La toma de protesta de Claudia Sheinbaum como presidenta de México abre un nuevo capítulo en la vida del país. En su discurso, destacó la seguridad como pilar fundamental de su gobierno. La mandataria prometió una estrategia basada en cuatro ejes: atención a las causas, fortalecimiento de la Guardia Nacional, uso de inteligencia e investigación y coordinación. Son estos dos últimos, los que determinarán el éxito o el fracaso y los que podrán diferenciar esta administración de los desastrosos resultados anteriores.
Por la trayectoria del nuevo titular de la Secretaría de Seguridad (SSPC), Omar García Harfuch, se ha señalado que éste no hubiera aceptado el cargo sin la certeza de que su nombramiento viene con el respaldo político de la Presidenta y el compromiso de enfrentar el caos de violencias que sufren los mexicanos. Sin embargo, la realidad es brutal: no bastan las palabras, la estrategia debe traducirse en acciones, métricas y un presupuesto robusto.
Aún conocemos poco de la estrategia, pero lo anunciado hasta ahora implicaría que la SSPC volverá a ser la encargada de la seguridad del país, teniendo a su mando los ejes de inteligencia e investigación, así como la coordinación. Fortalecer y recuperar el control sobre las áreas de inteligencia civil y reactivar Plataforma México serán pasos en la dirección correcta; sin el control de la inteligencia, seguiremos ciegos ante el crimen organizado. No obstante, tener el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no basta, lo anunciado es también consolidar un equipo de investigación civil competente, lo cual será fundamental para que las carpetas de investigación estén sustentadas al presentarlas ante el juez.
Para la coordinación, un área que históricamente ha sido compleja por falta de voluntad política y de recursos, además de mal diseñada desde la ley, la Presidenta designó a Marcela Figueroa como titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ella es una funcionaria con resultados en sus anteriores responsabilidades y de la confianza del Secretario. El reto que se le presenta es monumental: reestructurar las policías estatales, municipales, fiscalías y centros penitenciarios al tiempo de tener coordinación efectiva entre estos actores. Sin ello cualquier plan será una ilusión.
Por último, lograr que se cumplan en la práctica estos dos ejes, requiere que García Harfuch además de ser experto en seguridad tenga aptitudes políticas e inicie una relación entre iguales y de respeto con los Secretarios de la Defensa –general Ricardo Trevilla– y de la Marina –almirante Raymundo Pedro Morales–. Solo así podrá liderar la coordinación con las Fuerzas Armadas y la estrategia de seguridad civil.
Pero no nos engañemos, las promesas son solo el principio. Lo que hemos visto en administraciones anteriores, donde se desmanteló la Policía Federal y se abandonaron a las policías locales y fiscalías, es un recordatorio de lo que está en juego. Claudia Sheinbaum deberá enfrentar la dura realidad de un país donde el crimen controla, de facto, el 30% del territorio nacional.
La inclusión de la sociedad civil y las organizaciones expertas en seguridad es una oportunidad y una necesidad. Solo con un seguimiento cercano, podremos evitar que esta estrategia se convierta en otro sexenio desperdiciado. Sobre todo se debe garantizar que no se cometan abusos de poder, ni se violen derechos fundamentales.
Si queremos construir la paz, debemos entender que el verdadero cambio no vendrá de promesas, sino de resultados y estos no serán inmediatos. Los ciudadanos, que ya han esperado demasiado, merecen que esta vez sea diferente. ¿Estará el nuevo gobierno a la altura del desafío? La respuesta está en la estrategia, el presupuesto, las acciones y la tan anhelada pacificación del país. (Colaboró René Gerez López)
Presidenta de Causa en Común