Mike Waltz fue removido de su puesto como asesor de seguridad nacional de Trump y enviado a Naciones Unidas como embajador de Washington ante ese organismo. En muchos reportes se atribuye la salida de Waltz del círculo cercano de Trump al error cometido tras haber incluido a un periodista en un chat de Signal en el que se discutieron planes para una campaña de bombardeos en contra de los Houthies en Yemen y el Mar Rojo. No obstante, según el Washington Post, además de ese asunto, Trump se molestó con Waltz por haber establecido un canal secreto con Netanyahu para orquestar un potencial ataque conjunto contra Irán en un momento en el que Trump desea privilegiar las negociaciones. Estos hechos reflejan en realidad una disputa mayor entre un sector denominado “halcón” en el partido Republicano, y un sector más aislacionista denominado el “Team MAGA” o “America First”. Para entenderlo, explicamos lo que hay de fondo en el caso de Irán, las negociaciones o posibles ataques en contra de las instalaciones nucleares de ese país.
El contexto de las negociaciones EU-Irán
1. Para Trump, lo esencial no es firmar un acuerdo con Teherán sustancialmente mejor que el de 2015, sino generar la percepción de que lo es. Esto le brinda margen para negociar algo simbólico, rápido y presentable como un gran logro, sin necesidad de reconfigurar completamente lo que ya existía.
2. La administración estadounidense busca que Irán renuncie explícitamente al arma nuclear, no necesariamente al proyecto nuclear en sí. Si Teherán declara que su programa se mantendrá en el ámbito civil de forma indefinida, Trump podría considerar eso suficiente para firmar, dejando de lado críticas previas al acuerdo original.
3. Un acuerdo serio tardaría al menos año y medio en concretarse por la complejidad técnica. Pero Trump no dispone de ese tiempo. Necesita resultados inmediatos que lo proyecten como “hacedor de paz”, lo cual eleva el riesgo de que firme algo superficial y confíe en promesas iraníes, dejando detalles para después.
4. Por otro lado, Irán enfrenta una crisis económica profunda, creciente descontento social y una red regional debilitada tras su confrontación con Israel. Sus aliados están golpeados, y su margen de maniobra es menor que en 2018. Por ello, un acuerdo, aunque sea limitado, podría ser clave para su supervivencia y respiro económico.
5. Por tanto, aunque Trump ha intensificado la presión militar, no desea una guerra prolongada en Medio Oriente. Sabe que sería impopular, costosa y contradictoria con sus propias promesas. Así, aunque el escenario de guerra no es imposible, Trump intentará evitarlo, incluso si eso implica aceptar un acuerdo apenas equiparable al de Obama y presentarlo como un gran éxito. Dicho eso, si fracasa esa vía, el escenario de conflicto sigue siendo una posibilidad real.
Ese es el punto en el que entra debemos introducir el tema de Waltz.
La disputa que lleva a Trump a remover a Waltz como asesor de seguridad nacional
1. El Washington Post reveló hace unos días que Waltz y Netanyahu habían sostenido contactos informales y secretos con el fin de alinear sus posturas y eventualmente atacar las instalaciones nucleares iraníes. Esto habría molestado a Trump, y especialmente, a todo ese sector dentro de su administración que se opone a involucrar a EU en una nueva guerra en Medio Oriente. El primer ministro israelí negó la veracidad del reporte periodístico, pero Trump no lo ha negado hasta el momento de este escrito.
2. Es decir, algo que en su gestión previa era mucho más notable, también está presente, aunque en menor medida, en este momento. Se trata del choque entre los llamados “halcones” republicanos que enarbolan una visión más intervencionista y activa del rol de EU en temas internacionales versus el equipo MAGA o “America First” que sostienen una visión mucho más aislacionista, la cual busca alejar a EU de conflictos lejanos, ajenos y costosos y que busca definir prioridades de Washington en términos de intereses y réditos palpables y tangibles en lo inmediato.
3. Un ejemplo reciente lo podemos ver en la conversación señalada en el chat de Signal, en donde el vicepresidente Vance se opone a la campaña estadounidense contra los houthies en el Mar Rojo, comentando que las rutas que bloquea esa agrupación corresponden al comercio de Europa y que ellos son quienes tendrían que estar protegiendo sus intereses, no EU cuya afectación por la actividad de los houthies es mínima. Hegseth y Waltz, en ese chat, argumentan el caso de proceder con los bombardeos, y Vance finalmente lo acepta. Pero ya en el pasado, ese mismo vicepresidente ha expresado su abierta oposición a atacar a Irán, dado que involucraría a EU en una guerra no prioritaria y chuparía recursos que Washington requiere para otros temas.
4. En este ecosistema MAGA, hay un personaje sin puesto oficial que parece estar jugando un rol relevante. Se trata de Laura Loomer, una activista y comentarista de extrema derecha que, actualmente, representa para Trump una aliada leal en su lucha contra el "establishment" republicano y los medios tradicionales. Loomer se mantiene cercana a Trump desde su campaña, y de acuerdo con medios como el WAPO arriba citado, era una de quienes más se oponía a Waltz y a todo lo que él representaba.
5. Sea por ese tipo de voces, o bien, por convicción personal—que sabemos que la tiene—Trump ha elegido ya por lo pronto en dos ocasiones aislar la visión de personas de línea más dura. La primera fue con el General Kellogg, a quien había designado como negociador especial para Rusia-Ucrania. La prensa también reportó que Putin expresó su oposición a que él fuera el negociador dadas sus posturas más duras en el tema. Sea por eso o, una vez, más, por convicción personal, Trump lo ha relegado a un segundo plano y ha optado por convertir a su amigo empresario, Witkoff en el negociador mayor para Gaza, para Rusia-Ucrania y también para el tema de Irán. La segunda ocasión es esta, en la que Trump remueve a Waltz de su cercanía y lo envía a la representación de Washington ante la ONU.
6. El mensaje hacia lo internacional y en particular para Irán. Lo anterior nos puede llevar a muchas discusiones de política interna, pero por ahora, hay que resaltar que en Teherán este movimiento será leído como una seria preferencia de Trump por lograr un acuerdo, frente a la posibilidad de atacar a ese país. Dicho ataque no está descartado, pero el presidente claramente optará por seguir adelante con las negociaciones, como se señala arriba, y en dado caso de no conseguir un acuerdo, quizás elegirá una acción militar limitada (liderada por Israel) en la que EU no se involucre mayormente en la guerra. Ya lo veremos.
Instagram: @mauriciomesch
TW: @maurimm