida Hidalgo. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/GQSJAJ7FBFFMJHXBLWKPQ3UGBY.jpg?auth=bd9fd98b8d87b851bb5c8209a26ac2d5012af502529b4a116329d291624a0ca6&smart=true&height=620)
En cambio, se castigaba de forma más severa a los conductores o propietarios de vehículos cuando, por alguna contravención a este reglamento, ocasionaran un accidente. El agente de la autoridad de tráfico que interviniera en dichos casos debía cuidar determinar todas las infracciones cometidas en el momento del accidente, haciéndolo constar en sus informes.
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“Es interesante el énfasis de que quien era responsable del accidente debía quedarse para auxiliar a la víctima. La mayoría de los accidentes vieron involucrados a automovilistas y a peatones vulnerables como niños y ancianos, pero también a caballos que tiraban carros y carruajes”, indicó el historiador.
El coche presidencial, de jefes de Estado o del poder Judicial podían evitar filas
El artículo 146 del Reglamento de 1918 indicaba que el coche en el que viajara el señor Presidente de la República tenía preferencia sobre todos los demás carruajes y que marcharía directamente al lugar de su destino, sin tener que someterse a cordón o fila en ningún caso.
![Esquina de las hoy calle Madero y Eje Central Lázaro Cárdenas, antes San Juan de Letrán, donde se observa un transporte tirado de bestias. Colección Carlos Villasana.](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/7CZVOQYA5FEVJHT27BPT5BG47I.jpg?auth=7b0e6719fdfdcb3ff2113aeeabd80c4b3802530f55692ba5f1b1dc5e32ad4a1c&smart=true&height=620)
El mismo derecho de cortar la fila tenían los coches en los que viajaran representantes diplomáticos acreditados, los secretarios de Estado o encargados de despacho, gobernador del Distrito Federal, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, de la Suprema Corte de Justicia y el Inspector General de Policía.
Como dato curioso, el maestro e historiador nos comentó que en los años de la Revolución, circularon muchos vehículos con placas militares, sin respetar los reglamentos, por lo que en el código de 1918 ya no se les incluyó.
- Fuentes:
- Entrevista con Diego Antonio Franco De Los Reyes: Doctor y maestro en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto Mora y Licenciado en Geografía por la UNAM. Actualmente realiza una estancia posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, con una investigación sobre el mundo del trabajo y de las organizaciones sindicales de los trabajadores del transporte a principios del siglo XX.
- Reglamento de Tráfico del Distrito Federal de 1918.