Como en la fábula de Esopo, Trump parece ser el lobo que el pastor anuncia repetidamente que acecha a las ovejas, sin que sea cierto, hasta que un día, cuando realmente aparece el lobo, la alarma del pastor pasa desatendida y el lobo devora a los corderos. La pausa a las tarifas ha generado un respiro de la economía, tuvo un buen efecto al interior de México y permitirá en treinta días saber si Trump es efectivamente el lobo que parece. Pero se trata simplemente de una tregua.
Por primera vez se ha visto a la presidenta Sheinbaum utilizar el bastón de mando, no necesariamente el que le encargó socarronamente su antecesor. Se ha visto liderazgo integral, una Presidenta que podría ser también de sus opositores, no se ve razón para que su liderazgo sea exclusivamente sectario. El país necesita una Presidenta de todos, hasta de quienes no la quieren, hay muchos. Hay que reconocer la eficiente asesoría que le brindan Relaciones Exteriores y Economía, las secretarías con los titulares con mayor prestigio y experiencia de su gobierno.
Por cierto, un sector de la oposición esperaba la imposición de las tarifas como la vía para erosionar al nuevo gobierno. Un poco el mismo talante de los mexicanos que celebraron las invasiones estadounidense y francesa del siglo XIX. Ahora con la pausa de los treinta días se da la oportunidad de conocer al verdadero Trump. Van a resolver la duda de si es efectivamente el lobo anunciado.
Trump lleva dos semanas de actividad febril cuyo efecto es desconcertar al enemigo y hasta al amigo. Trump se adueñó de la agenda de Estados Unidos y está en vías de apropiarse de la del mundo entero. En Estados Unidos lo ha hecho a través de sus órdenes ejecutivas. Algunas de dudosa legalidad o apego a la Constitución, en una clara suplantación de atribuciones exclusivas del Congreso.
Entre otras, el despido de 17 inspectores generales, funcionarios independientes que realizan una tarea de supervisión de las oficinas federales para evitar corrupción, malversación de fondos y mala conducta. Para hacerlo la ley establece que debe darse aviso al Congreso con treinta días de anticipación explicando las razones de los despidos. De llamar la atención igualmente el despido de los agentes del FBI que llevaban la investigación de las acusaciones en su contra.
Como estas medidas hay otras de mayor peso y repercusión mundial como la cancelación de la USAID (agencia de cooperación internacional). Esta decisión de despedir a cerca de diez mil personas afectará los programas de ayuda y desarrollo que Estados Unidos impulsaba en las regiones marginadas del mundo. De igual manera la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud o del Acuerdo de París demuestra el desdén del nuevo gobierno estadounidense por la cooperación internacional y del mundo multilateral.
En el terreno internacional Trump está alineado con un sector estadounidense que en geopolítica se conoce como soberanista. Trump rechaza el globalismo y está en franca oposición a la cooperación global de instituciones supranacionales. Por ello su ataque a la OTAN, su desdén a la Comunidad Económica Europea y el temor fundado de atreverse a desmantelar la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Por lo mientras, como decía mi vecina Esperancita, México salió librado de la amenaza de las tarifas, pero no olvidar que la espada sigue desenvainada. Trump quiere adueñarse de Groenlandia, ha expresado su deseo de anexarse a Canadá (ninguna novedad, remember Texas), Panamá está en la mira. Con estas medidas, qué argumentos tendría Estados Unidos para evitar la inminente recuperación china de la isla de Taiwán.
México obtuvo 30 días de pausa lo que es mejor que la imposición de las tarifas. No obstante, al término del plazo vendrá una evaluación del comportamiento mexicano, lo que es peor aún que las certificaciones anteriores en que se evaluaba a México por sus esfuerzos en contra del narcotráfico. Como lo ha planteado el Comité Editorial del New York Times, quien crea en la Constitución y en la honorabilidad del gobierno estadounidense debe estar seriamente preocupado porque ¡ahí viene Trump!
Profesor de Derecho Constitucional en la UNAM