El 4 de octubre de 1965 el Papa Paulo VI, fue el primer pontífice de la Iglesia católica y Jefe del Estado Vaticano en participar en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

Con motivo del vigésimo aniversario de la fundación de esta importante institución, Paulo VI, fue el primer Papa en hacer un vuelo trasatlántico y el primero en llegar al continente americano, donde sus actos, palabras y actitudes dejaron profunda huella en la historia de nuestro tiempo.

Paulo VI asistió a la ONU entusiasmado por las grandes reformas logradas en el Concilio Vaticano II, heredado de su predecesor, Juan XXIII de quien continuó las ideas a favor del pacifismo, expresadas en su encíclica “Pacem in Terris” (1963).

Un reformador en todos sentidos y un conservador de los grandes principios de la Fe católica, la responsabilidad social y la ética pública, Paulo VI fue recibido por U Thant, reconocido diplomático y Secretario General en la sede de la ONU en Nueva York quien había superado las tensiones extremas de Estados Unidos contra la Unión Soviética por la intención de destacar misiles nucleares en la Cuba de Castro. El presidente de los trabajos de la Asamblea General era el legendario político y Primer Ministro italiano demócrata-cristiano, Amintore Fanfani.

Fue un capítulo donde coincidieron estos tres grandes pacifistas, en un mundo dividido por la confrontación creciente entre las potencias nucleares; unas de regímenes republicanos y democráticos y otras por naciones centralmente planificadas con gobiernos dictatoriales inspirados en interpretaciones a modo de las ideologías del socialismo y el comunismo.

En un discurso memorable, el pontífice italiano, Giovanni Battista Montini, que eligió ser llamado Paulo VI, se dirigió a la asamblea en idioma francés, lengua distintiva de la diplomacia. Defendió la libertad religiosa y exhortó a la defensa de la vida en contra de las medidas “irracionales para el control artificial de la natalidad que buscan reducir el número de comensales al banquete de la vida”.

Para fundamentar sus ideas pacifistas, citó uno de los retruécanos del fallecido presidente católico, John F. Kennedy: “La humanidad debe poner fin a la guerra, o la guerra pondrá fin a la humanidad”.

Las exigencias del pontífice, son sentencias que trascienden en el tiempo: “¡No más guerras! ¡Nunca más la guerra! Es la Paz lo que debe conducir el destino de los pueblos y de la humanidad”.

Y continuó advirtiendo que: “El verdadero peligro proviene del hombre mismo, que tiene a su disposición los mas poderosos instrumentos que pueden ser empleados para la destrucción como para las más ilustres conquistas”.

Su mensaje estuvo lleno de expresiones categóricas que, lamentablemente en el escenario de declaraciones y amenazas beligerantes de los líderes de hoy, tiene mucha actualidad. Su crítica a la arrogancia de los gobernantes es contundente: “Los hombres no pueden ser hermanos si no son humildes”.

Paulo VI se proponía cambiar la historia del futuro del mundo. Su encíclica “Populorum Progressio” (1967) es el referente de la Doctrina Social de la Iglesia, para promover la dignidad de todos los pueblos, la reducción de la miseria y la justicia social como bases de la superación humana.

Rúbrica. Le salió cara la lección a Disney. La sátira política es cosa seria y la censura nunca logra su objetivo.

Político y escritor

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