TikTok, la plataforma que ha transformado la manera en que nos conectamos y consumimos contenido, también ha llevado a la Corte Suprema de los Estados Unidos a enfrentarse a uno de los dilemas más complejos de nuestro tiempo. Su reciente decisión sobre esta aplicación no solo aborda cuestiones legales, sino que destaca cómo la interpretación constitucional es esencial para enfrentar los desafíos de un mundo digital y profundamente interconectado. Pero detrás de esta aparente neutralidad, surgen preguntas clave: ¿qué tan proporcional fue la medida? ¿Y hasta qué punto se protegieron realmente los derechos fundamentales?
En su opinión, la Corte Suprema determinó que la "Ley de Protección contra Aplicaciones Controladas por Adversarios Extranjeros" no violaba la Primera Enmienda al ser aplicada a TikTok, ya que sus disposiciones eran neutrales en cuanto al contenido y estaban justificadas por un interés apremiante de seguridad nacional. La ley establece que TikTok puede continuar operando en los Estados Unidos si desvincula sus operaciones del control de ByteDance Ltd., su empresa matriz con sede en China. Este requisito busca evitar que datos sensibles de usuarios estadounidenses sean accedidos y mal usados por el gobierno chino.
El gobierno estadounidense argumentó que TikTok recopila vastas cantidades de información personal de sus usuarios, incluyendo datos de localización, contactos y patrones de interacción, los cuales podrían ser utilizados por China para espionaje, chantaje o manipulación de contenido. La Corte consideró que estas preocupaciones eran válidas y respaldadas por evidencia sustancial, subrayando que el Congreso había actuado dentro de sus facultades al priorizar la protección de la seguridad nacional.
No obstante, esta decisión merece un análisis más profundo. Aunque la Corte afirmó que las restricciones eran proporcionales y sostuvo su constitucionalidad, el requisito de "desinversión calificada" plantea dudas sobre su verdadera efectividad. ¿Hasta qué punto esta medida logra proteger datos sensibles cuando las tecnologías de vigilancia y recolección de información son globales y no dependen únicamente del control corporativo? Más aún, ¿no podría esta acción sentar un precedente para justificar medidas similares contra plataformas que no estén alineadas con los intereses políticos de Estados Unidos?
Detrás de esta decisión se encuentran los fundamentos de un escrutinio intermedio. El escrutinio intermedio, la medida legislativa analizada debe acreditar estar relacionada de forma sustancial con un fin importante. Así, en este grado de escrutinio no basta con acreditar un interés legítimo, sino que se debe demostrar que el fin que persigue la medida es importante. De modo adicional, la medida no puede sólo estar encaminada en algún grado a conseguir el fin importante, sino que debe estar relacionada de forma sustancial. Un aspecto importante es que este nivel de escrutinio impone la carga de justificar la medida en el Estado. En el caso de Tiktok, la falta de transparencia sobre los riesgos concretos y la evidencia utilizada para justificar la ley pone en duda si este estándar se cumplió plenamente.
Ahora bien, este caso subraya la importancia de los tipos de interpretación constitucional utilizados por la Corte. Mientras el textualismo fue clave para evaluar el alcance literal de la ley, el uso de distintos métodos de interpretación permitió considerar cómo las disposiciones legales se integran con principios constitucionales y las implicaciones más amplias en un mundo tecnológico y geopolíticamente complejo. Este enfoque demuestra cómo la interpretación constitucional es mucho más que solo una herramienta técnica: es un mecanismo fundamental para garantizar que los principios de libertad, justicia y equidad puedan sostenerse frente a los retos del presente y del futuro.
En este sentido, la Corte nos recuerda que, al enfrentar problemas totalmente nuevos, debemos tener cuidado de no "entorpecer ni avergonzar al futuro" con interpretaciones excesivamente restrictivas o literales. Sin embargo, el enfoque adoptado en este caso plantea la cuestión de si las medidas regulatorias podrían entorpecer también el flujo libre de información y la innovación tecnológica en aras de un interés público que aún no se ha definido con claridad.
Finalmente, esta sentencia no puede separarse de su contexto político. La decisión de la Corte Suprema no solo aborda un tema legal, sino que también envía un mensaje en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China, destacando cómo el derecho actúa como un espacio donde se negocian poder y soberanía. Sin embargo, este mensaje corre el riesgo de normalizar un uso expansivo del discurso de seguridad nacional para limitar derechos. Este caso también ofrece lecciones valiosas para otras naciones, incluido México, sobre la importancia de instituciones judiciales independientes capaces de enfrentar los desafíos de un mundo digital sin comprometer las libertades.
En definitiva, la resolución sobre TikTok es un recordatorio de que la interpretación constitucional es mucho más que un ejercicio técnico o académico: es la herramienta que traduce los principios más esenciales de la democracia en soluciones prácticas para los retos de cada era. Solo a través de un enfoque dinámico, crítico y comprometido con la justicia, podemos garantizar que los valores fundamentales no solo sobrevivan, sino que prosperen en un mundo en constante transformación. Este caso nos invita a reflexionar sobre cómo queremos que el derecho moldee el futuro y sobre la responsabilidad que tienen los tribunales de no solo interpretar las leyes, sino también proteger el tejido democrático que sustenta nuestras democracias constitucionales.