La lucha por la reducción de la jornada laboral es una lucha por los términos legales en los que se reproduce la desigualdad en México.

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Durante la conmemoración del Día de las y los trabajadores, Sheinbaum anunció que establecería mesas de diálogo con el objetivo de trazar una ruta para la paulatina reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales en el país. Dicho anuncio parece una respuesta desde el poder ejecutivo ante el lento avance en el legislativo de esta iniciativa de reforma constitucional, así como una exigencia por parte de la clase trabajadora cada vez más potente y difícil de ignorar.

Al mismo tiempo, las organizaciones empresariales nuevamente se expresaron en contra de la iniciativa, argumentando que “no es el momento” para aprobarla, y que la reducción a la jornada laboral puede comprometer “”.

De igual forma, durante el , tanto los empresarios más ricos como desde el poder ejecutivo se habían negado a dar un apoyo incondicional a la reforma. ¿Por qué las élites del país, económicas y políticas, temen tanto a la reducción de la jornada laboral máxima a 40 horas?

Mi hipótesis es muy sencilla: porque está en juego la capacidad de explotación de la clase empresarial sobre la clase trabajadora y, por lo tanto, está en juego la forma en que se captura la plusvalía y se distribuyen los ingresos y la riqueza en el país.

Como he mencionado en , México no es un país pobre, es un país desigual; y la amplia capacidad de explotar a la clase trabajadora en nuestro país, en términos relativos frente a otros países, ha sido la columna vertebral de la desigualdad que caracteriza a nuestra sociedad y la piedra angular de las obscenas riquezas que se han amasado en pocas manos.

Así pues, aquí aporto algunos datos a la discusión y para dar bases a dicha hipótesis. De acuerdo con mi análisis basado en datos de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del INEGI, cerca del 55% de los trabajadores laboran más de 40 horas a la semana en el país: 23% trabajan entre 41 y 48 horas semanales, 14% entre 49 y 60 horas semanales (llamémosle jornada laboral extendida) y 18% trabajan más de 60 horas semanales (una jornada excesiva). Por cierto, sólo uno de cada diez de quienes trabajan más de las 48 horas legales reciben una compensación monetaria por las horas extra trabajadas.

De las personas que trabajan más de 40 horas a la semana en el país, diez millones viven en situación de pobreza por ingresos, y dos millones en situación de pobreza extrema. Como se pueden dar cuenta, su pobreza no se va a terminar “trabajando más”, como dice el credo meritocrático, sino que será más bien luchando por una mejor distribución de lo que producen y de su plusvalía.

Frecuentemente, el argumento de la clase empresarial contra la reducción de la jornada laboral utiliza como excusa la frágil situación de las micro y pequeñas empresas. Pero cuando se observan los datos, encontramos que 16% de los empleados en empresas con más de 250 trabajadores desempeñan jornadas superiores a 60 horas semanales, sumado a otro 15% que trabaja entre 48 y 60 horas.

En suma, tres de cada cuatro trabajadores de estas gigantescas empresas en México trabajan más de 40 horas, a pesar de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó en 1935 el , donde promueve la reducción de la duración del trabajo a cuarenta horas semanales, sin menoscabo en las condiciones de vida de los trabajadores. Pero claro, la clase empresarial va a explotar legalmente a los trabajadores tanto como sea legal (o por encima de dichos límites).

Como lo mencioné en la última columna que publiqué sobre el tema, si una gran empresa “sólo puede sostener su negocio” con jornadas laborales de 48 horas semanales para sus trabajadores, entonces su negocio no genera verdaderas “ganancias”, sino que se sostiene en la explotación laboral.

Al final de cuentas, la lucha por la reducción de la jornada laboral es una lucha por los términos legales en los que se reproduce la desigualdad en México. Es una lucha contra el principal factor explicativo detrás de los millones de personas en pobreza en el país, y la razón detrás de las inconmensurables fortunas acumuladas en unos cuantos.

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