Trump asegura que los houthies—el grupo rebelde de Yemen contra el cual Estados Unidos llevaba a cabo una campaña de bombardeos—han capitulado. De acuerdo con ese presidente, tras varias semanas de fuego, esa agrupación tuvo que ceder ante la presión estadounidense y rendirse. Recordemos que, en apoyo a Hamás, además de lanzar misiles contra Israel, los houthies llevan año y medio atacado a embarcaciones de muy distintas nacionalidades en el Mar Rojo. El tema, sin embargo, merece un examen más a fondo. Primero, porque los houthies se apresuraron a afirmar que Israel no está incluido en el acuerdo de cese al fuego. Segundo, porque distintos asesores militares en Washington llevaban semanas advirtiendo que la campaña contra los houthies era costosa, poco efectiva y desviaba recursos de regiones prioritarias, como Asia. Y tercero porque si bien Trump puede encuadrar este como un acuerdo ganador para EU, también los houthies parecen estar efectuando un movimiento táctico que les beneficia considerablemente para seguir adelante con sus hostilidades de forma más estratégica.
El contexto: los ataques de houthies en el Mar Rojo
Desde hace meses, la milicia houthi, un grupo rebelde de Yemen, ha intensificado su protagonismo en la arena internacional como parte del eje proiraní, aunque actuando también bajo una lógica autónoma. Su ofensiva incluye tanto ataques directos a Israel con misiles y drones en apoyo a Hamás, como una campaña sistemática de disrupción comercial en el Mar Rojo, que ha afectado a embarcaciones de múltiples nacionalidades y ha detonado la respuesta militar de Estados Unidos y sus aliados. Aunque Irán ha jugado un papel central en el fortalecimiento militar de los houthies, el grupo opera con metas propias, relacionadas con su consolidación como fuerza dominante en Yemen, su legitimidad frente al mundo árabe y musulmán, y su creciente independencia frente a Teherán. Así, la lucha que se dice originada en solidaridad con la causa palestina, ha evolucionado en una cruzada más amplia contra intereses occidentales, con implicaciones severas para el comercio global y la seguridad internacional.
La llegada de Trump al poder ha reconfigurado nuevamente este frente. El presidente no solo redesignó a los houthies como grupo terrorista, sino que lanzó los ataques más duros hasta ahora contra sus posiciones, en respuesta a la reanudación de amenazas y ofensivas houthies tras el fin del cese al fuego en Gaza. Sin embargo, como acá mismo lo explicamos antes, bombardear a los houthies con la expectativa de disuadirlos podría reproducir el mismo error que cometió Arabia Saudita durante años: reforzar su narrativa de resistencia y legitimar su causa ante un mundo que percibe la desproporción de las represalias. El mensaje de Trump es también para Irán y Hamás, pero, como en otros casos, de haber seguido adelante con los bombardeos contra esa agrupación, la campaña de EU pudo derivar en una escalada que le obligaría a prolongar un enfrentamiento que no tenía previsto.
El cese al fuego anunciado por Trump esta semana
1. Este es el tema central: Trump no desea una guerra mayor en Medio Oriente. Como lo explicamos en un texto previo, la salida de su asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, tiene que ver justamente con eso. En este momento, tanto el presidente como un influyente grupo en la Casa Blanca que incluye al vicepresidente Vance, sostienen que Washington debería elegir sus prioridades, y una guerra en Medio Oriente no es una de ellas. De hecho, el argumento de Vance en el filtrado chat de Signal, era que al atacar a los houthies, EU está defendiendo sobre todo intereses europeos, no los suyos, lo que contradice la doctrina de “America First”.
2. Aún así, los personajes de línea más dura en Washington lograron convencer a Trump de que una demostración de fuerza en Medio Oriente iba a enviar un poderoso mensaje a Irán y a muchos otros actores en el mundo, acerca de la determinación estadounidense. De ahí que el presidente autorizó bombardeos sostenidos contra los rebeldes yemeníes.
3. No obstante, a medida que la campaña contra los houthies se fue prolongando, ésta reveló su verdadera cara: ese tipo de organizaciones son muy difíciles de combatir solo mediante campañas aéreas; en todo caso, se requeriría una operación militar terrestre de largo aliento.
4. A esto se sumó la opinión de diversos análisis militares que indicaban que EU estaba desperdiciando recursos escasos en un asunto no prioritario, lo que podría impactar sus estrategias de largo plazo en regiones como Asia. Así que Trump estaba ya necesitado de una victoria en este campo.
5. Del otro lado, los houthies también deseaban que los ataques de EU cesaran cuanto antes. Su objetivo estratégico es mantener una campaña de asedio esencialmente contra Israel. Pelear contra dos enemigos poderosos al mismo tiempo no era lo mejor en términos de esas metas. Por tanto, eliminar los ataques de uno de ellos, parece tener todo el sentido.
6. Los eventos recientes son, en ese sentido, muy elocuentes. Hace unos días, un misil balístico enviado por los houthies desde Yemen, logró penetrar los escudos de defensa israelíes e impactó en el mayor aeropuerto de Israel, el de Tel Aviv. Aunque este ataque no causo bajas mortales y solo algunos heridos, muchas líneas aéreas cancelaron sus vuelos durante varios días tras lo cual, los houthies advirtieron que seguirían atacando ese aeropuerto. Si bien poco después, la fuerza israelí bombardeó severamente el aeropuerto de Sanaa, la capital de Yemen controlada por los houthies, el efecto psicológico, simbólico y político contra Israel, había sido logrado. Los houthies fueron enormemente aplaudidos en buena parte del mundo árabe, y consiguieron reforzar su liderazgo como grupo de resistencia contra quien es visto como el agresor de los palestinos. Aún así, para los houthies es altamente preferible no tener que lidiar con ese enemigo y con Estados Unidos a la vez.
7. Consecuentemente, la oferta de los houthies a Trump en negociaciones mediadas por Omán, consiste en detener sus ataques “en contra de embarcaciones estadounidenses”. Las declaraciones, sin embargo, no se comprometen a cesar los ataques en el Mar Rojo en contra de “embarcaciones israelíes”—lo que para los houthies incluye embarcaciones que ese grupo asocia de alguna manera u otra con Israel, ya sea porque algún miembro de la compañía o de sus accionistas es israelí, o simplemente porque sostienen comercio con ese país.
8. Para ser claros, los houthies declaran que su cese al fuego no incluye los ataques con misiles y drones en contra de Israel, lo que permite a esa agrupación seguirse presentando como la defensora de Hamás y de los palestinos, y así mantener su guerra psicológica y política contra Jerusalem. Aunque Israel continuará con sus fuertes bombardeos contra infraestructura controlada por los houthies en Yemen, la probabilidad de que ello detenga los ataques de esa organización es baja.
Como resultado, Trump gana porque puede presentar el cese al fuego como una victoria en un momento en que verdaderamente lo necesita, en especial previo a su viaje a Medio Oriente. Pero los houthies también ganan pues consiguen desactivar una de las mayores fuentes de presión militar, conservando la flexibilidad para seguir sus ataques contra Israel.
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