En un primer artículo sobre este tema, se revisó el tema de la elevada la deuda interna de los EE UU y su constante crecimiento hasta llegar al 121% de su PIB, monto que debe financiarse anualmente mediante un rubro presupuestal equivalente al 3.1% de su producto nacional. Cifras inmensas, no fáciles de visualizar.

Conviene recordar que otros países tienen una situación parecida. El campeón absoluto es Japón, que desde hace años tiene una deuda equivalente al 200% de su PIB. Otros famosos endeudados son Italia (161.8% con datos de FMI) y Argentina (85.3% de su PIB). Lo que en parte beneficia a Japón es que a pesar de sus bajas tasas de crecimiento, es un país con elevados ahorros internos, que en un momento dado podrían usarse para pagar su deuda interna. En EU, en cambio, no existen esos ahorros: la población gasta más de lo que gana, incluyendo la alegre adquisición de todo tipo de bienes importados, incluyendo insumos básicos para sus industrias y bienes de lujo, algunas de las principales causas de los déficit comerciales que tanto odia el Sr. Trump.

De paso, datos locales para comparar: la deuda pública de México equivale en 2024 al 51.7% del Producto, el índice más alto del que se tiene registro desde 1990. Su monto pasó de 14.864 billones de pesos en 2023 a 17.551 billones. (datos de Revista Expansión, 02 de mayo, 2025). El costo anual de los intereses de la deuda es de 1.150 billones de pesos, cantidad nada despreciable, y poco menor que lo que se paga en pensiones cada año (1.454 bills).

Regreso a la deuda en EE UU. Hasta ahora, ningún poder humano ni divino ha podido detener el ritmo de endeudamiento norteamericano. Veamos qué han hecho los dos partidos frente a la deuda pública.

En 2017, durante su primera administración, Trump recortó los impuestos corporativos del 35 al 21% y por tanto los ingresos del gobierno, con una ley que está vigente hasta 2025 y que sin duda será refrendada por el Congreso actual. También redujo impuestos a todos los grupos sociales. El resultado fue un incremento en los años siguientes del déficit presupuestal en 46% Para su segunda administración, Trump se ha comprometido a continuar con recortes impositivos a empleados por concepto de propinas y a beneficios por seguro social.

Por su parte, el gobierno del demócrata Joe Biden (2021-2025) enfrentó la crisis del COVID (que afectó a todos los países del mundo) con mayor gasto público, Especialmente, para hacer que la economía se recuperara y ampliar sus programas sociales, entre 2021 y 2024 autorizó 3.1 trillones en dos paquetes presupuestales. Estos gastos, aunque bien intencionados, elevaron la inflación en el país al grado de que fue una de las causas de que Biden perdiera las elecciones de 2024, lo que motivó que Trump llegara al poder prometiendo que iba a reducir los precios en el país.

En breve, como los republicanos recortan impuestos y los demócratas elevan el gasto púbico, la deuda sigue creciendo. Cada uno promete según su propia ideología para ganar elecciones. De continuar estas políticas, se calcula que la proporción de la deuda frente al PIB será de 149% 2035, a menos que cambien las políticas, claro está.

En este punto, hay que mencionar que el actual gobierno republicano ha iniciado un amplio proceso de reducción de su tamaño, bajo un programa llamado DOGE, supuestamente de Eficiencia Gubernamental, encabezado por Elon Musk, el empresario más rico del mundo. Pero no es un programa establecido por el Congreso, sino por decreto del Ejecutivo, lo cual le resta institucionalidad. Se dice que terminará en 2026.

Musk declaró inicialmente que su misión era “terminar con la tiranía de la burocracia” y disminuir el monto de la deuda nacional eliminando “los fraudes y los abusos”. Sus resultados no se conocen aún, sólo ha cifras estimadas. Aún es pronto para saber que va a resultar de este improvisado programa, pero hasta ahora ha actuado sin transparencia alguna; no se sabe con qué criterios corta programas y despide empleados, y por ello enfrenta numerosas demandas judiciales. Incluso puede resultar en un sonado fracaso.

En todo caso, sus objetivos se derivan de los principios ultraconservadores de Donald Trump, expresados muchas veces; su desprecio por los gastos públicos vinculados a la protección del medio ambiente, la educación, su rechazo absoluto a la ayuda internacional (la AID—Agencia para el Desarrollo Internacional está en proceso de disolución), a los programas de apoyos a la salud, y los apoyos a la investigación científica financiados por el gobierno federal. De tener éxito, desarmaría medio siglo de programas sociales y apoyos a las minorías, iniciados desde Lyndon B. Johnson en los años setenta.

Todo esto, sin mencionar que cualquier acción de Musk sobre el Gobierno Federal está manchada de un claro conflicto de interés, porque tiene contratos con el gobierno federal que valen billones de dólares, especialmente sus empresas espaciales y de satélites.

Cuando el Sr. Trump anunció sus tarifas generalizadas en el llamado “Día de la liberación”, se cayeron todos los mercados de valores, por el riesgo de que los aranceles generen efectos inflacionarios y el encarecimiento de insumos importados reduzca el crecimiento de la economía. También se cayó el precio de los Bonos del Tesoro, lo que aparentemente asustó más al gobierno que la caída de las acciones. (Con razón, porque esos bonos financian la creciente deuda de EU.) La respuesta de Trump fue suspender gran parte de los aranceles durante tres meses, incluyendo los que se habían impuesto a China. Los mercados accionarios se han recuperado. Pero posponer los aranceles es una forma de ganar tiempo: pospone una posible crisis, pero mantiene a la economía de EU y a sus socios comerciales en una gran incertidumbre.

Larry Summers, ex , asesor económico del Presidente Barack Obama y presidente de la Universidad de Harvard, ha sido uno de los más destacados y precisos críticos de las políticas comerciales de Trump. Enfatizó el carácter errático de las decisiones del Presidente, la posibilidad de que el país camine hacia una recesión e incluso de que el mundo pierda la confianza en los activos y valores de los EE UU.

Summers explicó también que las economías más avanzadas no generan más empleos manufactureros, sino los servicios y los sectores tecnológicos de punta. Y que la propuesta de Trump de financiar su gobierno con los impuestos que se impone al comercio exterior no solamente tendría efectos negativos sobre el crecimiento económico, sino que sería un impuesto regresivo, que afectaría mucho más a los consumidores promedio del país que a la población de mayores ingresos.

Finalmente, el déficit comercial de los EE UU. no significa que “el mundo se ha aprovechado de nosotros” como cree Trump. Se debe esencialmente a que se trata de una economía con una moneda fuerte que crece mucho. Una forma sencilla de reducir los déficit comerciales sería crecer menos. Absurdo, ¿verdad?

En el fondo de todo esto está un tema geopolítico: el ascenso de China como potencia mundial, comercial, tecnológica y militar. Su ascenso se apoyó en el llamado proceso de globalización, que ahora Trump quiere revertir en nombre de una ideología nacionalista extrema, que quisiera que su país produjera todo lo que requiere, especialmente manufacturas, como en el pasado. Además, la dependencia china de las exportaciones a los EE UU, aunque sigue siendo esencial, se ha reducido en los años recientes. Es decir, está menos expuesta a las tarifas del Sr. Trump.

En el corto plazo, una crisis por la deuda norteamericana difícilmente llevaría a que el dólar perdiera su carácter de moneda mundial, esencialmente porque no hay con qué sustituirlo. El oro guarda valor (y hasta lo incrementa en épocas de crisis), pero no tiene la liquidez para pagar todas las transacciones internacionales. Pero si sería mucho más costoso para al país sostener la deuda. Tendrían que reducir su gasto en programas sociales, educativos, de infraestructura de comunicaciones y de salud, al tiempo que probablemente no reducirían los gastos militares, con el susto del rearme chino. Seguiremos con estos temas.

No se incluye la deuda externa. El Presupuesto Anual de la Federación fue de 9.06 billones en 2024.Aunque la deuda creció significativamente, el crecimiento promedio anual del Producto durante el sexenio anterior fue de sólo 0,98%, uno de los periodos de crecimiento más bajo desde la década de 1980, a pesar de la política expansiva del gobierno 2018-2024. Esto indica que el endeudamiento interno ha servido más para compensar la diferencia entre lo que el gobierno gana y lo que gasta, y no para invertir en ampliar la planta productiva.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS