En 2014 el Boletín de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), publicó la investigación del doctor Alejandro Leal Menegus, en que el arquitecto rescataba la presencia de uno de los primeros ejemplos de arquitectura moderna en México: un kiosco del Bosque de Chapultepec construido en 1921.
Al transcurrir de los años, esta singular estructura pasó a ser un espacio que alojó diversos negocios y que fue un refugio temporal ante las inclemencias del tiempo a las orillas del Lago. Hace poco este espacio fue restaurado y ahora alberga una heladería.
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Usar concreto era una novedad
Para hablarnos de la importancia del kiosco de ventas de Chapultepec, entrevistamos al doctor Leal Menegus, quien nos explicó que la construcción representa uno de los primeros ejemplos de arquitectura moderna y es el resultado de una renovación estética y tecnológica, a través del uso del concreto armado.
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La intervención para restaurar el "Kiosco Marieta" se anunció desde finales de 2023. Para inicios de octubre de 2024, ya se celebraba la inauguración de la actual nevería que opera el local. Fotos: Facebook.
El investigador recuerda que la edificación fue construida por el gobierno federal en 1921, durante la presidencia de Álvaro Obregón, como parte del equipamiento del bosque. “No fue el único de su tipo, pero su emplazamiento y características lo hace uno de los más representativos. además de ser el único que se ha conservado hasta nuestros días”, detalló.
El investigador hace una pausa para recordarnos la relevancia que han tenido historicamente los kioscos en la cultura urbano-arquitectónica de finales del siglo XIX y principios del XX, y el hecho de que en la actualidad muchos de nosotros pensemos sobre todo en los kioscos que existen en jardines y plazas de barrios típicos o pueblos.
Nuestro entrevistado nos contó que ese tipo de kioscos fueron originalmente diseñados para alojar a un grupo u orquesta musical para poder disfrutar de la música en espacios públicos y que su origen se remonta a 1848, cuando en Francia se autorizó la ejecución de música al aire libre.
“De esa forma, el primer kiosco musical que llegó a México fue el que se instaló en el Zócalo de la Ciudad en 1878, el cual fue fabricado por la compañía Méry Picard-Ingénieur Constructeur, de París”, indicó el doctor Leal.
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En México, explicó Leal Menegus, a la par del tradicional kiosco para música, hubo otros tipos, de carácter más comercial, a manera de puntos de venta de bienes y servicios.
Lo que muchas de aquellas estructuras tuvieron en común fue que eran metálicas y armadas en lugares públicos, al aire libre, en calles y avenidas, como parte del equipamiento urbano. Algunos ejemplos son los kioscos de venta de bebidas y cervezas o los de venta de boletos de los tranvías.
El investigador señaló que por desgracia este tipo de kioscos ha desaparecido en su mayoría, al ser considerados una arquitectura comercial “efímera”, por lo que aún falta mucho por investigar y documentar acerca de este género de edificaciones.
En el caso del kiosco para ventas de Chapultepec, el doctor Leal nos comentó que a diferencia de otros construidos en el Porfiriato, se utilizó el concreto armado, lo que evidenció la difusión y comprensión en el manejo de este material y la preferencia por encima del uso del acero.
Otras ventajas al utilizar concreto armado eran que las construcciones se concluían en menos tiempo, además de resultar más económicas y sencillas, en comparación con tener que adquirir un kiosco por catálogo, ya que solían solicitarse por encargo en el extranjero.
“No sabemos quién fue el autor del kiosco; sólo se sabe que fue financiado por el gobierno federal y construido en 1921. Seguramente esta condición ha coadyuvado a su olvido. Además, como muchos otros kioscos, éste se encuentra en una indefinición tipológica entre lo que se consideraría propiamente como arquitectura o equipamiento urbano.
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Siendo una obra modesta, es curioso que de cualquier forma se le haya incluido en el álbum Obras materiales, del gobierno federal, de 1920-1924, sobre todo si pensamos lo vasto del país y la coyuntura política y social de aquella época. En todo caso, nos advierte de la importancia que en aquel momento tuvo el inmueble”, comentó el doctor Alejandro Leal.
Crean espacios para la memoria
Por su parte, la maestra arquitecta en Restauración de Monumentos Históricos por la UNAM, Andrea Monroy Braham, quién estuvo a cargo de la intervención y restauración del kiosco de ventas conocido como “Marieta” en 2024, nos habló sobre los retos que enfrentó al restaurar esta obra.
Uno de ellos fue que al momento de su construcción en 1921, el uso del concreto -aunque innovador-, estaba aún en una etapa temprana dentro del ramo, por lo que sus capacidades y limitaciones lo hacían vulnerable ante la acción de los agentes químicos presentes en la lluvia y el subsuelo.
Monroy Braham nos comentó que la intervención en edificios de carácter patrimonial, construidos con concreto armado de principios del siglo XX, se ha convertido en una realidad palpable hoy en día, lo que refleja la necesidad de preservar y adaptar estas estructuras históricas a las exigencias contemporáneas.
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Además señaló que pueden presentar deterioros que en su momento no se hubieran podido anticipar y añadió que recién estamos comenzando a identificar sus debilidades y los desafíos que implican su conservación.
Al preguntarle acerca de la importancia preservar edificaciones como el kiosco de Chapultepec, la maestra indicó:
“Para mí el patrimonio tanto histórico como artístico cobra vida dentro de nuestro imaginario, el cual va más allá del entendimiento conceptual de la forma y el espacio, deriva en un sentimiento de identidad y juega dentro de la pertenencia creando una afinidad con nuestro entorno”.
Del mismo modo, apuntó que en su opinión “las características de cada época, trazadas en los edificios de corte patrimonial, nos invitan a crear lugares para la memoria que se allanan en nuestra esencia”.
Al realizarle la misma pregunta al doctor Leal, comentó que apremia reconocer el patrimonio arquitectónico y social que este edificio representa, tanto para la historiografía de la arquitectura moderna en México, como para la historia urbana de la Ciudad de México.
“El emplazamiento del edificio se convirtió en uno de los puntos de encuentro sociales más importantes, donde muchísimas generaciones disfrutaron del lugar y lo hicieron parte de sus recorridos dominicales en familia”.
- Fuentes consultadas:
- Entrevista con Andrea Monroy Braham, maestra arquitecta en Restauración de monumentos históricos por la UNAM y directora de proyectos de intervención en el sector público y privado.
- Entrevista con Alejandro Leal Menegus, maestro y doctor en Arquitectura por la UNAM, con especialización en Restauración de monumentos.
- Boletín de Monumentos Históricos, núm. 31, Mayo – Agosto 2014.