La decisión de Telefónica-Movistar de abandonar el mercado mexicano es una mala señal para México por donde se le vea: competencia, confianza y seguridad jurídica.

De entrada, su retirada abre una nueva brecha para que América Móvil-Telcel aumente todavía más su dominio en el mercado de servicios móviles. Detrás del anuncio formal del presidente global de Telefónica, Marc Murtra, se anticipa un reordenamiento profundo de la telefonía móvil en México, con implicaciones directas para usuarios, competencia y para el país en su conjunto.

De acuerdo con el reporte más reciente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), correspondiente al primer trimestre de 2025, México cuenta con 142.3 millones de líneas activas. De ellas, Telcel concentra 83.25 millones, AT&T 23.01 millones y Movistar 21.11 millones. En términos de participación de mercado, eso representa alrededor de 58% para Telcel, 16% para AT&T y 15% para Movistar, con el resto en manos de los operadores móviles virtuales (OMV), que crecen en número pero dependen de la infraestructura de los grandes.

El IFT aclara que, desde 2025, cambió la metodología para contabilizar “líneas activas”. Ahora sólo se cuentan las que registraron tráfico en los últimos 90 días, lo que hace que no sean directamente comparables con los de años anteriores. Aun así, la tendencia es evidente. En 2013, antes de la reforma impulsada por Enrique Peña Nieto, Telcel tenía 69 % del mercado móvil; a lo largo de la década redujo su peso hasta el 56%, pero en los últimos años ha vuelto a ganar terreno. Con la salida de Movistar, el operador del magnate Carlos Slim podría regresar a niveles de participación similares a los de hace una década, consolidando una preponderancia o dominancia.

En el sector, la salida de Movistar tiene grandes implicaciones. Primero, reduce la competencia a dos los grandes operadores con red propia. Segundo, el costo anual del espectro, uno de los más altos de América Latina, seguirá inhibiendo la expansión de competidores. En los últimos años, Telefónica y AT&T devolvieron bandas por su inviabilidad económica, al ser el costo del espectro uno de los más caros de los países de la OCDE. Y tercero: la falta de un regulador autónomo con poder real para imponer condiciones asimétricas, lo que mantiene al líder sin verdaderos contrapesos.

Telcel ya domina el mercado móvil, los servicios empresariales y el tráfico de datos, con la red 4G más extendida y el despliegue 5G más rápido del país. Ningún otro operador tiene hoy el músculo financiero para rivalizar en cobertura o inversión. Y con la salida de un jugador histórico como Movistar, el camino se despeja aún más.

El contexto político también juega a favor de Slim. La llamada Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), creada este año por el gobierno de Claudia Sheinbaum, asumió varias de las funciones del IFT bajo un modelo centralizado. En la práctica, el país transita hacia un nuevo esquema regulatorio en el que la autonomía técnica cede espacio al control presupuestal y político del Ejecutivo. Dentro de esta nueva estructura se contempla la creación de una Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, adscrita a la ATDT, con atribuciones técnicas, pero bajo coordinación directa del Ejecutivo federal, lo que en la práctica reduce la autonomía que antes tenía el IFT.

Durante los primeros meses de Sheinbaum, Slim ha mantenido contacto constante con el gabinete económico y con la propia Presidenta, quien lo ha reconocido públicamente como un “aliado estratégico para el desarrollo digital”. América Móvil participa en proyectos de infraestructura de conectividad y ha evitado confrontaciones públicas como las que mantuvo con el IFT en sexenios pasados. La interlocución directa entre el magnate y la 4T facilita un entorno regulatorio más cómodo para el grupo y más incierto para sus competidores.

En contraste, AT&T —que llegó en 2015 con la promesa de dinamizar la competencia— ha optado por una postura defensiva. Su prioridad actual es la rentabilidad, no la expansión. Fuentes de la empresa admiten que el operador no planea participar en nuevas subastas de espectro por los altos costos de derechos, lo que la deja estancada en cuota y con una cobertura que se rezaga frente a Telcel.

El resultado de todo esto es un mercado que vuelve a concentrarse. Los OMV, como Bait de Walmart o Virgin Mobile, crecen rápidamente, pero no tienen red propia ni márgenes amplios. Compiten en precio, no en infraestructura. Y con la desaparición de Movistar, la competencia en red se limita a un duopolio desigual: Telcel, con casi 60% del mercado, frente a un AT&T que ronda el 15%.

Para los usuarios, habrá menos opciones, por menores presiones en precios y poca innovación comercial. La promesa de tarifas cada vez más bajas y servicios más eficientes podría revertirse. Si el nuevo regulador no impone límites claros a la concentración ni revisa la política fiscal del espectro, México podría volver a un escenario similar al previo a la reforma, con Telcel como el árbitro y jugador dominante del sector.

La salida de Movistar, entonces, no sólo es una señal del desgaste de la competencia, sino el síntoma de la dominancia de un preponderante y la falta de regulaciones eficientes para mejorar los equilibrios en un sector más que relevante para el crecimiento y desarrollo de México.

Posdata 1

Ya trascendió que Telefónica-Movistar está en negociaciones avanzadas para ser vendida a Beyond One, propietaria de Virgin Mobile México, por un monto superior a 500 millones de euros.

La eventual venta consolidaría a Virgin Mobile como uno de los jugadores más relevantes entre los operadores móviles virtuales (OMV), un segmento que ha crecido de manera acelerada en México. Hoy, los OMV concentran más del 13% del mercado, y casos como Bait, la firma de Walmart, ya superan los 23 millones de líneas activas, colocándose incluso por encima de Movistar.

En este contexto, la salida de Telefónica no solo deja un hueco entre los grandes operadores tradicionales, sino que acelera la transformación del mercado hacia un modelo dominado por Telcel y AT&T, con los OMV expandiéndose en los márgenes. Pero aunque Bait y Virgin crecen a ritmo vertiginoso, compiten en precio, no en infraestructura, pues dependen de las redes de los mismos gigantes que intentan desafiar. Y eso, al final, sigue jugando a favor de Carlos Slim.

Posdata 2

En el Senado se aprobó por unanimidad —91 votos a favor, ninguno en contra— la reforma que adiciona las fracciones VIII y IX al artículo 76 BIS de la Ley Federal de Protección al Consumidor, impulsada por la senadora morenista Andrea Chávez. La iniciativa, que busca regular la cancelación de suscripciones y membresías con cobros automáticos, fue avalada apenas un día después de que la Profeco emitiera una opinión en contra por considerarla jurídicamente contradictoria.

El dictamen obliga a los proveedores a informar de forma clara si un servicio implica cargos recurrentes y a notificar con al menos cinco días naturales de anticipación antes de renovar automáticamente un contrato, permitiendo su cancelación inmediata y sin penalización. La intención, supuestamente, es proteger al consumidor frente a cobros automáticos abusivos de plataformas digitales y servicios financieros, pero la Profeco advirtió que esa disposición choca con la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que establece un plazo de 30 días, no cinco, para cualquier notificación o modificación contractual.

En su oficio del 4 de noviembre, la Subprocuradora Jurídica de Profeco, Gabriela Limón García, alertó que aprobar el texto así generaría una antinomia jurídica, al coexistir dos normas del mismo sistema legal con consecuencias incompatibles, lo que podría derivar en litigios y amparos de empresas tecnológicas, bancos o proveedores de servicios digitales. Además, dijo que reducir el plazo de aviso puede terminar perjudicando la seguridad jurídica del propio consumidor y abrir espacios de discrecionalidad.

Pese a esa advertencia, el bloque oficialista en el Senado dio luz verde al proyecto, fortaleciendo el discurso político de “defensa del consumidor digital”, aunque a costa de la consistencia normativa. El cambio podría impactar a plataformas como Netflix, Amazon, Spotify, Apple o servicios fintech que dependen de cobros automáticos, un mercado valuado en más de 200 mil millones de pesos anuales.

Posdata 3

Adidas presentó este martes 5 de noviembre, en su sede de Atlampa, Ciudad de México, el nuevo jersey oficial de la Selección Mexicana para el Mundial de 2026. La camiseta recupera el tradicional verde como color de local, con un diseño que combina patrones inspirados en el calendario azteca y el plumaje del quetzal, símbolo de identidad y renacimiento. La marca alemana, que por cierto echa mano del talento mexicano de Grupo Martex, de Santiago Martí, para fabricar los jerseys, apostó por una textura geométrica que busca reflejar “la energía y orgullo del futbol mexicano”, además de incorporar la frase “Somos México” en el cuello interno. El lanzamiento se acompañó de un espectáculo visual con luces, humo tricolor y música en vivo, en un ambiente que recordó que el país será una de las tres sedes del Mundial junto con Estados Unidos y Canadá.

Encabezó el evento el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, quien ha intensificado su discurso sobre la importancia de la justa mundialista como catalizador económico y deportivo. Recientemente advirtió que “un mal Mundial se pierde por todos lados: en patrocinios, en finanzas y, sobre todo, en confianza”. Dijo que el 2025 ha sido el año con mayores ingresos en la historia de la Federación Mexicana de Futbol y que el reto es traducirlos en formación de talento, fortalecimiento de ligas menores y competitividad internacional.

Arriola también confirmó que México disputará una serie de partidos de preparación ante selecciones de Centroamérica, como parte del plan del técnico Javier Aguirre, mientras los estadios de Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México afinan detalles logísticos para recibir la Copa del Mundo. Entre tanto, la nueva camiseta del “Tri” se convierte en símbolo y vitrina de un país que apuesta por recuperar la identidad futbolística y la credibilidad perdida. Un recordatorio de que la ilusión mundialista ya comenzó… y que esta vez no hay margen de error.

Posdatas 4

Muchas felicidades a los colegas de Político MX y Polls.mx por sus primeros 10 años. Que vengan muchos más.

@MarioMal

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