Michelle y Mateo estudian la primaria en la Ciudad de México. Desde hace casi un año, su escuela ha optado por la alimentación con comida natural, dejando fuera productos con sellos que dañan su salud.
“Si como sano, me siento más fuerte” y “lo bueno es que en la cooperativa siempre venden fruta variada, taquitos, enchiladas y así todos podemos comer mejor”, son algunas de las impresiones que comparten en una serie de videos difundidos por UNICEF y la Secretaría de Educación Pública.
Sus testimonios demuestran que México ha dado un paso crucial en la protección de la salud de la niñez y la adolescencia. Oficialmente, desde el pasado 29 de marzo, la comida chatarra ya no tiene cabida en las escuelas del país.
Este avance significativo pone a México como líder en prevención a nivel mundial. Además, es un gran paso para la salud de nuestras niñas y niños, quienes durante años han estado expuestos en las escuelas a productos ultraprocesados cargados de azúcares, grasas y sodio. Con 1 de cada 3 niños y adolescentes en México con sobrepeso u obesidad, esta medida no es solo oportuna, sino también urgente.
Como padre de familia, puedo decir que una de mis principales preocupaciones es la salud de mis hijos. Por eso, esta medida me parece vital: cuidar los alimentos que venden y distribuyen en la escuela es una forma directa de proteger su bienestar y darles herramientas para una vida más sana.
Las escuelas no solo cumplen una función académica, también son espacios donde se forjan hábitos que acompañarán a niñas y niños a lo largo de su vida. Garantizar que el entorno escolar ofrezca opciones nutritivas es esencial para fortalecer su desarrollo físico y cognitivo, mejorar su rendimiento académico y fomentar un bienestar integral.
Ningún cambio de comportamiento es fácil, especialmente cuando se trata de alimentación saludable. Para orientar a docentes, madres, padres, cooperativistas y niñez, el Gobierno de México ha impulsado la estrategia Vive Saludable, Vive Feliz, en colaboración con UNICEF, donde se comparten consejos prácticos y recetas hacia a una dieta más balanceada con frutas y verduras en las escuelas.
Es momento de apostar por un futuro donde la infancia tenga mejores oportunidades para crecer fuerte y sana, y así poder desarrollar todo su potencial.
UNICEF en México se ha sumado a este esfuerzo, entre otras acciones, recogiendo testimonios que reflejan las historias de la comunidad escolar para demostrar que el cambio es posible y que la transición hacia hábitos más saludables beneficia a la comunidad.
Las historias de niñas, niños y sus cuidadores evidencian que la prohibición de la comida chatarra en las escuelas no es solo una regulación, sino una transformación cultural que impactará de manera positiva a futuras generaciones.
La experiencia internacional nos muestra que este tipo de políticas pueden generar cambios profundos y sostenibles. Países como Chile y Argentina han adoptado regulaciones similares con resultados positivos en la reducción del consumo de productos ultraprocesados y en la mejora de la salud infantil.
Para que esta medida tenga un impacto real, es fundamental el compromiso de toda la sociedad. Las autoridades deben asegurar la supervisión efectiva de las normas, las comunidades escolares deben fomentar espacios de aprendizaje sobre alimentación saludable, y las familias deben reforzar estos hábitos en casa. El trabajo conjunto entre el gobierno, la sociedad civil y organismos internacionales, como UNICEF, es crucial para consolidar este esfuerzo y garantizar que cada niña y niño en México tengan acceso a una alimentación adecuada.
La alimentación saludable no debe ser un privilegio, sino un derecho garantizado para todas las niñas y niños. Sigamos trabajando en conjunto para que más niñas y niños, como Michelle y Mateo, crezcan con mayor salud, bienestar y oportunidades. Este es solo el inicio de un cambio necesario y urgente al cual cada uno de nosotros puede contribuir, con beneficios para todo México.
Embajador de UNICEF en México.Cuenta X: @DrMauricioGon