Antes que nada, quiero referirme al cobarde asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Su muerte —a cargo del crimen organizado— no sólo ocurrió en una fiesta pública, en la plaza principal del municipio, sino que ocurrió en medio de la ausencia y abandono del Estado mexicano. Mi solidaridad con su familia, con Uruapan y con Michoacán.
En su labor como diputado federal lo vi enfrentarse, constantemente, a su propio grupo parlamentario para mantener sus propias convicciones y denunciar el clima de inseguridad en el que vivimos. Tengo, incluso, una anécdota personal con él que me demostró siempre su respeto. Pude advertir que sería un alcalde independiente —tanto de Morena como del gobierno— si llegaba a ganar en Uruapan. Y ganó en 2024.
Lo seguí en las redes, lo escuché en entrevistas y todos oímos la forma en que pedía ayuda a la Federación mientras enfrentaba al gobernador morenista de Michoacán. Apenas habían pasado unos días del asesinato de Bernardo Bravo —un mexicano bueno, valiente, honesto y empresario—, cuando ahora nos enfrentamos al homicidio de otro valiente y gran servidor público mexicano.
Conocí a Carlos Manzo porque fue mi compañero en la Cámara de Diputados durante la pasada legislatura. Unos meses antes de solicitar licencia para competir por la alcaldía de Uruapan, durante la discusión del Presupuesto de Egresos para el 2024, subió a tribuna para subrayar la importancia de la salud y celebró que se contemplara al Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social de Uruapan. Hoy espero que, al menos a ese hospital, se le otorguen más recursos el próximo año, porque a todas las instituciones y hospitales de salud se les ha recortado dinero.
Ya como alcalde, le oí hablar de la inseguridad, sobre la urgencia de ayuda para enfrentar al crimen; denunció reiteradamente la complicidad de la policía estatal y el abandono de la autoridad federal. Cuánta frustración. Requerimos de una verdadera construcción comunitaria por la paz que no se dará a través de imposiciones y de negación al diálogo.
Mi primera intención fue escribir estas líneas sobre el presupuesto. Sin embargo, este suceso, el impacto que nos genera y el luto que sentimos los mexicanos me obligan a no extenderme al respecto y sólo señalar algo: hay un perdedor en ese presupuesto, ese perdedor es la salud porque Morena le quitó recursos a la Secretaría y a todos los institutos del sistema de salud, les removió programas y otros muy importantes fueron trasladados a secretarías “más convenientes”. Pero esto no es el único. Incluso a las familias de los integrantes del Ejército Mexicano les reducen sus becas y pensiones; la cultura sigue siendo castigada con uno de los peores presupuestos y las instituciones tecnológicas de educación media y superior no reciben en medida alguna lo necesario. Otra vez los niños y las niñas serán poco apreciados y sobra decir que para los adolescentes no se prevé absolutamente nada. Hoy lunes tendremos la sesión de la comisión de presupuesto, seguramente se aprobará por parte de Morena y seguirán dos días de discusiones. Reflexionemos además en el destino de aquellos valientes que, en el México de hoy, se atreven a desafiar las injusticias, al crimen y a los propios aliados en la búsqueda de una mejor condición de vida para sus hijos y los de todos los mexicanos.
Diputada federal. @Mzavalagc

