En las últimas entregas hemos hablado de la realidad desastrosa que vive Sinaloa, tanto en lo económico, lo social, lo político, y el tema de la alarmante inseguridad que padece derivado de la confrontación de los 2 principales grupos que integraban el Cártel de Sinaloa.

Mientras el gobierno estatal sigue en la negación de la realidad y los gobiernos municipales brillan por su ausencia, nosotros hemos dejado claro que sí hay cosas que los gobiernos pueden hacer para mitigar los efectos negativos en la economía, derivado de la crisis de violencia que sufre el estado desde hace ya 8 meses.

Hemos señalado que para la mitigación de la crisis económica se requiere un criterio de urgencia para evitar que nuestra economía siga hundiéndose, pero también hemos dicho que debemos diseñar un plan estratégico con visión de futuro que permita reconstruir la economía y el tejido social, y dé rumbo a los sinaloenses para los próximos 30 años.

Este plan de viraje debe construirse entre la sociedad y el gobierno, y debe ser de trascendencia transexenal por lo que requerirá de liderazgos políticos y sociales que sumen -y no dividan- y al mismo tiempo con la autoridad moral que permita el apego irrestricto al plan acordado.

Ya lo dijimos, si Sinaloa hace nuevamente la apuesta equivocada, los efectos nos costarán generaciones enteras que pagarán las consecuencias.

¿Qué fortalezas tiene Sinaloa hoy que pueden ser un asidero para evitar que la economía se hunda más? ¿Qué fortalezas y oportunidades pueden ser detonadores y diferenciadores que permitan construir el futuro del estado?

¿Qué debilidades padece Sinaloa que debe atender urgente y decididamente ya que son requisitos indispensables a superar para poder construir el futuro anhelado?

Sinaloa tiene que reinventarse y no puede seguir inercialmente por el mismo camino económico, político, social y criminal.

El diagnóstico debe partir del análisis de su economía y demografía actual, así como de su realidad social, y solo así visualizar cómo queremos ser y qué se requiere hacer para lograrlo en X años. Esto tendrá que hacerse para sus 4 regiones principales: norte, centro, sur y sierra, destacando las vocaciones de cada región.

Todo esto demanda prioridades y resolver lo básico, ya que ni lo básico está bien en Sinaloa. Algunos trasnochados siguen apostando al campo como factor detonante, sin entender que el campo sinaloense fue detonador del estado hace más de 50 años y ya no lo es. Aún asi puede ser un salvavidas actual para no hundirnos más si la 4T decide apoyarlo dándole certeza y rentabilidad, mientras logramos dar el viraje a otras actividades que tengan futuro.

Mazatlán tiene una clara vocación turística y puede también ser industrial. Los Mochis tiene un gran potencial industrial por su centro logístico que es el puerto de Topolobampo y el ferrocarril Chihuahua-Pacífico; mientras Culiacán su vocación son servicios. ¿Qué servicios? Esto es parte de lo que debe definir el plan.

Sin embargo, nada de esto será posible si no se logra consolidar la gobernabilidad y se conquista la soberanía por parte del estado mexicano, arrebatándolo a los criminales que hoy se creen dueños de Sinaloa.

P.D. Me sorprendió que después de mi último artículo “Viraje estratégico” no tuve absolutamente ninguna llamada de personas de gobierno, ni de empresarios, ni académicos que se interesaran por generar un plan de futuro para Sinaloa.

¿Qué no el Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa, CODESIN, es para eso?

Ingeniero industrial y empresario

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